9 principios de diseño para ayudar a conseguir viviendas asequibles de alto valor

Hacer viviendas para la gente parece algo que debería ser obvio y fácil de conseguir, pero en la mayoría de los lugares no es ni lo uno ni lo otro. La vivienda, como todo el entorno construido, es una ficha en un juego en el que la política, los códigos, las oposiciones a planes que cambien la geografía local, y la eficiencia de costes marcan la pauta.

Por estas razones, en muchas comunidades existe la necesidad de viviendas asequibles y alcanzables. Por vivienda asequible suele entenderse la vivienda subvencionada, y por alcanzable (a veces denominada "alcanzable por diseño"), la vivienda que cuesta menos de un tercio de los ingresos medios mensuales de la zona.

Aunque no existe una receta exacta para solucionarlo, sí hay formas de aprovechar al máximo el dinero y las oportunidades disponibles. Este conjunto de principios -conceptos generales que varían en escala y proporcionan una base esencial para crear lugares prósperos- mejorará el diseño de viviendas a todos los niveles. El diseño de viviendas sostenibles requiere orientarse por la comprensión de las necesidades humanas y por el objetivo de enriquecer la vida de las personas en sus hogares, reparando y apoyando a las comunidades.

He aquí nueve principios rectores que pueden ayudar a crear comunidades y viviendas adecuadas para las personas.

Crear, reparar y mejorar las conexiones dentro de los barrios existentes. Con cada edificio que desarrollamos o diseñamos, tenemos la oportunidad -y la responsabilidad- de ser activistas urbanos y defensores de ciudades habitables. Observa tu ubicación con la mayor amplitud de miras posible, a través de la lente de un diseñador urbano, y pregúntate: "¿Qué necesita este lugar para mantener su vitalidad o volver a la vida? ¿Cómo puede este edificio anclar, reparar o apoyar este barrio?".

Diseñar una forma de edificio audaz e interesante. Una forma arquitectónica robusta distingue un edificio sin depender de materiales específicos o caros para causar sensación. La elección de materiales y otros detalles puede acabar en el tajo cuando los costes se disparan. Apuesta por un gran movimiento que cause impacto estructural: los beneficios se mantendrán a lo largo de todo el proceso de desarrollo.

Concentrar los materiales de primera calidad en los puntos de disfrute compartido. Mantener la sencillez en el resto. Independientemente del emplazamiento, la ubicación o la tipología, los edificios tienen presupuestos, y esos presupuestos suelen ser más reducidos de lo ideal. Usa el dinero disponible con prudencia y determinación. Los puntos de gran visibilidad y las zonas de uso común son lugares idóneos para instalar elementos, materiales o acabados que mejoren la experiencia del edificio.

Dinamizar el paisaje urbano con una planta baja generosa y de uso mixto. Los primeros seres humanos evolucionaron para ver los primeros 6 metros de frente, por encima y a su alrededor, y así es como seguimos percibiendo los edificios y los lugares en el entorno urbano moderno. Activar los bordes significa evitar los espacios inactivos donde deben prevalecer los usos dinámicos. Prioriza los usos interactivos -espacios comunitarios, patios, entradas o asientos- en el espacio principal donde el edificio se encuentra con el borde de la calle, para garantizar una interacción viva entre el edificio y el espacio público.

Establecer un tono positivo con una entrada luminosa y atractiva. Una puerta de entrada elegante y acogedora crea expectativas de inclusión y anima a la gente a tratar el edificio y a sus residentes con respeto. Una entrada prominente, transparente y accesible facilita la transición entre el espacio público y la comunidad. Y es práctica: ayuda a encontrar la puerta principal, lo que puede resultar difícil en un edificio grande.

Colocar juntos usos compatibles añade comodidad, favorece los encuentros sociales y crea vínculos duraderos. Crear una buena vivienda es mucho más que proporcionar un lugar donde vivir, dormir y realizar las tareas cotidianas. Se trata de maximizar las conexiones humanas de forma que la vida sea más rica, fácil y significativa. Piensa en los espacios semipúblicos y compartidos como un sistema cohesionado e integrado; son los órganos vitales que dan vida y vigor al edificio.

Proporcionar luz y aire fresco en pasillos y escaleras para conectar con la naturaleza y animar a caminar. La circulación es la forma en que las personas se desplazan por un edificio e interactúan con él: entradas, pasillos, puentes, escaleras y ascensores. La disposición de estos elementos influye en el movimiento de las personas por el edificio. La gracia de estos espacios e intersecciones influye en cómo se sienten las personas cuando forman parte de ese flujo.

Utilizar el arte para dinamizar los espacios comunes, ayudar a orientarse y crear una fuerte identidad visual. Para muchas personas, el arte puede tener una resonancia más inmediata que los detalles arquitectónicos. Colocar obras de arte en los edificios aporta capas de color y textura, contexto y un toque humano. Los enfoques creativos de la integración de las obras de arte (reproducciones bajo licencia o integración de las obras de arte en las funciones básicas del edificio) pueden ayudar a garantizar la viabilidad de las obras de arte dentro de un presupuesto ajustado.

Reflejar el carácter de la comunidad y ofrecer oportunidades de expresión personal. Un edificio debe sentirse como el hogar de quienes viven en él. Esto puede lograrse mediante murales u otras expresiones culturalmente específicas en el edificio.

El éxito de una vivienda asequible y alcanzable radica en la comunidad a la que sirve. Una parte vital de la construcción de viviendas para las personas consiste en conectar con los residentes actuales y futuros, y luego aplicar estas ideas. Para ello, cultivan la idea de que la forma en que vivimos en relación con las personas y el lugar determina el carácter general, la salud y la resiliencia de una ciudad.