Cómo acabar con la contaminación por plásticos, para siempre

A las Naciones Unidas solo les queda un año para completar un tratado internacional que acabe con la contaminación por plásticos. Resolver el problema de la contaminación por plásticos de una vez por todas sería una gran victoria tanto para el planeta como para las personas.

En un escenario de "business as usual", o sea, sin intervención, el mundo generaría entre 2010 y 2050 una montaña de basura plástica de 3,5 kilómetros de altura capaz de sepultar toda la isla de Manhattan.

Sin embargo, en gesto muy prometedor, más de 60 países -desde los Emiratos Árabes Unidos hasta las Islas Salomón- se han comprometido a desarrollar un tratado lo suficientemente ambicioso como para acabar con la contaminación por plásticos en 2040. Muchos otros países, como Estados Unidos, han asumido compromisos similares en paralelo para acabar con la contaminación por plásticos en este mismo plazo.

Este objetivo de reducir a cero la contaminación por plásticos para 2040 es para la crisis del plástico tan ambicioso como lo ha sido para la crisis climática el objetivo de los 2ºC del Acuerdo de París.

Una cuestión crítica y persistente en la comunidad científica ha sido cómo acabar con la contaminación por plásticos en menos de dos décadas, dada la complejidad y enormidad del problema, tanto a escala mundial como nacional.

A escala mundial, los nuevos resultados de una investigación conjunta de la Universidad de California Berkeley y la Universidad de California Santa Bárbara revelan que existe una vía realista -de hecho, múltiples vías posibles- para acabar con la contaminación por plásticos con la ayuda de este tratado.

Este descubrimiento se realizó utilizando inteligencia artificial (IA) que prevé cómo las diferentes políticas del tratado podrían reducir conjuntamente la contaminación por plásticos. Los investigadores descubrieron que la inclusión de solo nueve políticas en el tratado reduciría la contaminación por plásticos en un 89% para 2040.

Unas pocas políticas de ese paquete tendrían un impacto especialmente importante en la creación de ese futuro mundo sin residuos. Por ejemplo, un mandato para fabricar nuevos productos de plástico utilizando al menos un 30% de plástico reciclado reduciría la contaminación por plásticos en un 29%.

Limitar la producción de plásticos no esenciales del mismo modo que actuamos para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero provocaría, por sí solo, un descenso similar del 26% en la contaminación por plásticos.

Otras políticas influyentes son recaudar unos céntimos o fracciones de céntimo de la venta de productos de plástico para invertir en infraestructuras de reciclaje y gestión de residuos, y prohibir los plásticos de un solo uso, como las bolsas de plástico de la compra o los envases de comida para llevar.

Al igual que ocurre con el cambio climático, un tratado sólido de la ONU sobre la contaminación por plásticos sólo puede tener sentido si se refuerza a nivel nacional, con liderazgo y acción nacionales. La colaboración es fundamental para determinar las necesidades nacionales y elaborar hojas de ruta nacionales sobre el plástico.

Necesitamos la participación de toda la cadena de valor del plástico, desde quienes lo producen y utilizan hasta quienes lo recogen al final de su vida útil.

Para asegurarse de que nadie se quede atrás en el proceso de toma de decisiones hacia la transición, son fundamentales un enfoque basado en pruebas y estrategias inclusivas. Numerosos países y regiones, como Ghana, están dando pasos proactivos hacia una economía circular del plástico.

En el caso de Ghana, el país ha desplegado la herramienta national de análisis y modelización, desarrollada por la Alianza Global para la Acción sobre el Plástico -Global Plastic Action Partnership (GPAP)- para evaluar exhaustivamente sus flujos de plástico existentes.

Estos datos basados en pruebas proporcionan a los responsables de la toma de decisiones la información necesaria para crear hojas de ruta nacionales, que sirven de marcos orientativos y permiten a los gobiernos convertir sus compromisos en acciones y prepararse para cumplir un ambicioso tratado mundial sobre los plásticos.

Implementadas a través de 13 asociaciones nacionales para la acción sobre el plástico, y con más asociaciones en preparación, las herramientas de la Alianza global generan impacto en diversas zonas geográficas.

Más allá de los datos, la transformación de la economía del plástico hacia un modelo circular debe incluir un enfoque amplio de género e inclusión. Una estrategia inclusiva es vital para implicar a todas las partes interesadas de la comunidad, en particular a las mujeres y otros grupos infrarrepresentados.

Solo con un planteamiento así podremos garantizar que las decisiones sean integrales y estén bien fundamentadas, fomentando acciones de colaboración que propicien un cambio sistémico.

Las naciones del mundo se reunirán próximamente en Canadá en abril de 2024 para acercarse a la conclusión del tratado mundial sobre la contaminación por plásticos. El ritmo de avance hasta ahora ha dejado margen de mejora.

No obstante, hay muchas esperanzas en las comunidades científica y ambiental de que los países no dejarán pasar una oportunidad única para emprender acciones combinadas a escala internacional y nacional para poner fin a la contaminación por plásticos -de una vez para siempre.