Cómo usar el silencio a tu favor
Guardar silencio durante una junta dará la impresión de que eres la persona más comprometida o la menos. ¿Cómo saber cuál eres? Toma en cuenta que al igual que las palabras, el silencio es una forma de comunicación.
Trata de no hablar durante los primeros 10 minutos de una junta. Es lo equivalente a no batear cuando te lazan la primera bola en un juego de béisbol (y te encuentras en una sala llena de píchers). El primer lanzamiento es para tantear el terreno, entender el lenguaje. Incluso si te parece perfecto, espera el siguiente. Nadie ha lamentado no haber hablado en los primeros 10 minutos de una reunión. Resiste, eventualmente será tu turno otra vez.
¿Estás listo ahora? ¿Seguro? La pregunta realmente no es qué es lo que vas a decir, sino por qué lo dirás. Mark Goulstron, psiquiatra y autor del libro Sólo escucha: descubre el secreto de conquistar a cualquier persona (Just Listen: Discover the Secret of Getting Through to Absolutely Anyone), sugiere siempre plantearte por qué quieres hablar. ¿Tienes evidencia que respalde que lo que vas a decir no va a desviar la conversación?
Esta pregunta, dice Ethan Burris, profesor asociado de Gestión de la Universidad de Texas en la Escuela de Negocios de Austin McCombs, te permitirá evaluar el costo-beneficio de hablar. “Los costos por lo general se reducen a dos obstáculos. El primero es la sensación de seguridad. ¿Habrá algunas repercusiones al hablar?”, señala el experto. Y segundo, ¿se logrará algún cambio? Por ello debes evaluar constantemente dónde quieres ver un cambio. No te equivoques al esperar. Todo puede cambiar en un instante.
La profesora de lingüística en la Universidad de Georgetown, EE.UU., Deborah Tannen, afirma que la manera en que reaccionamos ante las pausas representa cómo nos comunicamos. “Cuando dos personas tienen un concepto diferente del tiempo que debe durar una pausa normal, quien espera una pausa corta puede sentir que la otra persona no tiene nada que decir. Sin embargo, la gente que toma pausas más largas está esperando el tiempo que considera correcto para responder. En una junta, esto puede resultar en que la persona que habla más seguido tenga la impresión de que nadie más quiere expresarse, cuando en realidad están esperando el momento correcto para comenzar a hablar”.
Una técnica utilizada comúnmente por los periodistas es dejar que las pausas sean más largas, incluso incómodas. A menudo, el entrevistado buscará romper el silencio, y lo que diga será relevante. Esta técnica puede ser muy útil. “Oblígate a sentirte cómodo con el silencio y verás si alguien más comienza a hablar. O intenta preguntar a los demás qué opinan, así tendrás la satisfacción de participar en la conversación sin que la carga completa de ésta recaiga en ti”, aconseja.
“La ironía es que estás más presente cuando te enfocas en algo o en alguien externo que en ti mismo”, dice Goulston. “Estar presente no significa hablar mucho. ¿Puedes pensar en alguien que siempre parece estar presente?” Un ejemplo es el Papa Francisco; cuando piensas en él, no te viene a la mente un discurso, sino una sonrisa, un gesto. Cómo somos cuando guardamos silencio es tan importante como guardar silencio en sí. Ver a las personas a los ojos cuando hablan, reaccionar asintiendo, con un pequeño guiño o una sonrisa, puede tener más peso que el hecho de hablar.
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