Por qué la transición energética necesita "soluciones puente"
La energía nuclear o el gas natural son más ecológicos que los combustibles fósiles y podrían ser puentes hacia la transición energética verde. Image: Unsplash/Sophie Legtenberg
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Accelerating Clean Hydrogen
- Aunque son significativos los avances en fuentes de energía renovables, como la solar y la eólica, la infraestructura y el mercado no están preparados para abandonar los combustibles fósiles de inmediato.
- Se necesitan "soluciones puente", como el gas natural y la energía nuclear, para garantizar la seguridad energética y la estabilidad económica durante la transición hacia energías limpias.
- Una mayor colaboración entre los sectores público y privado sería beneficiosa para desarrollar normativas prácticas que fomenten la inversión sin desincentivar la innovación.
Al filósofo francés Voltaire se le atribuye la declaración de que "lo perfecto es enemigo de lo bueno".
Estamos asistiendo a la materialización de esta idea en uno de los empeños más profundos de la historia de la humanidad: la revolución de las energías limpias. La búsqueda de lo perfecto -tecnologías y sistemas de carbono cero, así como herramientas de políticas públicas e incentivos de mercado- está desplazando a las soluciones prácticas que pueden ofrecer beneficios incrementales inmediatos y podrían hacernos ganar tiempo.
Alimentando la red
La generación de electricidad es la principal fuente de emisiones de dióxido de carbono. Recientemente, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) despertó el entusiasmo al anunciar que las tecnologías "imparables" de baja emisión de carbono serán responsables de que el consumo mundial de combustibles fósiles alcance su punto máximo mucho antes de lo previsto, en 2025 o incluso antes. Según la AIE, cuatro quintas partes de la nueva capacidad energética que se está añadiendo en la actualidad procede de energías renovables.
Esto es alentador, pero el hecho es que nuestra red eléctrica aún no está preparada para las energías renovables y aproximadamente el 80% de nuestra energía sigue siendo suministrada por combustibles fósiles. Nuestra capacidad para seguir aumentando la potencia de la energía solar, eólica y otras alternativas es limitada a menos que avancemos en la ardua, larga y costosa tarea de ampliar o añadir líneas de transmisión e infraestructuras costosas.
Además, algunos supuestos clave en los que se basaban las previsiones anteriores ya no son válidos. La demanda de energía no es estática. Aumenta a medida que circulan más vehículos eléctricos, se construyen nuevos centros de datos y se incrementa la capacidad de fabricación de semiconductores. Las fábricas de chips y los centros de datos consumen 100 veces más energía que las empresas industriales típicas.
Un puente hacia la transición energética
Incluso con más generación de energía solar y eólica, necesitaremos nuevas fuentes de energía de base fiables para sustituir la que obtenemos hoy de los combustibles fósiles. Por eso hay tanto interés en ampliar y comercializar hidrógeno limpio.
Mientras tanto, sin embargo, necesitamos soluciones "puente". El gas natural y la energía nuclear son más limpios que el carbón y el petróleo. Aunque ambas soluciones son problemáticas desde el punto de vista ambiental, corremos el riesgo de dañar la economía mundial y amenazar nuestra seguridad energética si las cortamos prematuramente sin utilizarlas para ayudar a nuestra transición.
La oposición motivada por razones políticas está bloqueando la inversión en nuevas infraestructuras de gas natural - gasoductos, instalaciones de licuefacción, transporte marítimo - cuando podríamos invertir en formas de reducir las emisiones de metano del GNL mitigando las fugas asociadas a la perforación, el almacenamiento y el transporte.
Franklin Servan-Schreiber, de Earthmind, defiende la creciente importancia y viabilidad de la energía nuclear, sobre todo en el Golfo. Los avances en los procesos de "transmutación" de la energía nuclear permiten generar energía de forma más segura, limpia y barata, al tiempo que se hace frente al temor a la proliferación de armas nucleares.
"La energía nuclear representa la única energía de base libre de carbono disponible en esta región (del Golfo) sin ríos, lo que la convierte en un componente indispensable de cualquier combinación de energía neta cero", afirma Servan-Schreiber.
En la carretera
En el transporte por carretera, se están estudiando soluciones con cero emisiones de carbono, pero hoy por hoy no son prácticas. Y eso no es del todo malo: el "auto más verde" de Estados Unidos no es un Tesla o un Rivian totalmente eléctricos. Es el fiel híbrido Toyota Prius, enormemente popular, versátil, fiable y asequible.
Lamentablemente, hay pocas opciones híbridas en el transporte de larga distancia. El grueso de la investigación, el desarrollo y la inversión se ha destinado al desarrollo de vehículos sin emisiones: camiones eléctricos de batería y de hidrógeno.
Por ahora, los camiones propulsados por baterías pesadas de escala industrial tienen una autonomía máxima de unos 480 km y necesitan varias horas para recargarse. Los camiones impulsados por hidrógeno se recargan más rápido (unos 30 minutos) y pueden recorrer hasta 800 km de una vez. En ambos casos, aún faltan años para que existan redes e infraestructuras de recarga adecuadas. Mientras tanto, las versiones corrientes de vehículos de emisiones cero siguen siendo aproximadamente tres veces más caras que los camiones diésel, incluso después de las exenciones fiscales y los incentivos.
En los negocios
En términos de políticas, las empresas enfrentan dificultades para seguir el ritmo de las nuevas exigencias sobre emisiones e información corporativa. Este año, nuevas normas sobre información de Canadá y Alemania han provocado protestas de las empresas, que piden más tiempo para cumplirlas. La UE rechazó recientemente nuevas normas que exigen información detallada sobre el impacto ambiental y laboral de las cadenas de suministro de los países miembros.
En otras casos, las empresas han dado un paso atrás en sus compromisos climáticos y enfrentan dificultades para persuadir a los inversores de que la inversión en sostenibilidad se verá recompensada con beneficios.
"El acceso al capital para nuevas inversiones de baja emisión de carbono no es una limitación importante, pero garantizar el rendimiento de la inversión sí lo es", afirmó Bain & Co. en un informe de septiembre sobre la transición energética.
El rechazo de las empresas pone de relieve la importancia de una mayor colaboración entre los sectores público y privado. Los líderes empresariales reconocen la necesidad de estándares ambientales y de sostenibilidad que hagan avanzar la agenda del cero neto. Sin embargo, también quieren asegurarse de que las nuevas directrices y exigencias no desincentivan la inversión ni socavan las nuevas tecnologías antes de que puedan desarrollarse plenamente.
Priorizando la resiliencia
Más de 40 países -en los que vive aproximadamente la mitad de la población mundial- celebrarán elecciones este año. Hasta cierto punto, las votaciones serán un referéndum sobre las políticas climáticas que cada vez condicionan más la vida cotidiana. Los políticos y los responsables políticos deben contrarrestar la apatía y la fatiga climática con información que haga comprender la urgencia de nuestra transición. Pero para evitar una reacción popular contraria, tenemos que evitar fijarnos en las tecnologías de carbono cero a expensas de la tecnología de bajo carbono, que es más barata y puede tener un impacto inmediato a una fracción del coste.
Eso también significa que no podemos permitir que nuestra búsqueda de un futuro sin emisiones de carbono nos impida invertir en adaptación y resiliencia. Incluso si somos capaces de acelerar la transición energética, tenemos que gastar dinero en diques, gestión de aguas pluviales, suministro de agua, redes eléctricas distribuidas y edificios, viviendas e infraestructuras eléctricas protegidos de la intemperie.
La revolución de las energías limpias paga dividendos cada día, aunque no siempre de la forma que esperamos. Los avances tecnológicos nos acercan a un futuro sin carbono. Aun así, las empresas que se proponen hacer una cosa a veces acaban haciendo otra, como en el caso de Molten Industries. Esta empresa de hidrógeno inventó una nueva forma de producir grafeno, que se utiliza para aumentar la capacidad de almacenamiento de las baterías.
No es cuestión de bajar la guardia o de conformarse con lo incremental en lugar de lo transformador. Necesitamos ambas cosas.
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