Tecnologías emergentes

Robotización y empleo: así se relacionan (de momento) según el primer estudio serio sobre el tema

A man looks at models of android robots, game characters from "Detroit: Become Human" at Tokyo Game Show 2017 in Chiba, east of Tokyo, Japan, September 21, 2017. REUTERS/Kim Kyung-Hoon - RC198D7E9EA0

Image: REUTERS/Kim Kyung

DerBlaueMond

Por fin ha visto la luz el primer estudio serio que aporta datos tangibles y reales sobre empleo y robotización. La utilidad de este estudio no es otra sino responder a esa pregunta que hace tiempo les planteamos en El Blog Salmón, y que, tras llegar a los medios "commodity" muchos meses después, ya está hoy en boca (y en mente) de todos: ¿Nos están quitando los robots nuestro trabajo?

El artículo en cuestión, que expone las reveladoras conclusiones de dicho estudio, lleva por título "El auge de los robots en el mercado laboral alemán", y pueden leerlo en este enlace. Este estudio realmente no resulta apenas revelador para el que suscribe estas líneas, sino que más bien trae la confirmación de las perspectivas que proyectamos para ustedes meses atrás, y que por fin han sido oportuna y convenientemente refrendadas ya por datos y estadísticas, que arrojan una necesaria luz sobre la que posiblemente es la cuestión socioeconómica más relevante a la que nuestras socioeconomías van a enfrentarse en este siglo.

De aquellos primigenios robots manufactureros de los 90 a la robotización masiva de nuestros entornos

El estudio es literalmente esencial en el tema que abordamos, pero no sólo por ser uno de los primeros que trae datos para juzgar la situación y su evolución con rigor. El tema es que, además, los datos que nos trae son doblemente significativos, puesto que no hay mejor país que Alemania para que los datos aportados sean tan relevantes.

Efectivamente Alemania siempre ha sido una de las grandes potencias robóticas del planetajunto con Japón. Por que se hagan una idea, en el artículo enlazado ya aportan datos concretos en este sentido, y muestran como, en 1994 ya había dos robots por cada mil trabajadores en el mercado alemán; puede ser que no les parezca mucho, pero aquellos años se remontan a los albores de la robotización industrial, y este índice de penetración de la robótica suponía más del doble del ratio del resto de sus vecinos europeos, y el cuádruple que en los Estados Unidos.

Hoy en día, esta proporción casi se ha cuadruplicado en Alemania, alcanzando los 7.6 robots por cada mil trabajadores alemanes, y esto ha sido sólo el principio de una tendencia robotizadora que gana impulso por momentos. Además, la evolución que muestran estas cifras resulta todavía más llamativa al ser comparada con la tasa actual de tan sólo 2.7 robots por cada millar de trabajadores europeos, y el 1.6 del mercado laboral estadounidense. Además, les cito aquí también el dato que aporta el estudio anterior, y que nos permite confirmar que el caso alemán tiene doble importancia, pues como muestra la eficiente cifra es la meca de la industria manufacturera a nivel mundial: la proporción que alcanza el sector industrial en el empleo alemán es de un exuberante 25%, mientras que en Estados Unidos esta proporción se limita a un escueto 9%.

Para acabar de ponerles en contexto, vemos la gran relevancia de este estudio, pues en resumen estamos hablando de cómo la robotización afecta a los puestos de trabajo de un país que es la meca a nivel mundial tanto de los robots como de ese sector industrial (pionero en automatización): el escenario que baraja el estudio supone el mejor escenario para poder sacar conclusiones rigurosas y reveladoras sobre la realidad socioeconómica que nos está acechando a la vuelta de la esquina. Y las trasgresoras conclusiones que expone el estudio es que la robotización en Alemania prácticamente no ha afectado en nada al empleo. Pero los tecno-desaforados no deben echar todavía las campanas al vuelo: entremos a analizar en detalle el estudio, puede ser que aprendamos algo más allá de lo más evidente.

Las luces y sombras de este estudio

Ningún estudio es perfecto, y antes de exponerles nuestras conclusiones sobre este tema, debemos centrar el tiro matizando qué aspectos del estudio resultan más rigurosos, y cuales están faltos de datos como para sacar conclusiones definitivas. Empezaremos haciéndoles notar que este estudio sólo tiene en cuenta a los robots físicos, cuando el elemento más disruptivo, si cabe, en la última oleada de robotización son (y van a seguir siendo en el futuro) los robots puramente software programados con Inteligencia Artificial (AI por sus siglas en inglés).

Esta flaqueza del estudio encaja con la primera conclusión de que el impacto de la robotización en Alemania sea prácticamente inexistente, pues es el país con mayor tradición de robotización manufacturera, que lleva presente en su mercado laboral ya varias décadas. Lógicamente las cifras alemanas contrastan con aquellas del impacto de la robotización en USA, donde en cambio los robots ha emergido recientemente con inusitada fuerza en nuevos y disruptores sectores merced a la incipiente Inteligencia Artificial (AI por sus siglas en inglés). Estos sectores hasta ahora estaban vírgenes en términos robóticos, y en ellos los robots han empezado a reemplazar humanos fuertemente, con un espectro de actuación mucho más amplio y especial incidencia de los robots software y la AI.

Además, el estudio abarca hasta 2014, y la exponencialidad de estas tecnologías y su auge especialmente agresivo en los últimos años, sacan de la ecuación la progresión (aunque incipiente aun) más interesante de los tres últimos años.

En el estudio, otro punto débil para evaluar en el largo plazo el impacto de la robotización sobre el empleo es que el sector servicios se muestra básicamente virgen de robotización, y sin duda es un sector al que la robotización también va a llegar. Además es en el sector servicios donde más intensamente notaremos sus efectos, puesto que actualmente el sector terciario es el principal motor del empleo (y con diferencia) en las economías desarrolladas.

También estamos hablando de creación de empleo limitándonos a la meca de la robotización. En realidad habría que ver estadísticas globales de esas empresas que están creando empleo en Alemania incluso con la robotización, pero que precisamente por eso pueden permitirse centralizar allí de nuevo empleos que, en las décadas precedentes, habían sido distribuidos a países satélite con costes de mano de obra sensiblemente inferiores (como por ejemplo España): en conjunto pueden estar destruyendo fuertemente empleo neto a nivel global.

Si se analiza con más detenimiento las cifras sectoriales del sector manufacturero, las cifras no engañan, y revelan que los robots han impactado fuertemente al empleo en este sector industrial

Pero es más, aunque les decíamos antes que en Alemania los robots no están afectando al empleo, el mismo artículo anterior posteriormente aclara que ésta es una verdad a medias. Lo cierto es que los robots no afectan al empleo en cómputo total, pero si se analiza con más detenimiento las cifras sectoriales del sector manufacturero, las cifras no engañan, y revelan que los robots han impactado fuertemente al empleo en este sector industrial. El estudio calcula que, de media, cada nuevo robot elimina dos puestos de trabajo manufactureros, lo cual arroja cifras de pérdidas de cientos de miles de puestos de trabajo en el período de tiempo que abarca el estudio.

Esto no hace sino darnos la razón y confirmar nuestras tradicionales alertas sobre la falta de sostenibilidad de nuestro futuro socioeconómico con el planteamiento actual y para el que ya les hicimos propuestas de futuro en el análisis "Aunque no lo parezca, aún nos queda la tercera y más disruptiva fase de la Globalización. En el análisis de hoy debemos pues plantearnos: ¿Qué ocurrirá cuando esa robotización que ha impactado al empleo manufacturero tan fuertemente se extienda en unos años al conjunto de los sectores económicos? ¿Hacia dónde podrá distribuirse entonces el empleo como ha ocurrido en el caso alemán analizado? Parece un juego del gato y el ratón en el que el ratón va corriendo escapando de habitación en habitación, y no va a poder evitar acabar arrinconado en la ratonera.

El estudio a nivel individual tampoco resulta revelador, porque los trabajos más expuestos a la robotización son precisamente los primeros que están empezando a trabajar con robots, y por lo tanto es totalmente lógico que ese know-how sea fuertemente demandado por un mercado que pretende extender esta tendencia robotizadora al conjunto de la economía. No es que ellos sean la punta de lanza de la robotización, sino que son el vector de cambio del cual se servirán los agentes económicos para transformar y robotizar el conjunto de la economía. Es por ello por lo que es lógico que su empleabilidad aumente en los estadios iniciales. Este punto se ve confirmado más adelante en el artículo, cuando ellos mismos afirman que el efecto negativo de los robots en el empleo manufacturero agregado no viene dado por el desplazamiento directo de los trabajadores preexistentes. Lo que ocurre es que, aunque los robots no eliminan puestos de trabajo ya existentes, sí que sin embargo hacen que las empresas industriales creen menos puestos de trabajo para la gente joven.

Las conclusiones del propio estudio

Más adelante el estudio alcanza unas conclusiones sobre las que ya les hablamos nosotros desde hace meses, aunque ahora ya empiezan a venir refrendadas por datos tangibles, más que por predicciones lógicas y tras un razonamiento socioeconómico como el que siempre les traemos. La exposición a la robotización trae consigo ganancias salariales para los trabajadores más cualificados, ya que estos trabajadores pueden aprovecharse profesionalmente del auge los robots. Efectivamente este rango laboral posee aptitudes complementarias a los robots y que no pueden ser automatizadas fácilmente (por ahora). Pero, como ya les adelantamos hace meses, el impacto para los trabajadores menos cualificados será muy relevante.

Un factor que tampoco se puede pasar por alto en Alemania, origen de este primer estudio con datos reales en la mano, es el hecho de la ya conocida tendencia en el país teutón por parte de los sindicatos de trabajadores, que son abiertamente partidos de flexibilizar el mercado laboral a cambio de que no se pierdan puestos de trabajo. Ha sido una máxima de los "Gewerkschaften" alemanes en los últimos años, y no se puede descartar que esta línea negociadora haya podido tener una particular influencia a la hora de conseguir que la intensificación de la robotización no se haya traducido en un descenso de los puestos de trabajo. De hecho, en la última crisis, hay un consenso generalizado en que el bajo impacto en el empleo habido en Alemania fue debido mayormente a esta flexibilización.

El estudio concluye con que en conjunto los robots incrementan la productividad y el total de las partidas presupuestarias dedicadas a los sueldos, pero no los sueldos medios. Aquí además se echa en falta saber qué ocurre con la mediana, un indicador muy complementario a la hora de evaluar la distribución de la masa salarial entre los distintos colectivos laborales. Finalmente, los autores acaban por admitir que, según su análisis, los robots han contribuido a la tendencia bajista de la proporción de gastos salariales, según apunta el estudio que citan de Kehrig and Vincent de 2017. La mayor parte de las rentas originadas por esta nueva tecnología parecen acabar en manos de los poseedores de capital, o de los que obtienen parte de los beneficios empresariales. Para ellos, así como para los trabajadores cualificados, los robots son sus amigos en el mercado laboral. Para el común de los trabajadores menos cualificados la historia es muy (pero que muy) distinta.

Sintetizando el tema para sacar nuestras propias conclusiones

A modo de resumen, podemos decir que los robots no parecen estar aniquilando masivamente puestos de trabajo en conjunto a nivel nacional en Alemania, al menos por el momento, al contrario de lo que afirma el debate en las calles. Pero la opinión de un servidor es que aún es muy pronto para echar las campanas al vuelo: ni se tienen en cuenta los crecientes puestos de trabajo eliminados por robots software, ni tiene en cuenta que en la meca del sector industrial robotizado estos perfiles industriales de primeros robotizadores son muy demandados para empezar a robotizar otros sectores, ni ha empezado todavía la mucho más disruptiva robotización del sector servicios, ni se tienen en cuenta cómputos corporativos globales donde empresas muy robotizadas pueden estar empleando más trabajadores en Alemania a la par que repatrían producción al país para ser fabricada mayormente por robots, mientras destruyen empleo neto y especialmente en países periféricos, y así hasta un largo etcétera.

Los robots han producido ondas sísmicas internas en el mercado laboral alemán, especialmente en lo que a redistribución salarial y de capital se refiere.

Lo que sí es innegable es que los robots han producido ondas sísmicas internas en el mercado laboral alemán, especialmente en lo que a redistribución salarial y de capital se refiere. Y también afirman los autores que es innegable que la reacción del mercado laboral alemán ante la deslocalización hacia China e India ha sido mucho más sostenible allí que en USA, y ahora ha ocurrido de igual manera con la robotización. Algo habrá que aprender de Alemania en este caso, al menos en lo que a robots se refiere y a cómo cualquier país que aspire a seguir representando un papel destacado a nivel socioeconómico debe enfocar la robotización y, sobre todo, tratar de liderar la que será la industria del futuro aplicable a todos los demás sectores económicos.

Una cosa es cierta, este estudio es serio y va por el buen camino, pero el sesgo de los datos hace que no se puedan sacar conclusiones determinantes con los datos que arroja. Esperemos ver en el futuro más estudios de este estilo, con más y mejores datos que nos permitan entrever el futuro socioeconómico de manera más fidedigna. Por ahora, a falta de más datos, desde estas líneas nos hemos limitado a ponerles para ustedes negro sobre blanco, y no quedarnos nunca con las conclusiones más superficiales y evidentes.

No olvidemos que un proceso como la automatización inevitablemente va por oleadas, y empieza allí donde resulta más sencilla, que es, por su tradición de automatización, el sector industrial. Obviamente todavía apenas existen robots que nos atiendan en un hotel o que sustituyan creativos diseñadores, pero la Inteligencia Artificial y la robótica a escala masiva aún están en una etapa incipiente, en la cual ambicionan efectivamente sustituir millones de puestos de trabajo de todo tipo, pero aún no están totalmente preparadas: para ello necesitan ir reutilizando a estos nuevos perfiles robotizadores que les experiencia laboral robótica ha creado, e ir rotándolos hacia otros sectores.

La muestra de que ya estamos en esa senda es que ya nos encontramos en esa fase en la cual los grandes líderes del mercado empiezan a verle las orejas al lobo, a través de la llegada al mercado de nuevos y disruptores jugadores que sí que usan intensivamente la AI y la automatización, y que están empezando a comérseles el pastel. El mejor indicativo es siempre cómo reaccionan las empresas de los primeros sectores atacados, puesto que son las primeras en notar las dentelladas iniciales, y no hace falta de que les hable de cómo el sector bancario por ejemplo es el primero en ver llegar a una disruptora Fintech, ni que les hable sobre los planes de reducción de plantilla masiva por parte de los grandes bancos. Conforme la AI se vaya extendiendo en funcionalidad y alcance, prácticamente todos los sectores económicos seguirán el mismo camino.

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