Tres formas de seguir adelante tras el resultado de las elecciones en Estados Unidos

La elección de Estados Unidos ha centrado la atención en los problemas que son el centro de la cohesión social de Occidente. Tenemos que superar nuestra propia decepción y temor, y pensar seriamente acerca de cómo usamos este conocimiento para dar forma al futuro de una manera más inclusiva y sensible.

La tecnología es una parte importante de un complejo conjunto de tendencias que impulsan la Cuarta Revolución Industrial, ya que la era digital genera algunos empleos, amenaza a otros y cambia el funcionamiento de nuestras sociedades.

Desde mi perspectiva, al dirigir una ONG que trabaja para asegurar que la innovación responda a los retos sociales, necesitamos aprovechar las lecciones de los últimos meses. Aquí presentamos tres reflexiones para salir adelante tras los resultados electorales del 2016:

1. Debemos poner a las personas por delante de las ideas

Muchos de nosotros, que participamos en la innovación tecnológica, estamos tan enamorados de nuestras ideas y hechizados por nuestra visión del futuro que nos olvidamos de las consecuencias más generales para las personas y el medioambiente. Necesitamos centrar la innovación para servir a la gente real, no solo al prestigio científico, el valor de los accionistas o nuestros egos.

Los votos de Trump y Brexit de este año se debieron principalmente al hecho de dar voz a aquellos que quedaron atrás, cuyos empleos, comunidades y futuros se vieron diezmados por las políticas y prioridades de los últimos años. Necesitamos esforzarnos para analizar detalladamente las consecuencias más amplias de nuestras innovaciones y elegir opciones que sean inspiradoras y que mejoren la vida.

Por ejemplo, escucho hablar mucho acerca de cómo la robótica, la inteligencia artificial, la biología sintética y muchas otras tecnologías tendrán un fuerte impacto sobre el empleo y la prosperidad. Tenemos que examinar detenidamente nuestras prioridades, ser firmes al preguntar qué beneficio aportan estas tecnologías a todos nosotros, no solo a los pocos que obtienen los beneficios económicos con la promesa de un provecho que a menudo nunca se materializa.

Debemos preguntarnos si estamos en peligro de dejar que nuestra imaginación se nos escape a expensas de la vida real, personas que, como hemos visto esta semana, exigen un trabajo y una vida significativos pero quedan rezagadas en el clamor por el “progreso”.

2. Solo escuchamos a las personas con las que estamos de acuerdo

La ciencia del comportamiento muestra claramente que todos escuchamos y respondemos positivamente a aquellos con quienes estamos de acuerdo y despreciamos los puntos de vista de las personas con quienes no lo estamos. Las opiniones contrarias incluso refuerzan la sensación de corrección de nuestra propia opinión. La increíble verdad de este fenómeno ha sido un sello distintivo de la campaña electoral de Estados Unidos.

La era digital intensifica esto: los algoritmos nos dan resultados de búsqueda que concuerdan con nuestras opiniones, solo recibimos solicitudes de amigos de personas que piensan como nosotros o sitios de compras nos muestran anuncios de las cosas que ya hemos visto.

Tenemos que protegernos de esto y asegurarnos de ponderar y considerar diversas opiniones para informar las nuestras, guiarlas y ayudarnos a tener en cuenta las consecuencias más amplias de cómo utilizamos la tecnología para dar forma a nuestro mundo.

3. Si queremos restablecer la confianza, debemos ser dignos de confianza

La falta de confianza en ambos candidatos presidenciales contribuyó significativamente tanto al resultado final como al hecho de que el 44,4 % de los votantes estadounidenses inscritos se quedaron en casa. Muchas personas básicamente no confiaban en ninguno de los candidatos.

Pero preguntarnos “¿cómo podemos generar confianza?” solo nos lleva hasta aquí. Según aconseja de manera elocuente la filósofa baronesa Onora O'Neill:

“La pregunta ligeramente lamentable '¿cómo podemos restaurar la confianza?' está en los labios de todos. La respuesta es bastante obvia. Primero: sea digno de confianza. Segundo: proporcione a los demás una buena evidencia de que es digno de confianza”.

Centrarse en la construcción de la confiabilidad de la Cuarta Revolución Industrial es fundamental para su capacidad de ofrecer soluciones apropiadas a los muchos problemas que enfrentamos.

Creo que hay cuatro componentes clave para asegurar que la innovación tecnológica sea confiable.

Liderazgo con beneficio social: el esfuerzo científico puro, el poder de la casualidad y la necesidad del progreso tecnológico son todos importantes. Pero la innovación debe centrarse en primer lugar en los beneficios sociales y medioambientales, y asegurar que responda mejor a las necesidades de las personas y las sociedades de todo el mundo.

Acción sobre repercusiones más amplias: la innovación modela la sociedad e invariablemente trae consigo trastornos; de hecho, a menudo está diseñada con ese propósito. Las personas encargadas de dirigir o entregar la innovación deben tomar medidas para comprender y mitigar no solo nuevos riesgos de salud, de seguridad o medioambientales, sino también las repercusiones sociales, éticas o culturales más amplias.

Involucrar a la sociedad: las personas contribuyen al proceso: desde el debate de la política y la dirección estratégica de la investigación y la innovación hasta la asignación de financiación, la investigación (en la academia, las empresas y otros lugares), la estrategia corporativa, el desarrollo, el uso y el ciclo de vida de nuevos productos.

Practicar la apertura radical: ofrecer una buena evidencia de confiabilidad es fundamental. Sin duda, es un desafío, pero en este ámbito la innovación ya está dando resultados sorprendentes en la construcción de la confianza en las organizaciones y las tecnologías, lo que ofrece soluciones valiosas a problemas complejos.