Pequeñas empresas, gran impacto. El poder transformador de las empresas lideradas por mujeres

En un rincón, junto a una de las muchas macetas, tres mujeres vietnamitas se sientan alrededor de cuencos de fideos y albóndigas humeantes, sumidas en una conversación. A pesar del ruido y el caos del tráfico, reina la paz en este pequeño y acogedor restaurante vegetariano del casco antiguo de Hanoi. Los sonidos de las conversaciones y las risas crecen a medida que el restaurante se va llenando con la gente del almuerzo.

El menú hecho a mano cuenta la historia de la propietaria. Abrió el restaurante durante la pandemia de COVID-19 con el deseo de ofrecer alimentos sanos y nutritivos procedentes de productores locales. Como gerente de una pequeña empresa, la propietaria se enfrenta a múltiples retos y a una competencia feroz (como me cuenta más tarde); sin embargo, el restaurante prospera y yo me pregunto, ¿cuál es la receta de su éxito? ¿Qué es lo que atrae a todos estos clientes y a mí, extranjera en Vietnam, una y otra vez a este restaurante por encima de otras grandes cadenas más conocidas? ¿Es solo la ensalada de papaya -la mejor que he comido nunca- o es algo más que solo tienen los pequeños negocios?

Las pequeñas empresas son el alma de las comunidades. El barbero del barrio y la tienda de la esquina ofrecen algo más que interacciones transaccionales para adquirir productos y servicios esenciales. Son lugares donde la gente escucha sus problemas cotidianos y fomenta un sentimiento de pertenencia. Además, una de cada tres microempresas y pequeñas y medianas empresas (PYME), como en la que estoy almorzando, están dirigidas por mujeres.

Hay más mujeres que nunca en el mundo empresarial y, sin embargo, la mayoría solo tiene tres cuartas partes de los derechos legales que tienen los hombres en lo que se refiere a carrera profesional, finanzas y conciliación de la vida laboral y familiar, y ello a pesar de que las empresas dirigidas por mujeres son vitales por su reinversión en los ingresos de los hogares y en las economías nacionales y por su poder transformador. Los datos más recientes sobre las empresas dirigidas por mujeres indican que reducen la pobreza, impulsan la creación de empleo, fomentan la innovación y contribuyen a crear comunidades más seguras, más verdes y dinámicas, garantizando la prosperidad colectiva de todos. Estas empresas dirigidas por mujeres son fuerzas regeneradoras que construyen comunidades empresariales y contratan a trabajadores locales. Las economías locales no pueden tener éxito sin ellas.

"Las mujeres por sí solas se enfrentan a muchos obstáculos. Sin embargo, si formamos una comunidad de personas que nos inspiran y nos apoyan, podemos conseguir mucho..... Juntas podemos hacer cosas que nunca podríamos lograr solas", afirma Violeta Pacheco Mejía, empresaria de Lima (Perú).

Su empresa de ropa ecológica de alpaca y algodón, Tejidos Peruanos, tiene su sede en Villa El Salvador, un barrio históricamente desfavorecido de Lima. Su empresa tiene fama de ser un lugar donde las mujeres ayudan a las mujeres a salir adelante y donde la comunidad hace posible lo imposible. Pacheco Mejía estableció su empresa en Villa El Salvador para hacerla más accesible a los trabajadores con talento que viven en la zona. Además de tener una plantilla mayoritariamente femenina, para dar flexibilidad y tranquilidad a los padres, Tejidos Peruanos ofrece guarderías seguras in situ para los empleados. Tejidos Peruanos y Pacheco Mejía son excelentes ejemplos de cómo las empresarias reinvierten en sus comunidades, contratan a más mujeres y dan esperanza a otras poblaciones marginadas.

Pacheco Mejía ha necesitado 18 años de duro trabajo y pasión para crear el negocio de sus sueños: impactante y rentable. Sin embargo, no fue hasta este último año cuando Pacheco Mejía, gracias a su participación en los programas Ignite y Strive Women de CARE -ambos apoyados por el Centro Mastercard para el Crecimiento Inclusivo-, pudo finalmente obtener un préstamo bancario a su nombre.

"Tejidos Peruanos es el sueño de 14 mujeres", dice Violeta, "Hemos pasado por muchas dificultades, pero hemos podido seguir adelante a pesar de ellas. A estas alturas nos hemos dado cuenta de que si queremos seguir avanzando, debemos seguir preparándonos y entrenando, no solo yo, sino todo el equipo. Este es un sueño que soñamos juntas".

A pesar de la creatividad, la resiliencia y el liderazgo demostrados por Pacheco Mejía y millones de personas como ella, las mujeres empresarias se enfrentan a enormes barreras y limitaciones -incluido el acceso al crédito- que impiden su crecimiento y deterioran su confianza.

Las empresarias con las que trabajamos a través de los programas de CARE no están dispuestas a esperar. Quieren hacer crecer sus negocios y tienen las capacidades y la confianza para hacerlo. Nuestra receta para construir un ecosistema de apoyo -que valore las aportaciones de las mujeres- trabaja con socios locales para diseñar políticas, productos y programas. Juntos diseñamos servicios financieros a medida, junto con formación y redes empresariales, con campañas de divulgación para cuestionar las normas de género perjudiciales.

Los responsables políticos, las empresas, los bancos, los líderes comunitarios y los particulares tienen un papel que desempeñar para liberar el poder económico de las mujeres, valorado en 10 billones de dólares anuales. Necesitamos un cambio global del sistema que incluya reformas macroeconómicas integrales, sistemas fiscales más justos y el reconocimiento de la economía de la asistencia. Necesitamos productos financieros localizados centrados en las mujeres y sistemas de apoyo a las emprendedoras para crear economías más equitativas para todos los grupos marginados, incluidas las mujeres.

Al conmemorar el Día de las MiPyMEs, reconozcamos, celebremos y promovamos las microempresas y pequeñas empresas dirigidas por mujeres que son el alma de nuestras comunidades. He aquí cómo puedes mostrar tu apoyo y dejar huella:

Apoyando el crecimiento y la resiliencia de las pequeñas empresas dirigidas por mujeres, reforzamos los lazos invisibles que nos conectan. Esto ayuda a que prosperen lugares únicos y vibrantes, como la cafetería vietnamita de fideos de Hanói, y nos acerca a un futuro feminista en el que la igualdad y la inclusión se conviertan en una realidad vivida.