Esta es la razón por la que el mundo debe colaborar en la gobernanza tecnológica

Las crisis económica y medioambiental a las que se enfrenta el mundo se ven agravadas por la creciente fragmentación económica mundial. En la reunión de Davos de este año nos reunimos para dialogar y cooperar, con vistas a gestionar las dos enormes transiciones a las que se enfrenta la humanidad: la ecológica y la digital. A la hora de decidir la mejor manera de gestionar la Cuarta Revolución Industrial podemos aprender de los errores cometidos con la gobernanza medioambiental mundial. A su vez, la inteligencia artificial puede ayudarnos a responder a la crisis ecológica.

Ni la transición ecológica ni la digital pueden llevarse a cabo sin acuerdos entre países y otras partes interesadas. Ningún país o empresa puede gestionarlos de forma independiente. Es necesario un espacio de diálogo abierto, como han demostrado las distintas cumbres y acuerdos sobre medio ambiente. Hay que poner sobre la mesa las cuestiones que posibilitan y dificultan los acuerdos para diseñar una agenda compartida. Esto es difícil de hacer, en el contexto de la retirada del comercio, pero debemos intentarlo.

Los avances tecnológicos pueden ayudar a recuperar la esperanza en el futuro. El último informe sobre riesgos globales mostró un pesimismo creciente sobre el estado del mundo. Evitar la desigualdad digital y lograr un desarrollo tecnológico responsable, especialmente en el campo de la inteligencia artificial, debe estar en la agenda de todos los gobiernos y líderes empresariales. Esto debe abordarse de forma colectiva; la comunidad internacional debe ser capaz de crear espacios seguros para la interacción global. Aunque actualmente no podamos alcanzar un acuerdo mundial sobre tecnología responsable, debemos trabajar para sentar las bases de una futura colaboración.

Sin un diálogo global y abierto guiado por los principios de los derechos humanos, no puede haber una gobernanza tecnológica eficaz. Con este fin, hemos creado la Alianza Global sobre Inteligencia Artificial, para que empresas, gobiernos y organizaciones de la sociedad civil puedan trabajar juntos para acelerar la adopción de tecnologías centradas en las personas.

Podremos beneficiarnos de la inteligencia artificial si establecemos los mecanismos de cooperación y aprendizaje compartido necesarios para avanzar colectivamente. Es hora de comprender las ramificaciones éticas, jurídicas y políticas de la tecnología; de garantizar que se respeten los derechos humanos en el ámbito de la inteligencia artificial y que los seres humanos conserven su papel central en la configuración del mundo.

Aunque las tensiones geopolíticas afecten a la cooperación económica tradicional, debemos seguir creando nuevos espacios relacionados con la próxima ola tecnológica. Es una cuestión de prosperidad compartida. Ahora es el momento de ayudar a los líderes a anticipar, comprender y dar forma a la trayectoria del cambio tecnológico para obtener resultados que sirvan a la sociedad.