¿Quién nos va a alimentar en el 2050?

Jorge Castillo
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Nos enfrentamos al enorme reto de alimentar a una población cada vez mayor. Se calcula que en 2050 la población mundial se situará en 9,200 millones de personas. Sólo un desarrollo acelerado de tecnologías y la sustentabilidad de la tierra parecen las respuestas ante la afrenta que viene.

¿Qué tendencias marcarán el futuro del campo a nivel global? ¿Cómo nos alimentaremos?

Gracias a la mejora de semillas y a las prácticas agronómicas, los rendimientos por hectárea se han multiplicado. En 1950, una hectárea daba de comer a dos personas. En 2005 era capaz de hacerlo con más de cuatro y se estima que en 2030 esa misma superficie podrá alimentar a cinco individuos.

Además de impactar lo menos posible el suelo y rentabilizar al máximo la producción, la tecnología agropecuaria debe ser la respuesta. Analicemos.

Datos a ras de suelo

Una tendencia es el uso del big data en el campo: se llevan a cabo estudios sobre el terreno en los que se recogen una serie de datos con los que se elabora un software. Este programa informático se incorpora a todo el sistema, con énfasis en tractores y sembradoras, para llevar a cabo una siembra a la carta: se adaptarán tanto a la densidad del cultivo como a la profundidad del terreno, buscando indicios de humedad y mejores condiciones.

Dentro de este rubro se encuentra el Soil Moisture Active Passive (SMAP) Observatory, un nuevo satélite de la NASA que en los próximos años patrullará el cielo para determinar la humedad de la superficie de la Tierra y, por ende, los lugares más adecuados para sembrar.

Fitosanitarios

Buena parte de los tratamientos fitosanitarios van hoy en día incorporados en la semilla, lo que obliga a llevar a cabo menos tratamientos aéreos, con el consiguiente beneficio medioambiental. Con ello se ha logrado incorporar a las semillas una serie de moléculas existentes en la naturaleza e incorporarlas a modo de herbicida y fungicida. Este sistema ayudará cada vez más a optimizar los resultados.

Según Pioneer Hi-Bred, este sistema aplicado al tratamiento emplea, por ejemplo, 85 gramos de insecticida por hectárea para una siembra de 25 kilos de semillas. Para esta misma superficie, un tratamiento de pulverización emplearía 2.5 kilos si la semilla no estuviera tratada.

Agricultura de precisión

La gran mayoría de los especialistas consideran que la agricultura de precisión es obligatoria para llegar al futuro. Se responde a tres preguntas esenciales: ¿Cuándo y dónde sembrar? ¿Qué sembrar? ¿Con qué elementos anexos y tecnologías hacerlo?

Estos avances tecnológicos han permitido desarrollar una mayor eficiencia en el cultivo mediante la gestión agronómica. Esta técnica combina una administración eficiente con la rentabilidad de las explotaciones.

No sólo emplea el guiado automático, sino que ofrece un amplio abanico de aplicaciones tan variadas como la documentación, capaz de reflejar en un mapa las diferencias de producción de unas zonas a otras, para en años sucesivos aplicar únicamente las cantidades necesarias de fertilizantes.

Pequeños cultivos urbanos

Los cambios acelerados en el comportamiento global y la demanda de alimentación tiene cifras concretas: viene un aumento del consumo en los países en desarrollo, cuya media sigue creciendo de entre las 2,680 calorías al día en 1999, a 2,850 en 2015 y cerca de 3,000 para el 2030.

El acceso a alimentos de manera segura, ecológica y barata es también una tendencia generalizada: el microfarming es otra respuesta. Entre más cerca, más eficiente y más sustentable. Así tenemos a los pequeños cultivos urbanos como la llave a la satisfacción de ciertas demandas poblacionales.

En Nueva York ya se cuentan unos 700 cultivos de este tipo, en ambientes vecinales. Le siguen grandes urbes del mundo, coincidiendo con la explosión de la cultura “ecológica” y el deseo de consumir productos orgánicos.

En conclusión, si queremos llegar al 2050 en óptimas condiciones como planeta, es importante considerar tendencias agrícolas de avanzada y crear las condiciones necesarias para satisfacer nuestra demanda de alimentos, al mismo tiempo que cuidamos el medio ambiente.

 

En colaboración con Forbes México.

Autor: Jorge Castillo es consultor en materia política y empresarial, impulsor de la agroindustria en Oaxaca y entusiasta del desarrollo social sustentable en México.

REUTERS

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