Lecciones desde Alemania para integrar a los refugiados

Stranded Syrian refugees carry their children through a show storm at a refugee camp north of Athens, Greece January 10, 2017.REUTERS/Yannis Behrakis - RTX2YCI6

Image: REUTERS/Yannis Behrakis

Norbert Winkeljohann
Senior Partner, PwC Germany
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Los gobiernos de todo el mundo se enfrentan a un desafío enorme. La cantidad de migrantes internacionales ha aumentado rápidamente durante los últimos años, y alcanzó la cifra de 244 millones en el año 2015, lo que significa un aumento del 41% en comparación con el año 2000. Ya que ese total incluye 20 millones de refugiados, para poder evitar una pesadilla humanitaria es imperativo lograr su integración rápida y responsable dentro de las sociedades de acogida. El desafío logístico de hacerlo ejerce una presión cada vez mayor sobre los países que enfrentan las mayores afluencias.

Alemania, país que recibió alrededor de 1,1 millones de personas en el año 2015, conoce bastante bien esta presión. Sin embargo, Alemania no se ha rendido ante la misma. Por el contrario, la ha gestionado extremadamente bien, demostrando que a través de una colaboración sostenida entre gobiernos, empresas y sociedad civil, los países pueden desarrollar abordajes eficaces para satisfacer las necesidades de los refugiados y de los países que los reciben.

Para tener éxito, cada país debe cerciorarse de contar con capacidades, recursos y estructuras establecidas para gestionar las necesidades de los refugiados de manera eficiente. La sólida gestión y coordinación entre países de tránsito y de destino puede permitir que gobiernos, empresas, ONG y organismos de ayuda aborden más eficazmente los desafíos que, inevitablemente, surgirán a lo largo de esta travesía. Al mismo tiempo, para garantizar que los actores de los países de tránsito y de acogida proporcionen realmente lo que necesitan los refugiados, los desafíos que surgen deben considerarse desde la perspectiva de los propios refugiados.

Afortunadamente, parece que está surgiendo la cooperación y el compromiso necesarios. Desde mi perspectiva en Alemania, he sido testigo de cómo un creciente número de empresas aprovechan esta oportunidad para hacer frente a los retos logísticos y humanitarios, ofreciendo servicios que ayudan a que los refugiados reconstruyan sus vidas, y, a la par, comparten los costos de infraestructura, tecnología, atención sanitaria, capacitación, educación, y más.

Particularmente, alrededor de un centenar de empresas alemanas, incluidas entre ellas algunas cuyos nombres son muy conocidos, se han unido a la iniciativa Wir Zusammen (Nosotros en conjunto), cuyo objetivo es ayudar a integrar a los recién llegados. Hasta la fecha, la iniciativa ha garantizado pasantías para aproximadamente 1.800 refugiados y entrenamiento práctico como aprendices para otros 300.

Mi propia empresa, PwC Germany, ofrece un curso gratuito de diez semanas de aprendizaje de alemán y capacitación vocacional para los refugiados recién llegados – es decir, durante el período que es más crítico para ellos. A muchos refugiados se les prohíbe trabajar durante sus primeros tres meses en un nuevo país anfitrión y no tienen acceso a programas de integración pública hasta que se apruebe su solicitud de asilo. Gracias a nuestra iniciativa y a otras similares, los refugiados pueden aprovechar ese período para prepararse para su ingreso al mercado laboral, adquiriendo valiosas habilidades, sin mencionar una evaluación certificada de su aptitud profesional. Tales iniciativas no ayudan únicamente a los refugiados, sino que también ayudan a las empresas – y, a su vez, a la economía de Alemania.

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Las empresas que no le temen a las barreras de idioma y a las diferencias culturales en las etapas tempranas del proceso de integración son recompensadas ​​con la oportunidad de entrenar y contratar a personas que están muy motivadas y a menudo altamente cualificadas. Para las empresas que enfrentan escasez de habilidades, esto debería ser especialmente tentador. Es probable que los sectores de manufactura, atención sanitaria y enfermería sean los más beneficiados debido al crecimiento de la disponibilidad de mano de obra.

La experiencia de Alemania contiene lecciones importantes para otros países que intentan reasentar a los refugiados. Una de las más útiles y fácilmente aplicables es la lección que indica que la travesía de los refugiados se gestiona mejor en cuatro fases distintas.

  • La fase de tránsito. El refugiado ha escapado de un país donde la vida se tornó insostenible, ya sea a causa de conflictos bélicos o por falta de oportunidades económicas, pero aún no ha llegado al país anfitrión. Esta es la fase más insegura, durante la cual los refugiados no tienen un lugar seguro donde cobijarse. Son vulnerables no sólo a las inclemencias causadas por los elementos de la naturaleza, sino también a las acciones de los contrabandistas, traficantes y otros criminales que buscan aprovecharse de su vulnerabilidad.
  • La fase de llegada. Los refugiados hallan cierto nivel de seguridad, ya que reciben refugio temporal y apoyo. Durante esta fase, pueden registrarse en su actual país de acogida y solicitar asilo en el país protector de su elección.
  • Protección, asentamiento e integración. Una vez en el país de su elección, los refugiados reciben protección y apoyo, mientras esperan la evaluación de sus solicitudes de asilo. Si se les acepta, se les proporciona vivienda e integración en las comunidades a través de programas de trabajo y educación. Durante esta etapa las empresas pueden realizar su mayor contribución. De hecho, creo firmemente que la integración funciona mejor cuando se la vincula a capacitación práctica y a oportunidades profesionales concretas.
  • La fase de repatriación. Si se rechaza la solicitud de asilo de un refugiado, se le envía a su país de origen. En el largo plazo, la repatriación puede ocurrir incluso con refugiados que obtengan asilo, si las circunstancias en su país de origen cambian y se torna seguro regresar al mismo.

En cada fase, muchas tareas paralelas requieren de capacidades y recursos. Como hemos visto en Alemania, las empresas pueden desempeñar un papel importante en el apoyo a los gobiernos nacionales y locales, ayudando de esta manera a los refugiados, a sus propias empresas y a la economía en general. En ese sentido, la crisis de los refugiados es realmente una oportunidad muy valiosa. Por el bien de los refugiados – y por el nuestro propio – no deberíamos desperdiciarla.

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