Health and Healthcare Systems

¿Podría el cobre ayudar a combatir la COVID-19? Tres lecciones de Chile

Un grupo de turistas de la industria camina dentro de la mina de cobre Codelco El Teniente, la mina subterránea de cobre más grande del mundo, cerca de Rancagua, Chile, el 13 de agosto de 2020. Image: REUTERS/Fabian Cambero

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Chile

  • El cobre es un "supermaterial" con características antimicrobianas.
  • Chile es uno de los mayores productores de cobre del mundo y está utilizando este material para contribuir al impulso del país y ayudar al mundo a luchar contra la COVID-19.
  • Un nuevo enfoque que podría cambiar la forma en que los países utilizan sus recursos naturales como palancas de innovación y progreso.

El cobre es uno de los materiales antivirus más eficaces del mundo y podría convertirse en un poderoso aliado para vencer al nuevo coronavirus. Se ha descubierto que el virus sobrevive solo cuatro horas en el cobre, pero hasta dos o tres días en el plástico y el acero inoxidable. En Chile, el mayor productor de cobre del mundo, las propiedades antivirales del metal se conocen desde hace mucho tiempo. Los empresarios chilenos lo han utilizado incluso para desarrollar un material antimicrobiano para la impresión 3D, con múltiples aplicaciones posibles para la salud. Ahora el cobre no solo podría transformar la lucha global para poner fin a la pandemia: también podría cambiar la forma en que los países utilizan sus recursos naturales como palancas de innovación y progreso.

Lejos de ser una materia prima de escaso valor añadido, se ha demostrado que el cobre es un "supermaterial", un material con propiedades específicas que puede transformar el camino del progreso tecnológico. Además de sus propiedades antivirales, también actúa como agente antibacteriano y antifúngico. Unas cualidades poco utilizadas fuera de Chile durante mucho tiempo. Sin embargo, en Chile el cobre ha sido objeto de numerosos estudios y se ha empleado durante años por sus propiedades antimicrobianas, una inversión ahora ampliamente recompensada. Hay tres lecciones que podemos aprender de la forma en que Chile utiliza sus recursos naturales como fuente de innovación pionera:

Apoyar a los innovadores locales

El cobre es un arma increíblemente potente contra bacterias y virus. Cuando los microbios aterrizan en el cobre y sus aleaciones, por ejemplo, porque alguien toca o estornuda en una superficie, el metal libera iones de cobre. Estas partículas cargadas eléctricamente rompen la capa externa del virus y destruyen el ADN y el ARN del interior. Esto significa que el virus no puede mutar y volverse resistente. En experimentos realizados, el cobre ha matado a los patógenos en cuestión de minutos.

Incluso antes de la pandemia, Chile fue pionero en usar el cobre en superficies y objetos con fines antimicrobianos, también en espacios públicos. Hay unas 70 empresas que incorporan nanopartículas de cobre en sus productos como solución antibacteriana. Mucho antes de esta crisis sanitaria, en Chile se podía encontrar cobre en ropa de adultos y bebés, zapatos, cosméticos, sacos de dormir, sábanas, detergentes e incluso pintura. En 2014, el Aeropuerto Internacional de Santiago introdujo láminas de cobre en sus mostradores de facturación y clientes.

Las soluciones innovadoras no surgen espontáneamente cuando se necesitan. Son fruto de un largo proceso de investigación, desarrollo y uso en la vida real. Chile invirtió en proyectos relacionados con el cobre durante muchos años. Cuando tuvo que utilizar el material ante la última pandemia mundial, ¡el país estaba listo!

Colaborar con el mundo

En 2018, un grupo de cuatro jóvenes emprendedores chilenos fundaron Copper3D, una empresa emergente que desarrolla materiales antimicrobianos de vanguardia para la impresión 3D. Incorporaron nanopartículas de cobre en plástico PLA, un plástico hecho de recursos renovables y que es el material más común en la impresión 3D.

Cuando el personal sanitario de todo el mundo se enfrentó a la escasez global de mascarillas el pasado mes de marzo, Copper3D creó un diseño de impresión 3D de código abierto para mascarillas faciales utilizando su material antimicrobiano para ofrecer una protección adicional. Cualquiera que desee producir la mascarilla puede solicitar el material y posteriormente utilizar el diseño para imprimirla. La demanda fue tan elevada que su sitio web se colapsó durante la primera semana. Hasta la fecha, el diseño de la mascarilla facial se ha descargado más de 21,5 millones de veces desde más de 50 países de todo el mundo, incluidos EE. UU., Reino Unido, España, Brasil, China, Japón y Nigeria. El diseño situó al cobre en el centro de la innovación global.

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Estos proyectos han cambiado drásticamente la forma de percibir al cobre y a sus productores. Chile lleva mucho tiempo suministrando al mundo este metal. Según la Comisión Chilena del Cobre, produce 5,78 millones de toneladas de cobre al año, casi un tercio de la producción mundial. Sin embargo, históricamente, el metal se exportaba como materia prima sin valor añadido, siguiendo el patrón tradicional de algunos países que funcionaban como exportadores de recursos naturales, y otros que añadían valor a través del diseño, la tecnología y la fabricación avanzada. Al producir cobre y posteriormente transformarlo mediante la innovación, Chile está cuestionando este patrón. Su ejemplo demuestra que, en materia de ideas y tecnología, los países ricos en recursos también pueden liderar la curva.

Abrirse a soluciones creativas

En plena emergencia por la crisis sanitaria, la creatividad inspirada en el cobre ha florecido entre los empresarios chilenos. Bastantes empresas y laboratorios locales están produciendo productos antimicrobianos, como desinfectantes para manos y desinfectantes industriales, que incorporan nanopartículas de cobre para prevenir infecciones. Según los fabricantes, estos desinfectantes tienen un efecto duradero y mantienen las superficies limpias hasta dos semanas.

Las autoridades chilenas han acogido estos nuevos productos y los han implantado rápidamente a gran escala para detener la propagación del virus. Los desinfectantes industriales con nanopartículas de cobre añadidas se utilizan en numerosos espacios públicos en Chile, como autobuses, edificios gubernamentales y ayuntamientos, así como en hospitales y residencias de ancianos. El ministro de Minería de Chile, Baldo Prokurica, ha llegado incluso a sugerir que se incorporen nanopartículas de cobre en monedas, billetes y tarjetas bancarias.

Una mina de talento

En los últimos años, Chile se ha convertido en el centro de innovación del cobre. El talento, la tecnología y los recursos naturales forman un triángulo virtuoso que da como resultado soluciones de interés público. Ahora, por esta crisis sanitaria, el mundo está descubriendo también los múltiples usos y cualidades del cobre. Los autobuses, el metro, los aeropuertos y los hospitales de todo el planeta podrían ser más seguros mediante el uso de desinfectantes y artículos textiles como sábanas y ropa protectora con nanopartículas de cobre.

La crisis nos obliga a reconsiderar cómo generamos y compartimos los conocimientos y nuevos descubrimientos. El viejo paradigma que dividía al mundo entre quienes suministraban las materias primas y quienes innovaban, generó una enorme pérdida de talento y potencial. Si queremos luchar contra la pandemia y prevenir futuros brotes, debemos trabajar todos juntos y aprovechar al máximo los talentos y las ideas.

La innovación del cobre es uno de los claros ejemplos que demuestran cómo las ideas locales, el apoyo a la investigación y el desarrollo y la apertura creativa pueden impulsar a todo un país. Muchas otras ideas que cambian vidas pueden estar dormitando en otros países ricos en recursos naturales... En Chile, hay muchas personas talentosas, entusiastas y resilientes con ganas de compartir sus ideas con el mundo entero.

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