El método para anular a tu compañero de oficina 'complicado'
Image: REUTERS/Kim Kyung-Hoon - RTX2VHOW
Es común que en algún lugar, quizá junto a la persona a la que nos sentamos, no encontremos con ese tipo de compañeros de trabajo que convierten algunos momentos en una auténtica pesadilla.
Hay un montón de artículos sobre por qué tienes compañeros de trabajo que no puedes soportar: a veces, se debe a que tienen una personalidad complicada, pero también puede deberse a que odias tu trabajo y sientes que no progresas, algo que te convierte a ti en el amargado.
Pasamos tantos días, semanas y tiempo de nuestra vida en el trabajo que resulta fácil tomarse como algo personal algún problema con determinado compañero de trabajo. Sin embargo, en vez de sentarte y hervir por dentro, puedes probar a tener la iniciativa para tratar de hacer que una situación indeseable con ese compañero se estabilice. He aquí algunas ideas:
Abordar el problema con cariño puede ser peliagudo, porque si es demasiado evidente que no te llevas bien con esa persona, te arriesgas a parecer falso o mostrar un comportamiento pasivo-agresivo, y ninguna de esas opciones te conviene. Pero, si logras una continuidad interactuando con esa persona, ya sea de forma cordial o más cálida, quizás logres derribar su coraza y hacer que tu jornada de trabajo sea más llevadera.
Un estudio de 2010 del Journal of Social Psychology y otro de 2011 del Journal of Happiness Studies sugieren que llevar a cabo pequeños gestos amables hacia otras personas puede surtir un efecto positivo en el humor de la persona que los hace.
"Los investigadores realizaron dos descubrimientos importantes. El primero, de acuerdo con el Journal of Social Psychology, las personas en general se sienten más felices cuando recuerdan algo que les hayan regalado a otras personas, más incluso que cuando se compraron algo ellas mismas. Este incremento de felicidad es igual independientemente de si el regalo vale 20 dólares o 100", escribió la revista Greater Good Magazine.
"Pero el segundo descubrimiento es aún más sugerente: cuanta más felicidad sienten las personas por su generosidad en el pasado, más inclinación sienten en el presente por volver a gastarse algo de dinero en los demás antes que en ellas mismas. En el estudio, no todos los participantes se sintieron más felices por haberle comprado algo a otra persona, pero los que sí se mostraban abrumadoramente más proclives a redoblar sus actos de altruismo".
Así que ofrécele a ese compañero un café o incluso invítale a comer. Se le calmarán los humos al ver que no estás conspirando para llevarle a la ruina y, además, tú te sentirás bien.
Hay dos razones por las que puedes decidir pasar más tiempo con un compañero de trabajo que te trae por la calle de la amargura. Una de ellas forma parte de la estrategia de desarmarle con simpatía. La otra es que quizás le pase algo de lo que no tienes ni idea.
Si sus quejas son debidas a otra persona, especialmente un superior, probablemente sea mejor que te mantengas al margen de cotilleos. Jane Sunley, fundadora y directora general de HR consultancy Purple Cubed, ha hablado con Fast Company sobre los peligros potenciales de involucrarse en los problemas personales que surgen en el trabajo: "Quizás algunas personas te sigan el juego, pero eso te puede apartar del resto"
Haz lo que puedas por mantenerte neutral, pero sé consciente de lo que le pasa. El simple hecho de conocer su situación puede hacer que las cosas mejoren.
Cuando alguien con quien sueles discrepar empieza a hablar, es complicado bajarle el volumen a esa voz interior de tu cabeza que corea "bla bla bla" por encima de todas sus palabras. Sin embargo, una forma más efectiva de salvar la situación puede ser simplemente dejarle hablar.
Chris Voss, ex negociador de secuestros del FBI, sugiere que escuches atentamente cuando hablen y que después les repitas sus palabras hasta que digan algo como "eso es", que es muy distinto de un simple "ya". La diferencia entre ambas formas, según Chris Voss, es que la primera es una señal de comprensión y la segunda, una forma de salir del paso y acabar la conversación. Imagínate: "Vale, vale, ya, lo que sea...".
Puedes acabar descubriendo que pasa algo en el trabajo de lo que no tenías ni la más remota idea o que podrías hacer algo de forma distinta y mejor. Courtney A. Kemp, creadora de la serie Power, descubrió en una ocasión que sus compañeros de trabajo le tenían miedo. Aunque eso no puede servir como excusa para portarse mal con alguien, descubrir lo que pasa puede ayudarte a entender el porqué de ciertas reacciones.
En su libro Cómo tener un buen día, Caroline Webb, directora general de la consultora de psicología laboral Sevenshift, aconseja que las personas que quieran introducir más positividad en sus rutinas empiecen estableciendo sus objetivos: "¿Adónde quiero llegar? ¿Qué actitud tengo?".
"Saber reconocer que eres una persona gruñona te permite darte cuenta de cómo puede afectarte y te recuerda qué es lo que de verdad importa", explica Caroline Webb.
Respira hondo cinco, diez o las veces que necesites para recobrar el control de tu mente.
La revista Time escribió en una ocasión sobre los efectos positivos que causa respirar hondo sobre la mente y el estado de ánimo de las personas, información divulgada en un artículo publicado en la revista Science, que destacaba que "la respiración puede ejercer un efecto directo en la actividad cerebral general".
Posiblemente ni siquiera tengas que buscar otro trabajo. Cuando veas que la situación te supera, cierra los ojos y respira hondo para calmarte y volver a concentrarte.
Estudios previos han demostrado que decir cosas positivas a los compañeros de trabajo sirve para crear un ambiente laboral más cómodo y efectivo para todo el mundo.
Si trabajas con una persona de difícil trato, en especial si de alguna forma afecta a tus tareas, hablenlo en privado. Queden en su tiempo libre y traten el tema. Escucha sus problemas e intenta encontrar alguna forma de reconocer el buen trabajo que hace.
No se trata de que "arregles" su problema, porque igual no quiere hacerlo o no quiere escuchar consejos, pero haz lo que puedas por valorar el esmero que le pone a ciertas tareas. A veces, ese simple reconocimiento es lo único que necesita una persona para recuperar el rumbo.
Si en tu trabajo reina una cultura empresarial tóxica plagada de sarcasmo, comentarios mordaces y una guerra sin cuartel por correo electrónico, lo difícil es no involucrarse. ¿Qué puede aportar una gota de amabilidad en un mar de absurdos despropósitos? A veces, mucho más de lo que puede parecer.
A principios de año, Christine Porath, profesora asociada en la Universidad de Georgetown, comentó en declaraciones al medio Mercury News el perjuicio acumulativo de la falta de cortesía en el trabajo.
En una encuesta que realizó, el 80% de la gente "perdía tiempo en el trabajo dándole vueltas a pequeñas rencillas", así como el 78% "reducía su compromiso con su empleador" y el 50% "decidía invertir menos esfuerzo en sus labores".
"En un estudio que involucraba a 4500 profesionales de la medicina y la enfermería, el 71% de ellos relacionaban la condescendencia, los insultos o el mal comportamiento con un descenso de atención por parte de los trabajadores que conducía, en consecuencia, a un aumento de errores médicos. El 27% de estos profesionales conocía al menos un caso en el que un comportamiento improcedente acabó derivando en la muerte de algún paciente".
Puede que no tengas tiempo de entablar conversaciones amistosas, pero la doctora Porath aconseja seguir una serie de pequeñas indicaciones para ayudar a que todo el mundo mantenga la compostura, como sonreír, dar a los compañeros el crédito que se merecen e incorporar el "por favor" y el "gracias" a las peticiones.
Mantener la compostura ante un comportamiento inadecuado puede pillar por sorpresa a ese compañero y dejarle sin argumentos. Además, así evitarás entrar al trapo.
Otro de los consejos de Caroline Webb para lidiar con una situación frustrante es anotarlo por escrito. Solo los hechos, absteniéndote de valoraciones. Por ejemplo, limítate a escribir "Ha hecho tal cosa" y evita justificar por qué eso que ha hecho lo convierte en un imbécil. Piensa cómo solucionaría el problema la mejor versión de ti mismo.
No eres Beyoncé ni la conoces (ya lo siento), pero sí que puedes imaginarte qué haría en una situación así. También me vale como ejemplo la jueza progresista estadounidense Ruth Bader Ginsburg, quien hace poco dejó en evidencia a su compañero conservador, el juez Neil Gorsuch, simplemente con una pregunta cuya respuesta debería haber conocido.
No hace falta que tus "héroes" o tu mejor versión sean pasivos, solo se trata de encontrar una forma de actuar que no eche más leña al fuego.
Cada persona tiene distintos niveles de comodidad a la hora de pasar un tiempo fuera del trabajo con los compañeros. En el caso de los padres, tomar algo después del trabajo puede significar elegir entre parecer un amargado o un antisocial y pagarle un extra a los niñeros.
En el caso de los abstemios (las personas que no beben alcohol por motivos religiosos, de salud o por cualquier otro motivo personal) abstenerse puede hacer que los otros se piensen que te crees superior a ellos o bien puede exponerte a preguntas incómodas.
Al mismo tiempo, ir a tomar algo con los compañeros puede ayudarte a incrementar tu popularidad y tus posibilidades de éxito financiero. Es una oportunidad para averiguar qué es lo que se pasa detrás de las cortinas para entender mejor los problemas que hay en la oficina y aprender a tratar con ese compañero de trabajo complicado.
Concédele la ocasión de explicarse. La conversación puede ser instructiva. Si no te gusta beber, un paseo por el parque a la hora de comer puede cumplir la misma función.
A veces, una buena premisa es dar por hecho que ese compañero complicado tiene buenas intenciones.
Lo fácil es discutir con la persona que te ha hablado en un tono inadecuado, para que vea que no vas a dejar que te trate así. Sin embargo, tomarte un segundo antes de responder o incluso abordar el asunto con amabilidad puede brindarte la posibilidad de ver que la otra persona no está intentando tratarte como a un insecto. Puede que simplemente se encuentre de mal humor en ese momento (o en todo momento) sin que tengas nada que ver.
Psychology Today ha publicado unos cuantos ejemplos sobre cómo proceder, basándose en la experta en protocolo Emily Post. Por ejemplo, explican que, "muchas veces, puedes romper ese círculo vicioso de impertinencias tratando de empatizar con el motivo que causa ese comportamiento cascarrabias, dándote cuenta de que es una señal de infelicidad, así que sé amable".
Un estudio publicado en la revista Emotion mostró que unos 12 minutos de movimiento pueden "ayudar a aliviar las emociones negativas" y frenar los efectos del aburrimiento y de la tensión. "Otros factores como el buen tiempo o tener alguien con quien pasear ni siquiera son imprescindibles para que una pequeña caminata haga milagros", indica el estudio.
Ya sabes, date un respiro. Tómate cinco minutos para ir al baño, estirar las piernas, beber un poco de agua o salir afuera si puedes. La distancia puede hacer que la situación se vea más simple.
Ya en casa, puedes planear con calma otras vías de escape más elaboradas, incluida la opción de dejar el trabajo. El propio hecho de fantasear al detalle con un escenario completamente distinto (buscar otro empleo, actualizar el currículum, hacer un barrido por LinkedIn) pueden servirte de recordatorio de que hay muchos más compañeros de trabajo y empleos esperándote.
Este post fue publicado originalmente en el HuffPost Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco para El HuffPost.
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