Cómo el Internet de las cosas cambiará su vida

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Cuando ofrezco ponencias acerca del Internet de las cosas, (IoT, por sus siglas en inglés), a menudo las personas me preguntan: “¿El Internet de las cosas es un automóvil inteligente, una ciudad inteligente o un teléfono inteligente?”

La respuesta es que es todo eso, y más. En su término más sencillo, el IoT es la aplicación de sensores, tecnología de la información y tecnologías de redes para conectar miles de millones de dispositivos en todo el mundo. Esto habilita nuevas e inteligentes aplicaciones, análisis y modelos de negocios que tienen como resultado un estilo de vida más limpio, más eficaz y más sostenible. De la misma manera que el Internet conectó a miles de millones de dispositivos de computación y creó nuevas aplicaciones y modelos de negocios como los motores de búsqueda, el correo electrónico, el comercio electrónico y las redes sociales, el Internet de las cosas le ayudará a la humanidad a avanzar de maneras que todavía no podemos ni imaginar.

Desafortunadamente, la publicidad en torno al IoT ha creado una infinita corriente de conferencias “inteligentes”, de dispositivos y campañas enfocadas en la tecnología en sí, y no en los cambios masivos y sistemáticos que traerá consigo. En esta conversación a menudo también ha estado ausente la necesidad de un nuevo conjunto de políticas públicas que ayuden a desarrollar el potencial completo de IoT.

Un mejor balance de energía

Tomemos la red eléctrica inteligente, por ejemplo. Esta es la aplicación del IoT a la modernización de nuestra envejecida infraestructura eléctrica. En muchos países, la red eléctrica se construyó en el siglo XX y no se ha modernizado para afrontar los desafíos del siglo XXI. Estos nuevos desafíos incluyen balancear el suministro y la demanda durante horas pico, integrar más recursos energéticos renovables y distribuidos (paneles solares, vehículos eléctricos, baterías), la necesidad de mejorar la dependencia (reducir apagones e interrupciones), y la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, a la vez que se suministra una energía segura, confiable y económica. A pesar de que es importante garantizar que la tecnología sea segura, confiable y eficaz (como de hecho lo es), es mucho más importante articular los beneficios que estas tecnologías traen consigo, como la reducción de interrupciones en el suministro de energía eléctrica. El Instituto de Investigación de la Energía Eléctrica (EPRI, por sus siglas en inglés) calcula que en Estados Unidos los apagones y las interrupciones le cuestan a la economía aproximadamente 180 mil millones de dólares por año.

En el mundo en vías de desarrollo todavía hay muchos países donde la gente todavía no tiene acceso confiable a la electricidad. Hace algunos años, apagones masivos afectaron a más de 620 millones de personas en la India, aproximadamente el 9% de la humanidad entera. Una reducción de tan sólo el 10% de estos apagones podría representar un ahorro de miles de millones de dólares para el mundo en productividad económica; las tecnologías de redes eléctricas inteligentes tienen el potencial de alcanzar una reducción mucho mayor. Otro beneficio de la red eléctrica inteligente es su habilidad de mejorar la eficiencia energética y habilitar la integración de más recursos energéticos renovables y distribuidos.

Por medio de una mayor eficacia energética, se generará menos energía en plantas caras y contaminantes. Al integrar más energías renovables, dependeremos menos de los combustibles fósiles. El EPRI estima que una red eléctrica inteligente sólo en Estados Unidos generará ahorros de energía de entre 60 y 200 mil millones de kWh y evitará la generación de entre 100 y 200 millones de toneladas de emisiones de CO2. Ese es el equivalente a retirar hasta 2 millones de automóviles de las calles por todo un año. La red eléctrica inteligente también es emocionante por los cambios de conducta que traerá consigo. Algunos estudios han descubierto que cuando las personas toman consciencia de cuánta energía están consumiendo, reducen su uso hasta en un 7%. Con incentivos añadidos, reducen su uso durante horas pico hasta por un 15% o más. El Grupo Climático estimó que las redes eléctricas inteligentes tienen el potencial de evitar hasta 3.71 gigatoneladas de CO2 equivalentes en emisiones globales para 2020, ahorrándole a la sociedad aproximadamente 464 mil millones de dólares en costos de energía global.

Servicios públicos del futuro

A fin de realizar estos beneficios, también es importante concebir las nuevas regulaciones, políticas y modelos de negocios necesarios para garantizar un medio ambiente sostenible. Por ejemplo, en muchos países desarrollados, más y más consumidores están instalando paneles solares y usando vehículos eléctricos. Se necesitan nuevas regulaciones y modelos de negocios para garantizar acuerdos justos, equitativos y sostenibles. Estos incluyen un mecanismo que les permita a los consumidores producir (así como consumir) energía y una manera de evaluar los beneficios y los desafíos de estos activos energéticos.

¿Cómo podemos garantizar la confiabilidad a la vez que balanceamos los recursos durante las horas pico? ¿Debería existir un modelo de negocios nuevo para “los servicios públicos del futuro”? ¿Qué regulaciones serán necesarias para habilitarlos? Conforme el mundo se vuelve más globalizado, ¿qué pueden aprender los países en vías de desarrollo del mundo desarrollado? ¿Cómo pueden aprovechar las tecnologías de las redes eléctricas inteligentes para saltarse ciertos desarrollos de infraestructura?

Además de la infraestructura, las conversaciones acerca del IoT tienden a enfocarse en los dispositivos modernos, como un nuevo reloj inteligente o un auto inteligente. En lugar de eso, enfoquémonos en la atención médica que estos inteligentes dispositivos portátiles podrán habilitar. Imaginemos un mundo donde nuestro bienestar no sólo puede monitorearse de manera segura, sino que también puede compartirse inmediatamente con nuestro médico. ¿Cuál será el papel que las aseguradoras y los profesionales de la salud desempeñarán en este nuevo paradigma? ¿Qué políticas y regulaciones se necesitan para garantizar la integridad y la seguridad de nuestra información médica personal a la vez que garantizamos la asequibilidad y calidad de nuestra atención médica?

Un plan para la sustentabilidad

En lugar de enfocarnos en un nuevo auto inteligente, examinemos cómo la infraestructura de transporte inteligente puede crear un sistema más eficaz, más seguro, más limpio y más rentable que reduzca los accidentes de tránsito y la contaminación. Un estudio de Texas A&M descubrió que un costo anual de aproximadamente 120 mil millones de dólares por congestiones puede ser mitigado usando sistemas de transporte inteligentes. Además, los autos conectados tienen el potencial de transformar la industria de las aseguradoras al alinear las primas de seguro con los riesgos ponderados, como el estilo personal de conducir y la distancia recorrida, en lugar de los indicadores tradicionales que se basan en la edad y el sexo.

Cuando nos enfocamos en los dispositivos, ignoramos los cambios más amplios que estas tecnologías traen consigo. Tomemos por ejemplo el sistema de uso compartido de autos Uber: este servicio lleva al IoT al próximo nivel al crear cambios sistémicos en el flujo de trabajo e información. Empareja de manera óptima a los conductores disponibles y a los pasajeros, además de automatizar los pagos. Al hacerlo, ha actualizado la infraestructura y la ha vuelto un servicio mejor, más puntual y más conveniente. Una vez que planteamos el IoT en términos de sistemas y plataformas, comenzamos a ver y a comprender los cambios masivos, disruptivos y positivos que trae a la sociedad.

El Internet de las cosas se encuentra en la intersección de la tecnología innovadora, empresas y política pública, y se necesitan nuevas regulaciones para garantizar que esté generando mayores beneficios que perjuicios. Estos cambios sistémicos están creando nuevos modelos de negocios y nuevos empleos que requieren destrezas y tipos de conocimiento específicos. A fin de lograr un progreso real para todos –líderes del gobierno, legisladores, start-ups de la tecnología, consumidores, educadores y grupos de defensa– deben tratar de entender estos nuevos paradigmas.

Hay tres pasos para diseñar un sistema que le ayudará al Internet de las cosas a beneficiar a todas las personas. Dichos pasos consisten en:

  • Desarrollar una política a largo plazo, integral y sostenible
    La tecnología funciona y estamos trabajando en nuevos modelos de negocios. Pero, para que el IoT pueda tener éxito, necesitamos que existan las políticas adecuadas. Dichas políticas no pueden ser de corto plazo ni pueden basarse en los ciclos de elecciones; deben alinearse a niveles locales, nacionales, regionales e internacionales. Nuestros líderes necesitan demostrar la voluntad política y la resolución estratégica para desarrollar una política integral de “infraestructura inteligente” en la que los gobiernos reconozcan la importancia estratégica de este sector y de su competitividad global. Deben canalizar los recursos hacia donde hacen falta: la investigación y el desarrollo, el financiamiento, los incentivos para la implementación, la manufactura y capacitación de capital humano para prepararse para la futura economía en base al conocimiento. Una fuerte asociación pública-privada también es vital.
  • Construir un ecosistema fuerte
    A fin de que el Internet de las cosas se vuelva una realidad, los participantes de la industria deben colaborar para garantizar que las soluciones puedan interoperar de manera segura y fácil la una con la otra. Están apareciendo ya esfuerzos perfilados a construir soluciones con base en estándares, pero deben refinarse más para garantizar que las soluciones sean a prueba de los desafíos del futuro.
  • Educar a los consumidores respecto a los beneficios

Necesitamos articular mejor los cambios sistémicos y los beneficios que el IoT les traerá a las personas. Eduquemos a los consumidores respecto a las propuestas de valor y a los beneficios en un lenguaje con el que estén familiarizados. A final de cuentas, la tecnología es sólo un medio, pero el objetivo es alcanzar sus beneficios duraderos: un mejor estilo de vida para nuestra sociedad y para nuestro planeta.

Nos encontramos ahora en la antesala de poder habilitar la transformación que mejorará la manera en la que trabajamos y vivimos. Tomemos acciones audaces y trabajemos juntos para obtener los beneficios del Internet de las cosas. Tengo fe de que estaremos a la altura de este desafío y crearemos un estilo de vida más limpio, más eficaz y más sostenible, no sólo para nuestra generación, sino también para muchas generaciones por venir.

Autora: Sonita Lontoh es la directora de mercadotecnia global en Trilliant y está participando en el Foro Económico Mundial sobre Asia Oriental 2015

REUTERS/ Heinz-Peter Bader

 

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