China podría convertirse en el mayor inversor en ciencia en el 2022

El trono lo tiene Estados Unidos. Es el mayor inversor en ciencia e investigación médica de forma indiscutible. Pero esto puede cambiar en media década. Así lo indica un estudio llevado a cabo por académicos de la Universidad de Michigan. Lo que han hecho ellos ha sido examinar la evolución de la inversión científica durante los últimos años. Su metodología ha sido sencilla: comprobar todos los papers publicados en 10 revistas científicas de prestigio.

La conclusión a la que han llegado los académicos de la Universidad de Michigan es que en 2022 China superará a Estados Unidos como inversor en los campos de ciencia e investigación médica.

A partir de esa fecha China se convertirá en el mayor inversor del planeta en estas disciplinas. Así lo que reflejan los datos obtenidos en el estudio, que ha repasado desde los años 2000 al 2015. Los investigadores examinaron los artículos de las seis revistas científicas más prestigiosas y de cuatro publicaciones de categoría media durante ese periodo.

Lo cierto es que en las últimas dos décadas China ha incrementado sensiblemente su presupuesto en investigación científica. De hecho, en estos momentos sería el cuarto país en cuanto a nuevos descubrimientos se refiere.

El estudio de la Universidad de Michigan también refleja un aumento progresivo de la colaboración científica. Equipos de distintos países, distintas universidades trabajan conjuntamente cada vez más.

Una muestra de esta tendencia son los papers publicados en las seis revistas científicas más prestigiosas. En el año 2000 solo el 25% de ellos estaban firmados por científicos de al menos dos países. Sin embargo, en 2015 este porcentaje subió al 50%.

La clave de este aumento, según los autores del estudio, es el enfoque multidisciplinar de las investigaciones. Cada vez son más las que optan por contar con un equipo versátil. Se trata de una forma de afrontar los problemas desde perspectivas más amplias: más recursos para resolver atolladeros.

A esto se suman las herramientas colaborativas en la Red. Cada vez son más sofisticadas, con lo que permiten una colaboración más fluida. Pero también son más accesibles y asequibles. Esto hace que cualquier centro de investigación pueda trabajar con otro que esté a miles de kilómetros.