5 líderes explican cómo América Latina está impulsando la sostenibilidad en sus cadenas de valor

Las cadenas de valor mundiales (CVM) han sido uno de los principales motores de la economía mundial en las últimas décadas. Han permitido que regiones como América Latina participen en las cadenas de producción y suministro mundiales, ofreciendo nuevas oportunidades de crecimiento, creación de empleo y desarrollo.

Sin embargo, las CGV están experimentando profundos cambios, con importantes implicaciones para América Latina y su éxito económico. Aunque la participación de América Latina en las CGV es menor, en el actual mundo hiperconectado, perturbaciones como la inflación, el aumento de los precios de la energía y la escasez están afectando a las regiones de forma similar.

Además, con la aparición de la crisis climática como uno de los retos más importantes de nuestra generación, las empresas de la región están rediseñando sus estrategias de cadenas de valor, no solo priorizando la eficiencia y la resiliencia, sino también incorporando la sostenibilidad como elemento crítico para el desarrollo.

A nivel mundial, las cadenas de suministro generan el 60% de todas las emisiones globales y, en promedio, sus emisiones son más de 11 veces superiores a las operativas (es decir, dentro de los límites de las empresas). Conscientes de ello, un número cada vez mayor de actores -incluidos los ejecutivos, los consejos de administración y los responsables políticos- se centran en las cuestiones medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) y participan en nuevas iniciativas que contribuyen a sus objetivos de sostenibilidad más allá de las fronteras de sus empresas, incluido el ecosistema de su cadena de suministro.

En esta transformación, las empresas y los responsables políticos tendrían que involucrar cada vez más a las pequeñas y medianas empresas, que representan el 99,5% de las empresas en la región de América Latina y generan el 60% del empleo productivo.

En este contexto, una parte considerable de los directores generales ha afirmado que sus empresas han comenzado a digitalizar su cadena de valor con tecnologías centradas en la sostenibilidad. La innovación y el uso de la tecnología ya han demostrado tener el potencial de acelerar la transición hacia cadenas de valor sostenibles (véase la figura siguiente).

Esta búsqueda de cadenas de valor más sostenibles abre oportunidades que las empresas latinoamericanas pueden aprovechar. Por lo tanto, hemos pedido a los líderes de América Latina que compartan sus perspectivas sobre cómo la región puede impulsar el crecimiento y la sostenibilidad mediante la colaboración con los actores que participan en el ecosistema de la cadena de suministro, a través de la aplicación de modelos de negocio innovadores y la adopción de tecnologías emergentes. Estas son sus reflexiones.

En 2021, Suzano lanzó el programa "Cambio climático en la cadena de valor" como parte de nuestra iniciativa "Gestión responsable de proveedores" en colaboración con CDP. Invitamos a los proveedores estratégicos a participar en el programa para mejorar sus prácticas de sostenibilidad y la presentación de informes y para fomentar la adopción de objetivos climáticos. En última instancia, el impacto que buscamos es reducir las emisiones en nuestra cadena de valor.

Las asociaciones a largo plazo en toda la cadena de valor no solo amplían los esfuerzos, sino que también aportan resiliencia y contribuyen a una economía baja en carbono. En el primer año, el 78% de los participantes se adhirieron al programa, lo que supone 12 puntos porcentuales por encima de la media mundial de CDP. Este año, estamos organizando talleres a medida según las diferentes etapas de la estrategia de cambio climático del proveedor.

Crear una cadena de valor sostenible es uno de los principales retos a los que se enfrentan hoy en día las grandes empresas. Si bien es habitual encontrar acciones estructuradas en materia de ASG en los grandes proveedores, el reto consiste en hacer que estos compromisos lleguen a las pequeñas empresas dentro de nuestra cadena de valor. Aegea apoya el desarrollo de proveedores más pequeños que generan ingresos en áreas vulnerables - eliminación consciente, reutilización de residuos y adquisición responsable de insumos - estos comportamientos son consistentes con nuestras creencias ESG.

Nuestra reciente emisión de bonos vinculados a la sostenibilidad ha ejemplificado nuestro compromiso con los objetivos de, para 2030, reducir el consumo de energía en un 15% y aumentar el número de mujeres y personas de raza negra en puestos de liderazgo del 32% al 45% y del 17% al 27%, respectivamente. Estos son ejemplos concretos de cómo es posible combinar la eficiencia operativa, el enfoque en el saneamiento universal y los beneficios que estos servicios aportan a las personas y al medio ambiente.

Con el cambio climático convirtiéndose cada vez más en un riesgo para las operaciones de las empresas y sus cadenas de valor, así como en una de las cuestiones ESG más relevantes para los inversores, establecer objetivos ambiciosos basados en la ciencia no solo es un negocio responsable, sino que sustenta una estrategia resistente con visión de futuro. Sin duda, el reto más importante para el sector industrial es lograr objetivos de cero emisiones netas en el Alcance 3, que representa casi el 80% de la huella de nuestra empresa.

Por lo tanto, en CMPC creemos que es fundamental un sólido compromiso de la cadena de suministro en este tema, junto con un desafío a las formas tradicionales de hacer negocios, acelerando en consecuencia las transformaciones necesarias y promoviendo innovaciones en todo el sistema. Nuestro enfoque se centra en los socios locales que buscan desarrollar una relación virtuosa, beneficiando a las comunidades locales y contribuyendo a una reducción significativa de las emisiones a lo largo de toda la cadena de valor.

La transición energética es una parte central de la estrategia de Ecopetrol. La pandemia mundial y los conflictos políticos han exacerbado los desafíos en torno a las cadenas de valor y la seguridad energética. En Ecopetrol abordamos estos retos como una empresa energética diversificada que lidera la transición energética en América Latina con presencia en más de nueve países de la región. Estamos comprometidos con las emisiones netas cero para 2050 y la neutralidad del agua para 2045.

Para ello, hemos creado recientemente un nuevo modelo de negocio que cuenta con tres líneas de negocio 1) hidrocarburos - descarbonizar los productos energéticos tradicionales; 2) bajas emisiones - desarrollo de tecnologías limpias que aporten soluciones para descarbonizar nuestras operaciones (es decir, CCUS) y hacer crecer una cartera de energías limpias (H2 verde, azul y blanco, e-combustibles, renovables); 3) transmisión - apuntalar la electrificación de las economías regionales.

Los retos globales no son menores, y mantenemos la esperanza de que haya formas de abordarlos de forma proactiva y oportuna. Una mentalidad tecnológica y de diversificación situará a las empresas energéticas en el centro para hacer realidad la transición energética, contribuyendo al mismo tiempo a la seguridad energética y a cerrar las brechas sociales en nuestras regiones.

América Latina está experimentando un nuevo paradigma político y económico, que requiere que los líderes de la industria evolucionen. Como parte de nuestra estrategia, nos centramos en dos ejes principales 1) la reducción de agua en nuestra cadena productiva, específicamente trabajando con los ganaderos para aumentar los sólidos y reducir el uso de agua en su producción; 2) en materia energética, incorporando proyectos de energía fotovoltaica y renovable en nuestra operación, y buscando eficiencias operativas en nuestras cadenas de valor, llevan a mejorar nuestros costos operativos y el uso responsable de nuestros recursos.