Estas son las economías más inclusivas del mundo
Image: REUTERS/Suzanne Plunkett
El Foro Económico Mundial ha publicado esta semana un informe en el que propone un cambio en las prioridades en materia de política económica para responder de forma más eficaz a la inseguridad y desigualdad que acompañan al cambio tecnológico y la globalización. El Informe sobre Crecimiento Integrador y Desarrollo 2017 (Inclusive Growth and Development Report 2017) concluye que la mayoría de los países están perdiendo oportunidades importantes para aumentar el crecimiento económico y reducir la desigualdad al mismo tiempo porque el modelo de crecimiento y las herramientas para medirlo que han guiado a los dirigentes durante décadas necesitan un importante reajuste.
El Informe revela que los ingresos anuales medios cayeron un 2,4% o 284$ per cápita en 26 economías avanzadas entre 2008 y 2013 (o en el periodo disponible más reciente). A los países en vías de desarrollo les fue mucho mejor, ya que en ellos los ingresos medios crecieron una media del 10,7% o 165$. Sin embargo, el 23% experimentó una bajada en los ingresos medios per cápita del 9%, frente al 54 % de los países avanzados, que experimentaron una bajada media del 8% o 1044$ por persona equivalente a 2.505$ por familia
Este Informe también sugiere que el progreso sostenido del nivel de vida, un concepto que abarca ingresos además de oportunidades económicas, seguridad y calidad de vida, debería reconocerse por parte de los dirigentes como el objetivo principal del rendimiento económico nacional en lugar del crecimiento del PIB. Propone un nuevo marco de políticas y un nuevo conjunto de herramientas de medida para guiar la práctica y evaluar el rendimiento de los países en consecuencia
El Informe clasifica los países en función de 12 Indicadores Clave de Rendimiento de desarrollo integrador. Aportando una medida más completa de desarrollo económico más allá del crecimiento del PIB, el Índice se basa en tres pilares: Crecimiento y Desarrollo, que incluye aumento del PIB, participación en el mercado de trabajo y productividad, y esperanza de vida sana; Inclusión, que engloba ingresos medios por familia, pobreza y dos medidores de desigualdad, e Igualdad intergeneracional y Sostenibilidad, que incluye ahorro neto ajustado (junto con reducción del capital natural e inversión en capital humano), ratio de dependencia demográfica, deuda pública e intensidad de carbono.
El 51 % de los 103 países para los que estaban disponibles estos datos experimentaron una bajada de sus puntuaciones en el IDI en los últimos cinco años, lo que confirma la legitimidad de la preocupación y el reto que afrontan los dirigentes en cuanto a la dificultad de traducir el crecimiento económico en avances sociales de gran calado. En el 42 % de los países, el IDI cayó a pesar del aumento del PIB per cápita. Uno de los principales culpables fue la desigualdad de la riqueza, que aumentó una media de 6,3 % en un 77 % de las economías.
Algunos países ocupan posiciones significativamente más altas en el IDI que las que ocuparían por su PIB per cápita, lo cual sugeriría que han hecho un buen trabajo a la hora de hacer que sus procesos de crecimiento sean integradores. Esto incluye a países tan diversos como Camboya, República Checa, Nueva Zelanda, Corea del Sur y Vietnam. En cambio, otros ocupan puestos en el IDI bastante más bajos de los que les corresponderían por Clasificación IDI 10 primeros y G7 Clasif. IDI País 1 Noruega 2 Luxemburgo 3 Suiza 4 Islandia 5 Dinamarca 6 Suecia 7 Países Bajos 8 Australia 9 Nueva Zelanda 10 Austria 13 Alemania 15 Canadá 18 Francia 21 Reino Unido 23 Estados Unidos 24 Japón 27 Italia PIB, lo que indica que su crecimiento no se ha traducido en inclusión social. Estos países son Brasil, Irlanda, Japón, México, Nigeria, Sudáfrica y Estados Unidos.
Richard Samans, miembro de la Junta Directiva del Foro, afirmó que «existe un consenso global en torno al crecimiento integrador, pero hasta la fecha ha sido mucho más orientativo que práctico. Para responder de manera más eficaz a las preocupaciones sociales, las políticas económicas necesitan una nueva brújula, avances amplios en el nivel de vida y un nuevo mapa mental en el que se replantee la reforma estructural y se aplique a esta tarea. Asimismo, los principales asesores económicos y los ministros de finanzas han de priorizarlo tanto como su enfoque tradicional de las políticas macroeconómicas, de supervisión financiera y comerciales».
El Informe sugiere que 15 áreas de políticas estructurales y la fortaleza institucional constituyen el «sistema de distribución de los ingresos» subyacente de las economías de mercado modernas y que son las herramientas cruciales a disposición de los dirigentes para fortalecer el crecimiento económico y la inclusión social de forma conjunta. Defiende que la creciente desigualdad refleja principalmente «una falta de atención a este ecosistema de políticas antes que una ley de hierro del capitalismo». Además, para muchos países, un proceso semejante de reforma estructural que incluya elementos tanto del lado de la oferta como de la demanda también representa la mejor esperanza para impulsar el crecimiento económico, teniendo en cuenta su poco margen para aplicar políticas monetarias y fiscales tras la crisis financiera de 2008-09.
El Informe también incluye métricas de políticas: 140 indicadores de políticas e institucionales en 15 áreas que tienen potencial para impulsar tanto un crecimiento más fuerte como una inclusión social más amplia. Esto permite a los países comparar su fortaleza institucional e incentivos de políticas en estas áreas con sus iguales.
Basándose en sus conclusiones, el marco y las herramientas, el Informe propone una iniciativa internacional coordinada para combatir la perspectiva de un estancamiento y dispersión secular (crecimiento bajo crónico y desigualdad en aumento) poniendo los avances en el nivel de vida medio (la gente) en el centro de las políticas nacionales y la integración económica global:
- Las principales economías tendrán que llevar a cabo esfuerzos conjuntos para hacer frente a sus debilidades estructurales dentro de este Marco con el apoyo de la OCDE y de otras organizaciones internacionales, posiblemente ampliando y priorizando el Programa de Reformas Estructurales Mejoradas del G20, presentado durante la reciente presidencia de China.
- Todos los países que experimenten problemas en el mercado de trabajo relacionados con la Cuarta Revolución Industrial tendrán que establecer objetivos de inversión nacional y estrategias de implantación público-privadas en cinco áreas de formación de capital humano: políticas de mercado de trabajo activas (formación); equidad en el acceso a una educación básica de calidad; paridad de género; beneficios y protección laboral más allá de la norma y transición entre la escuela y el mundo laboral. Los datos indican que pocos países están bien posicionados en este sentido.
- Las instituciones financieras internacionales tendrán que abrazar esta reformulación y nueva priorización de políticas económicas estructurales en sus programas de señalización pública, asesoría a países y cooperación para el desarrollo además de catalizar un escalado de la financiación mixta público-privada de infraestructuras sostenibles (crucial para la consecución de los ODS) pasando de los préstamos directos a la mitigación de riesgos, la coinversión, la agregación y el desarrollo de proyecto.
- Las instituciones financieras internacionales tendrán que abrazar esta reformulación y nueva priorización de políticas económicas estructurales en sus programas de señalización pública, asesoría a países y cooperación para el desarrollo además de catalizar un escalado de la financiación mixta público-privada de infraestructuras sostenibles (crucial para la consecución de los ODS) pasando de los préstamos directos a la mitigación de riesgos, la coinversión, la agregación y el desarrollo de proyecto.
- La cooperación para el comercio y la inversión tienen que centrarse y pasar de la negociación de nuevas normas formales, como los acuerdos de libre comercio, a la facilitación del comercio y las actividades de inversión dentro además de entre países, especialmente en lo que respecta a las PYMES, servicios y cadenas de valor. A la vez, se deberá fomentar la convergencia en torno a buenas prácticas y estándares para reducir las fricciones e impulsar el impacto del desarrollo, a la par que aumentar la asistencia de construcción de capacidades para estos fines.
El Informe se desarrolló como parte de la iniciativa del Foro sobre Crecimiento Económico e Inclusión Social e incluye aportaciones por escrito de cinco organizaciones internacionales, tres empresas y un gobierno del G20 en los que destacan sus aportaciones de cara a este reto.
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