El bitcoin se afianza como valor refugio, y no sólo porque valga más que una onza de oro
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Sistemas financieros y monetarios
Recientemente habrán leído muchos titulares de corte algo sensacionalista que ondeaban como victoria irrefutable que Bitcoin había superado en precio a la onza de oro, como por ejemplo el de esta noticia de la CNN. Lejos de menospreciar a la famosa criptomoneda (ya saben que en estas líneas somos al respecto "contenidamente" optimistas), económicamente este tipo de efusivas afirmaciones apenas tienen justificación objetiva, según analizaremos hoy con ustedes.
Pero por otro lado, bien es cierto que nuestro famoso Bitcoin sigue dando pasos en la dirección correcta para convertirse en una moneda "mainstream", o al menos en un activo a tener en cuenta entre los principales del mercado. Aunque no lleguemos al extremo injustificado de afirmar esto por tan sólo superar la cotización del oro, sí que hay indicios contrastables de que, a nivel global, Bitcoin se está convirtiendo en un activo relevante; es más, proyectando su evolución incluso podríamos calificar su evolución como en camino a convertirse en un activo refugio.
Recuerdo cómo, en los noventa, una persona alardeaba en mi presencia del hecho de que la bolsa de su país cotizaba en un nivel numérico por encima de la bolsa española. Sin entrar en calificar este tipo de alardeos, sí que tuve claro desde aquel momento que, si en algo tan básico y fundamental no había ninguna cultura económica en una persona que se consideraba con gran reputación en este campo, era necesario fomentar la cultura económica y financiera entre la ciudadanía. Y es un hecho que la incultura económica siembra de múltiples errores de concepto y malas interpretaciones las ideas de los ciudadanos de a pie, acabando en desastres como que "el precio de los pisos nunca baja", sobre la que un servidor en concreto nunca entendió cómo pudo extenderse tanto una idea tan poco fundamentada.
Pero sin apartarnos del tema, para responder a las preguntas que se estarán planteando ustedes, debemos a su vez preguntarnos: ¿Qué sentido tiene que por ejemplo el Dow Jones cotice a 20.000 puntos y el IBEX sólo en el entorno de 10.000? Algunos interpretan que el Dow Jones es el doble de "potente" económicamente que el IBEX, pero esto no tiene mucho que ver con la realidad. La clave la tienen ustedes en el "puntos". ¿Qué es ese "punto"? No es nada mucho más allá del nivel inicial que alguien en su día decidió ponerle al nuevo índice Dow Jones cuando empezó a cotizar, y que sólo reflejaba una ponderación de las cotizaciones de las acciones de las empresas que lo componían.
Por ello, que el Dow Jones esté a 20.000 y el IBEX a 10.000 no significa nada más allá de que tienen una composición diferente en el cómputo que lleva a la elaboración del índice. Lo que sí que es relevante es la evolución que les ha llevado hasta ese nivel, y en especial en términos porcentuales. Burbujas y desmanes bursátiles aparte, en el mercado se suele pensar que la evolución de las cotizaciones, y por ende de los índices, refleja una evolución del desempeño económico, a lo que se suman las expectativas de esa misma evolución pero en el futuro.
Entonces tenemos que lo relevante sería que tanto Dow Jones como IBEX hubiesen empezado a cotizar por ejemplo ambos a 1.000 puntos hace unas décadas, y tras el paso de los mismos años por ambos, cotizase cada uno en un nivel de puntos tan diferente. Eso sí que sería significativo e indicativo de una mayor pujanza económica y/o bursátil por el hecho de que a día de hoy el Dow cotizase al doble de puntos que el IBEX.
Pero vayamos al caso concreto de la cotización del Bitcoin, que es la que verdaderamente nos ocupa hoy. En el caso de la criptomoneda, la comparación con el precio del oro todavía tiene menos fundamento que el ejemplo anterior de los índices. De nuevo, la paridad actual del canje Bitcoin-oro sólo tiene sentido en términos comparativos de evolución histórica con respecto a una comparación en un punto temporal concreto y anterior. Y el hecho por el que decía que todavía tiene menos fundamento subyace bajo la pregunta: ¿Qué es verdaderamente un Bitcoin?
No voy a explicarles aquí los entresijos de Bitcoin y Blockchain (el protocolo de intercambio que lo soporta); por el contrario, me limitaré a exponerles que Bitcoin, al ser una moneda virtual, ni siquiera tiene un valor intrínseco como lo tenían otras monedas. El valor de Bitcoin viene determinado meramente por su cotización en los mercados cambiarios que negocian con él, y ésta a su vez depende de la oferta y la demanda existente en cada momento.
La oferta depende de cuántos Bitcoiners quieren en ese momento cambiar sus criptomonedas por dólares u otra divisa, pero también tiene indudablemente relación con los Bitcoins disponibles en cada momento en el mercado. Es decir, la masa monetaria de Bitcoins, la cual depende, no de las impresiones de un Banco Central, sino del número de claves criptográficas únicas que los Bitcoin-miners, o mineros de Bitcoin, sean capaces de descubrir resolviendo fórmulas matemáticas determinadas.
Por otro lado, la demanda depende de cuántos nuevos Bitcoiners van adoptando la moneda para sus transacciones, aunque puedan hacerlo incluso sólo de manera puntual para una transacción en concreto. Pero, y ahí está el quiz de la cuestión, la demanda también depende de los inversores que se vuelven Bitcoiners y compran la famosa criptomoneda tan sólo como inversión, bien sea para obtener una potencial revalorización, o meramente como activo refugio para salvaguardar el valor de su dinero.
Pero además de las clásicas leyes de la oferta y la demanda (con toques de minería virtual), en la formación de precios de Bitcoin hay otros factores muy relevantes que están influyendo, y que a menudo no se tienen en cuenta en otros análisis. Según nombrábamos antes, hay flujos monetarios que recibe Bitcoin en calidad de activo refugio, como ya les expusimos hace unos meses en el artículo "Bitcoin como valor refugio tras el Brexit: la criptomoneda se va haciendo mayor". A estos flujos se añaden otros flujos económicos como por ejemplo el de dinero negro, procedente de redes criminales o de evasores del fisco. El anonimato que hay tras Bitcoin les permite mantenerse ocultos e incluso recaudar alegremente por actividades delictivas como es el "ransomware", por el que le cifran el contenido de su ordenador, y para suministrarle la clave de desencriptado le exigen varios cientos de euros.
Pero detrás del reciente auge de la criptomoneda hay también otros flujos que apuntan a lo que algunos Bitcoiners desde hace años califican como huída hacia la libertad económica. De hecho, en este contexto, hay que decir que a día de hoy hay un volumen importante de Bitcoiners que trata de poner sus ahorros a salvo de la sobrerregulación y del control férreo de capitales que algunos países tratan de imponer en su concepción particular de la economía. Como prueba de ello, según pueden leer en esta noticia, ha habido momentos en la historia reciente de Bitcoin en los que hasta un 95% de la negociación global de Bitcoins ha sido por parte de operadores de China. Es por ello por lo que las autoridades del gigante asiático vienen desde hace algunos años tratando de atajar la situación, y el Banco Central de China ha llegado a prohibir a las entidades financieras negociar con Bitcoins, como pueden leer en esta noticia de Bloomberg.
Pero hay un segundo condicionante importante de entre los que afectan a Bitcoin, y si bien el anterior venía por la parte de la demanda, éste viene por parte de la oferta. Resulta que el ecosistema de Bitcoin adolece de una gran concentración, por la cual hay unos pocos bitcoiners que poseen la mayoría de los Bitcoins, como pueden ver en esta interesante gráfica de Quora. Esto obviamente tiene sus importantes implicaciones a nivel de oferta, puesto que desde hace algunos años la tendencia de estos grandes Bitcoiners ha sido la de retener (e incluso acaparar) Bitcoins. Suponemos que esto lo hacen ante la expectativa de revalorización futura (y ya presente), aunque sin duda pone un "pero" a las ambiciones de "moneda popular" que el entorno de la criptomoneda siempre ha tenido, y sobre todo, teniendo en conjunto como colectivo una poderosa capacidad de influencia sobre la cotización de la moneda virtual.
Si comparamos el precio de una onza de oro con el precio del equivalente en peso de plata, la comparación tiene sentido puesto que ambos son metales físicos con una masa, que se puede traducir en un peso cuantificable y, sobre todo, comparable. Se puede decir abiertamente que una onza de oro vale más que una onza de plata. Pero fuera del mundo físico y de las materias primas, que pertenecen al mundo de lo tangible y valorable por su peso, la comparación ya pierde su sentido. Igual que no tiene sentido decir que el petróleo batió al dólar cuando el barril de crudo pasó hace décadas a cotizar por encima del precio de un dólar, no tiene sentido ahora hacer sonar las campanas porque un Bitcoin valga más que una onza de oro.
Bitcoin empieza a tener un prometedor futuro por delante, con una consideración que ya puede ser abiertamente declarada como de activo refugio, habiendo aportado al mundo su protocolo Blockchain que ya es objeto de innovación y aplicación en numerosos sectores (incluído el financiero), habiéndose convertido en una vía de escape para los minoristas que tratan de huir de la sobrerregulación y la imposición económica férrea, con una negociación que cada día va ganando usuarios, siendo poco a poco más aceptado para transacciones de todo tipo... Y un sinfín de razones que, a día de hoy, hacen que haya que tener a la criptomoneda en el radar.
Cerramos este post simplemente dejándoles con la reflexión de lo irreflexivos (valga la "irredundancia") que a veces son algunos hitos artificiales que se popularizan en el mundo económico (y no económico). Afirmar que el Bitcoin es más valioso que el oro porque un Bitcoin valga más que una onza de oro, tiene el mismo poco sentido que, por el mismo motivo, podemos coger, cambiar la unidad de medida, y comparar con un kilo de oro, y efectivamente ese kilo valdría ya más que un Bitcoin. Como ven, este tipo de comparaciones tienen el mismo fundamento que afirmar que "mi país es más rico que el tuyo porque mi selectivo cotiza a más puntos que el tuyo".
Lo más grave es que, a menudo, este tipo de ideas e hitos son las que rigen las decisiones de compra e inversión de muchos agentes económicos, como por ejemplo vemos todos los días en los mercados con niveles (psicológicos) de un IBEX a 10.000 puntos o un Dow a 20.000. Es una falta de reflexión económica que desde estas líneas siempre nos hemos propuesto ayudar a remediar, y uno de los principales motivos por lo que dedicamos tantos esfuerzos y tiempos a escribirles con tinta color salmón. Economía sí, siempre que sea con información objetiva, con razonamientos coherentes, y con sentido socioeconómico.
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