Guarderías asequibles son posibles - eso es por lo que su acceso beneficiaría a todos

El mes pasado pedimos a nuestros seguidores en Instagram que nos dijeran cuánto pagaban por la guardería. Recibimos más de mil respuestas, desde padres y madres que gastan más en guarderías que en el pago mensual de su hipoteca hasta los que han dejado su trabajo porque los gastos de guardería se comen su sueldo, pasando por quienes que se han trasladado al extranjero en busca de guarderías más asequibles.

Según un estudio de UNICEF de 2021, las políticas de atención a la infancia de Estados Unidos ocupan el puesto 40 de 41 países ricos, debido a la falta de licencias o permisos parentales y a la escasez de guarderías de calidad y asequibles.

De hecho, mientras que las familias estadounidenses afirman gastar más de 6000 dólares al mes en guarderías, el gobierno de EE. UU. sólo invierte unos 500 dólares por familia al año en niños de 2 años o menos.

En cierto sentido, el cuidado de los niños es una crisis exclusivamente estadounidense, arraigada en la exaltación del individualismo y la primacía del núcleo familiar. Sin embargo, estas historias y las de madres y padres de todo el mundo nos recuerdan que el cuidado de los niños es, de hecho, un reto global con implicaciones globales. La respuesta, por tanto, debe ser global.

En todo el mundo, las políticas, las filosofías y los problemas relacionados con el cuidado de los niños son tan variados como las propias naciones: desde el estigma contra la licencia por paternidad en Japón hasta la falta de guarderías asequibles en Nueva Zelanda, pasando por las insuficientes opciones de cuidado de los niños en las zonas rurales de Marruecos. Sin embargo, sabemos que, en general, cuando las familias tienen acceso a guarderías asequibles y de calidad, las economías prosperan, al igual que los niños y las comunidades.

Los países que ofrecen acceso a servicios de guardería asequibles y de calidad cuentan con un mayor número de mujeres en la población económicamente activa, menores diferencias salariales y mayores ingresos familiares. La lógica inversa se aplica en los países más pobres, donde los niños tienen casi cinco veces menos probabilidades de acceder a una atención de calidad que en los países de renta alta.

Tomemos, por ejemplo, Nairobi (Kenia), donde los investigadores ofrecieron vales para una guardería de mejor calidad a un grupo de control de 850 madres. Estas madres tenían un 30% más de probabilidades de participar en la población activa y ganaban un 24% más que antes de participar en el estudio, sin aumentar el número de horas que trabajaban.

No se trata sólo de Kenia; un ensayo aleatorio con 10 000 familias de bajos ingresos en Río de Janeiro (Brasil) reveló que el acceso a un programa gratuito de guarderías casi duplicó la participación de las madres en el mercado laboral y aumentó los ingresos familiares en un 16%.

En Estados Unidos, alrededor de un tercio de las madres afirman que buscarían empleos mejor pagados o trabajarían más horas si pudieran acceder a servicios de guardería asequibles y fiables.

Que el cuidado de los niños ofrezca tantas oportunidades económicas es un dato importante. Los estudios del Banco Mundial en casi todos los continentes demuestran que los mayores ingresos de las mujeres están correlacionados con un mayor gasto familiar en educación, salud, nutrición y vivienda.

Cuando proporcionamos guarderías en países que carecen de ellas, o mejoramos los sistemas de atención existentes, estamos haciendo algo más que mejorar la situación de las mujeres y las familias. Estamos comprometiéndonos con nuestra prosperidad compartida.

En todo el mundo, 350 millones de niños que aún no han alcanzado la edad de escolarización primaria carecen de acceso a guarderías. Satisfacer esta necesidad básica podría añadir unos 3 billones de dólares a la economía mundial cada año. Las ciudades y los países que amplían el acceso a las guarderías hacen crecer sus economías, expanden sus empresas y llenan sus arcas fiscales. Y lo que es más: la construcción de nuevas infraestructuras de atención infantil podría crear más de 43 millones de puestos de trabajo en todo el mundo.

La atención a la infancia es más que un beneficio para nuestros resultados económicos inmediatos; es una inversión en nuestro futuro común. En el caso de los niños en edad preescolar, el acceso a una atención y educación infantiles de calidad favorece una mejor nutrición y mejores resultados académicos y de salud. Un estudio en Guatemala verificó que los niños inscritos en un programa comunitario de atención infantil comían alimentos más nutritivos. En Bangladesh, un programa piloto similar redujo las tasas de mortalidad infantil. Y cuando los niños mayores dejan de estar encargados de cuidar a sus hermanos pequeños, pueden completar su educación y participar en el mercado laboral. Las tasas de matrimonios y embarazos precoces son más bajas. En todos los sentidos, su futuro parece más prometedor.

La comunidad empresarial mundial puede desempeñar un papel fundamental en la protección y expansión de la atención a la infancia. Por eso es significativo que el Foro Económico Mundial organizara una sesión pública sobre el cuidado a las poblaciones en la reunión anual de Davos de este año. Asimismo, estamos orgullosos de co-presidir el recientemente creado Global Future Council on the Future of Care Economy (Consejo Global sobre el Futuro de la Economía del Cuidado). El Consejo es un grupo de expertos recién formado que trabaja para encontrar soluciones integrales para el cuidado de los niños, así como para el cuidado de las personas mayores y la infraestructura social en general.

Esperamos que más líderes empresariales contribuyan a las recomendaciones de este grupo crítico, que estima que la expansión de la economía mundial del cuidado de los niños representa una oportunidad de 11 billones de dólares. En particular, los hombres, que constituían la mayoría de los asistentes a la reunión anual de este año, deben asumir esta responsabilidad, ya que los padres pueden beneficiarse de la reforma mundial del cuidado infantil tanto como las madres.

Juntos podemos abogar por que nuestras organizaciones ofrezcan servicios de guardería y licencias familiares remuneradas. Podemos apoyar a candidatos y responsables políticos de todo el mundo que se comprometan a hacer del cuidado de los niños una prioridad. Podemos defender nuevos programas innovadores de atención a la infancia que reflejen la realidad de las personas que viven en esas comunidades, dentro y fuera de Estados Unidos.