Si ves cosas que nadie más ve, no eres un replicante: tienes la mente abierta
«Otros han visto lo que es y preguntan por qué.
Yo he visto lo que podría ser, y me he preguntado por qué no»
Pablo Picasso
Nadie como Picasso definió la personalidad de alguien creativo. No es cuestión de ver las cosas como son, sino de ser capaces de vislumbrar todas sus posibilidades. O lo que es lo mismo, tener una mente abierta, una cualidad que permite a quien la posee ver el mundo de una manera totalmente diferente al resto de sus congéneres.
Así lo afirma un estudio encabezado por la psicóloga de origen italiano Anna Antinori para la Universidad de Melbourne, en Victoria, Australia. La psicóloga y su equipo publicaron un artículo en The Conversation explicando su experimento, que había sido publicado antes en el Journal of Research in Personality.
Lo que se viene a decir es que las personas de mente abierta no es que vean las cosas desde una perspectiva diferente, sino que ven cosas diferentes. Y para ello sometieron a 123 estudiantes voluntarios de la universidad a un test de rivalidad binocular.
El sujeto contemplaba una imagen roja por un ojo y otra verde por el otro durante unos minutos. Por lo general, el cerebro solo percibe una imagen a la vez, así que la mayoría de los voluntarios afirmaba haber visto oscilar la imagen entre el rojo y el verde.
Pero una minoría de ellos fueron capaces de ver las dos imágenes fusionadas, algo que se conoce como «percepción mixta». Los participantes que puntuaron con mayor nota en apertura mental fueron los que consiguieron percibir la imagen fusionada.
«Esos momentos de “supresión de la rivalidad”, cuando ambas imágenes son percibidas de manera consciente a la vez, parecen ser una solución “creativa” a un problema presentado por dos estímulos incompatibles», afirmaba Antinori en The Conversation. Es decir, sus cerebros son capaces de encontrar una solución menos convencional y más flexible a ciertos problemas.
«Nuestros hallazgos sugieren que la creatividad de las personas con mente abierta alcanza también a la percepción visual. Estas personas pueden ver experiencias fundamentalmente distintas a la media». Por ello, según la psicóloga, estos resultados podrían explicar por qué las personas más abiertas de mente tienden a ser más creativas e innovadoras.
¿Cómo se traduce esto en la práctica? Anna Antinori lo explicaba con un ejemplo claro. Si a un grupo de personas les ofreces un ladrillo y les preguntas qué pueden hacer con él, es probable que la mayoría responda que levantar un muro. Pero las otras con mente abierta, uno de los principales rasgos asociados a la creatividad, responderán que podría ser un ataúd en un diorama protagonizado por la Barbie.
No solo son capaces las personas de mente abierta de ver el mundo de manera diferente, sino que también pueden prestar atención a detalles que a los demás se les escapan. Sus cerebros dejan pasar más información que el resto de personas. O lo que es lo mismo, están atentos a otros estímulos que a los demás nos pasan desapercibidos: los sonidos del exterior, los olores que nos llegan, que cierto punto de nuestra espalda está apoyado en el respaldo de la silla…
La mayoría de esas decisiones se hacen por debajo del nivel de conciencia y sus resultados constituyen lo que vemos y percibimos, afirma la psicóloga en una entrevista para la agencia EFE.
A los participantes en el experimento de arriba se les pidió que contaran cuántos pases de balón realizaban los chicos en el vídeo. Muchos de ellos no fueron capaces de ver que un hombre disfrazado de gorila se paseaba tranquilamente entre el grupo mientras se pasaban el balón. A este fenómeno se le conoce como «ceguera por falta de atención». Y se cree que las personas abiertas son más propensas a ver el gorila que el resto.
Claro, visto así, afirma la psicóloga, pudiera parecer que algunos nacen con ventaja frente al resto. Pero Antinori también cree que esa apertura de mente puede entrenarse y reforzarse.
Según afirma la directora del estudio, hay investigaciones que demuestran que la personalidad es maleable; que puede cambiar a lo largo de la vida y que la forma en que vemos el mundo puede variar en línea con la personalidad.
«Puede ser posible que un cambio en la personalidad de un individuo también pueda afectar a cómo ve el mundo», afirma un artículo de Quartz. Hay, por tanto, diferentes maneras para poder ser más creativos y abiertos.
Según la psicóloga, una manera de ejercitar la apertura de mente es viajar, alejarnos de nuestra zona de confort. Salir a estudiar al extranjero, dice, es lo mejor para abrir el pensamiento. Al fin y al cabo, se trata de buscar soluciones creativas a problemas cotidianos que pudieran presentarse, como el desconocimiento de la lengua o las costumbres de un país.
«Una de mis conclusiones favoritas y más cercana a mí, siendo una italiana que vive en Australia, es que la creatividad se ve beneficiada al viajar a un nuevo país, y que este efecto beneficioso parece incrementarse aún más cuando la persona que viaja está profundamente absorbida en el nuevo lugar», afirmaba.
La meditación, la relajación, también ayudan a nuestro cerebro a romper cerrojos y a ejercer la creatividad. Las personas abiertas eran aún más perceptivas y flexibles cuando se encontraban en ambientes relajados y agradables, decía Anna Antinori en ese mismo artículo.
Otras cosas que refuerzan la apertura mental son las que expresa el doctor Martin E. P. Seligman, director del Positive Psychology Center, en un artículo en Authentic Happiness de la Universidad de Pensilvania. Ahí dice que hay estudios que demuestran que la gente se muestra más abierta mentalmente cuando no está sometida a presión. También, cuando piensan que están tomando una decisión importante, algo a lo que ayuda, por ejemplo, hacer listas con los pros y los contras de cada opción.
Pero quizá el ejercicio más poderoso sea el tratar de ponerse en el lado contrario de nuestro pensamiento. Por ejemplo, intentar defender con argumentos válidos temas sobre los que estamos radicalmente en contra. ¿Eres de izquierdas? Trata de defender las ideas de la derecha. Sudarás tinta, pero aprenderás a ver las cosas desde ángulos diferentes.
El último consejo que Antinori da es buscar la manera de dar salida a la creatividad y expresarla. Y para ello, una vez más, debemos abandonar nuestra zona de confort. Nuestro cerebro necesita desafíos y si queremos ser abiertos y creativos, debemos entrenarlo.
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