Cómo construir la resiliencia de los negocios en una era de riesgos y turbulencias

El clima, la tecnología, la geopolítica, la economía y las cuestiones sociales siguen complicando las operaciones, la toma de decisiones y las estrategias de las empresas, según se desprende del Informe sobre Riesgos Globales 2024.

A corto plazo, algunos riesgos pueden empeorar y alcanzar un punto de inflexión, entre ellos los relacionados con la IA, el clima y la economía. Esto podría provocar importantes disrupciones en las cadenas de suministro, el desarrollo humano y la sociedad civil.

A largo plazo, las perspectivas a diez años del Informe sobre Riesgos Globales están dominadas por los riesgos ambientales, así como por la IA y los riesgos cibernéticos. Sin una preparación y mitigación profundas, el mundo podría enfrentarse a disrupciones capaces de revertir la prosperidad, conducir al fracaso de la adaptación al clima y llevar a comportamientos erráticos de la tecnología avanzada.

Navegar por este complejo panorama de riesgos, y más, aprovechar las oportunidades que presenta exigirá aumentar la resiliencia a nivel organizativo, nacional e internacional. También requerirá una mayor cooperación entre los sectores público y privado.

Aunque la IA se utiliza desde hace décadas, desde el lanzamiento de ChatGPT y herramientas similares a finales de 2022, la IA generativa ganó los titulares, desencadenó debates normativos y pasó a figurar entre los factores de riesgos. Junto con una serie de oportunidades, la IA generativa conlleva graves implicaciones de riesgo, como los relacionados con los derechos de autor, el riesgo cibernético, la desinformación y cambios en el entorno normativo.

Impulsadas por la rápida evolución de la IA generativa, la difusión de información errónea y la desinformación han pasado del decimosexto puesto en el informe del año pasado al número uno en la clasificación de riesgos a corto plazo (horizonte de dos años). También se situó entre los cinco primeros en el panorama de riesgos actuales y a largo plazo.

Las organizaciones deben debatir seriamente cómo y cuándo utilizar la IA, lo que incluye anticipar y gestionar sus riesgos. Por ejemplo, a medida que las empresas desarrollan IA generativa interna, deben seguir verificando los resultados, que a veces pueden ser erróneos, lo que popularmente se conoce como "alucinaciones". La carga de verificar la precisión y la relevancia contextual de los resultados de la IA sigue recayendo en los usuarios humanos.

A nivel social, la IA generativa contribuye potencialmente a la desconfianza en las instituciones y elecciones, debido a los intentos de agentes nacionales y extranjeros de influir en los votantes y los resultados. Como dice el Informe sobre Riesgos Globales, "las implicaciones de estas campañas manipuladoras podrían ser profundas, amenazando los procesos democráticos". El informe señala los fuertes vínculos entre la difusión de información errónea y la desinformación y la polarización social e incluso la violencia intraestatal.

La tecnología de IA también puede ser utilizada como arma por agentes maliciosos para explotar las vulnerabilidades en las nuevas vías digitales del lugar de trabajo, poniendo a más personas y empresas en riesgo de ciberataques, phishing y ciberdelincuencia.

La pérdida de puestos de trabajo a causa de la IA generativa y las tecnologías avanzadas es un riesgo y una preocupación constantes para muchas partes interesadas. Pero mientras se pierden algunos puestos de trabajo, surgirán otros. Cada vez más organizaciones utilizan la IA y las tecnologías avanzadas para mejorar los procesos empresariales y la productividad, lo que a su vez creará nuevas oportunidades de empleo, así como nuevos riesgos en la contratación, la formación y la mejora de las cualificaciones.

Las organizaciones resilientes pueden prepararse para los riesgos y oportunidades de la IA evaluando sus huellas digitales y de ciberseguridad, instituyendo controles y orientaciones de mejores prácticas, y sujetando sus estrategias de crecimiento a pruebas de estrés.

Dos de los principales riesgos a corto plazo este año están relacionados con el cambio climático y la geopolítica, que afectan a las cadenas mundiales de suministro.

La preocupación por la propagación de las tensiones geopolíticas y geoeconómicas aumentó a raíz de la guerra entre Israel y Gaza, la guerra entre Rusia y Ucrania, las elecciones nacionales previstas para 2024 y otros acontecimientos. La guerra abierta, los conflictos latentes y las crisis humanitarias pueden obstaculizar el flujo de recursos, alimentos y suministros de energía, amenazando la salud humana y afectando a las operaciones y la estrategia empresariales.

Los fenómenos meteorológicos extremos, agravados por el cambio climático, también pueden alterar las cadenas de suministro. Y cuando los acontecimientos se producen simultáneamente, los resultados se agravan. Por ejemplo, los recientes ataques a buques en el Mar Rojo obligaron a algunas compañías navieras a buscar rutas alternativas, lo que añade tiempo y costes al viaje. Al mismo tiempo, la falta de lluvias ha perturbado el transporte marítimo a través del Canal de Panamá, prolongando los tiempos de tránsito y aumentando potencialmente los precios de las mercancías transportadas y el impacto ambiental.

A medida que las organizaciones evalúan la adecuación de sus cadenas de suministro, deben anticiparse a las turbulencias geopolíticas y las perturbaciones climáticas entre los riesgos para los que se están preparando. Esto podría incluir la planificación de posibles interrupciones causadas por conflictos regionales, malas cosechas provocadas por el clima, ciberataques maliciosos en las redes comerciales y controles de exportación de minerales clave.

Mediante evaluaciones de vulnerabilidad, planificación de escenarios, onshoring y reshoring, y el uso de proveedores y rutas comerciales alternativos, las organizaciones pueden reducir potencialmente el impacto de tales interrupciones.

Dada la variedad de riesgos a los que se enfrenta el mundo, las asociaciones público-privadas son cada vez más necesarias para hacer que las estrategias de resiliencia sean sólidas.

Pensemos en el clima. Sin un compromiso y una acción inmediatos por parte de los sectores público y privado, el mundo podría sobrepasar en breve un punto de inflexión irreversible -un aumento de 3º Celsius- a partir del cual la adaptación ya no será posible y se producirán fenómenos meteorológicos desastrosos.

O cuestiones relacionadas con la mano de obra del futuro, como la forma en que la IA y las tecnologías avanzadas afectarán a la vida de las personas: si tienen trabajo y dónde deben vivir. La recapacitación profesional y el reciclaje pueden ayudar a mitigar algunos de estos riesgos, aunque hay costes económicos, costes de oportunidad y otras cuestiones.

La colaboración entre los sectores público y privado en relación con estos riesgos y otros muchos puede contribuir a garantizar la existencia de incentivos y ayudas eficaces a la transición para satisfacer las crecientes demandas futuras de la sociedad.

Para navegar por este panorama de riesgos en rápida evolución será necesario un enfoque incansable para aumentar la resiliencia a nivel organizativo, nacional e internacional, así como una mayor cooperación entre los sectores público y privado.

Para mejorar su resiliencia, las organizaciones deben centrarse en los siguientes aspectos clave:

Mediante enfoques creativos y una mayor cooperación para mitigar los riesgos, las crisis interconectadas y sus consecuencias, las empresas, los gobiernos y las partes interesadas de la sociedad pueden reducir la incertidumbre, mejorar la toma de decisiones y las respuestas en materia de inversión en riesgos con el fin de aumentar la resiliencia a largo plazo a escala mundial.