Acción climática

La presidencia de Trump y el cambio climático

Actor Shailene Woodley closes her eyes as rain falls during a prayer circle at a climate change rally in solidarity with protests of the pipeline in North Dakota at MacArthur Park in Los Angeles, California October 23, 2016. REUTERS/Patrick T. Fallon - RTX2Q5BG

Image: REUTERS/Patrick T. Fallon

Joydeep Gupta
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El cambio climático

La elección de Donald Trump como el presidente de los Estados Unidos puede suponer un lastre para las negociaciones sobre el cambio climático, en el caso que se siga aferrando a las amenazas realizadas durante su campaña electoral. Al mismo tiempo, puede proporcionarle al mundo en desarrollo, especialmente a China, una oportunidad de asumir el liderazgo en la batalla contra el cambio climático.

En su primer día en el cargo, Trump rescindiría el Plan de Energía Limpia de Barack Obama, retiraría a los Estados Unidos del Acuerdo Climático de París y “pondría fin a la guerra contra el carbón”, tal como había prometido en su campaña electoral.

Cuando la noticia de la victoria de Trump llegó a Marrakech – la ciudad marroquí, sede de la Cumbre Climática de la ONU entre el 7 y el 18 de noviembre -, los delegados del gobierno estadounidense se congregaron en conjunto, mientras que los negociadores y observadores de otros países pusieron sus esperanzas en que Obama al menos impulse, antes de abandonar su cargo, algunas de las promesas que había realizado durante su gobierno en los últimos ocho años.

Anular el Plan de Energía Limpia no puede no ser tan fácil ya que realizar cualquier acción de este estilo puede generar cuestionamientos y el proceso podría prolongarse por más de un año, según expertos en Washington. Para el resto del mundo, el Plan de Energía Limpia es uno de los temas que menos preocupa a las personas, ya que se trata de un plan mayoritariamente doméstico de los Estados Unidos.

Ansiedad ante el aislamiento

El mayor revés para la guerra mundial contra el cambio climático será si Trump efectivamente retira a los Estados Unidos del Acuerdo de París. Legalmente, él puede encontrar una vía simple para hacerlo, ya que hasta ahora la promesa de los Estados Unidos de ser parte del acuerdo se sustenta sobre la base de una orden ejecutiva de Obama. Trump como el próximo presidente puede retirar esa orden. O bien, puede solicitar la ratificación del Senado, sabiendo que una moción para ingresar en el acuerdo será rechazada por los senadores republicanos.

La decisión de los Estados Unidos bajo el gobierno de George W. Bush de no ratificar el Protocolo de Kyoto retrasó los esfuerzos de todos los países para controlar las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) durante muchos años. Otros países desarrollados fueron informados a través de sus industrias que cualquier acción de control de las emisiones generaría en una menor competitividad para los estadounidenses. Asimismo, los países en desarrollo fueron informados por sus industrias que no debían hacer absolutamente nada ya que Estados Unidos – el mayor contaminador histórico de GEI del mundo y hoy segundo después de China – no estaba haciendo nada.

Este escenario podría repetirse ahora, pero será peor por tres razones. Primero, porque la ciencia ha dejado claro que las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero deben alcanzar un pico en 2020 cuando el aumento promedio de la temperatura se mantenga dentro de los 1,5 grados Celsius; razón por la cual que no hay más tiempo disponible a medida que el mundo se encuentre atravesado nuevamente por un debate de negación.

Preocupaciones de financiación

En segundo lugar, el Acuerdo de París no funcionará si las naciones ricas no cumplen con su compromiso de proporcionar a las naciones pobres USD 100 mil millones anuales para 2020 en pos de contribuir a una transición hacia una economía más verde y para manejar los impactos del cambio climático. Esta cifra había sido estipulada por Hillary Clinton durante la cumbre climática de Copenhague en 2009, cuando era la secretaria de Estado de Obama. Si la animosidad de Trump hacia la candidata a la que derrotó deriva en la ruptura de esta promesa, el Acuerdo de París estará en serios problemas.

En el plano interno, algunos analistas estadounidenses prevén una era de demandas judiciales a cargo de grupos ambientalistas que llevarán ante los tribunales a la administración Trump ya que se espera un pronosticado fracaso en el cumplimiento de las promesas hechas por su predecesor. Para evitar este tipo de juicios, algunos otros analistas proyectan que Trump será aconsejado para neutralizar cualquier movimiento hacia una economía más verde a través de la inacción más que por la acción, retrasando órdenes ejecutivas o no haciéndolas.

Algunos ambientalistas sienten que las iniciativas para reverdecer la economía estadounidense no pueden ser detenidas por un gobierno, porque la mayoría de las iniciativas pertenecen a los gobiernos estatales. Esto significa un pequeño consuelo para el resto del mundo, que tiene que lidiar con el gobierno federal.

Inclinación de la energía

En los últimos años, los países en desarrollo han hecho esfuerzos relativamente mayores a los realizados por los países industrializados en el control de las emisiones de GEI. China ya tiene la mayor participación en el mercado global de productos ecológicos claves, como células solares fotovoltaicas y equipamientos para parques eólicos.

A medida que llegaban las noticias sobre el resultado electoral, un destacado experto chino del clima dijo que ya era hora que su país asumiera el liderazgo climático mundial bajo su iniciativa Un Cinturón, Una Ruta (OBOR). Un sentimiento como tal resonaría mejor en las grandes áreas de Asia meridional, sudoriental y central si hubiera una mayor confianza en las intenciones chinas detrás de la iniciativa OBOR.

Sea como fuere, si Estados Unidos falla en la provisión de financiamiento o tecnología bajo ciertos términos que sean atractivos para los países en desarrollo y así puedan avanzar hacia una economía más verde, muchos de ellos no tendrán más remedio que mirar hacia China.

La incertidumbre continúa en la cooperación bilateral con Brasil, que había firmado declaraciones conjuntas sobre el cambio climático con Estados Unidos y China el año pasado. Sin embargo, según José Sarney Filho, ministro de Medio Ambiente de Brasil, el gobierno de Trump difícilmente renegaría del Acuerdo de París: “Tengo confianza que la sociedad estadounidense cumplirá con los compromisos que se han hecho”, dijo la semana pasada. Sin embargo, Sarney puso esa misma fe en los ciudadanos estadounidenses y en su “discreción” para no elegir a Trump.

Carlos Rittl, director de la ONG brasileña Observatorio del Clima, dijo que Trump probablemente cambiaría el rumbo estadounidense sobre el clima, pero que esto no impediría la acción global. “La prevención del cambio climático ya no depende únicamente de un país, como era en el pasado. El acuerdo de París tiene 102 ratificaciones por encima de la estadounidense y otros países no los van esperar “, dijo, y agregó que, independientemente de sus creencias sobre el cambio climático, Trump debe adaptarse a una nueva economía mundial impulsada por energías renovables.

India tiene un gran programa bilateral de energía solar con los EE.UU. Funcionarios indios dijeron que no esperaban ningún cambio es este tema, pero antes de agregar algo más, van a esperar y observar si se genera cualquier cambio en el personal de los departamentos más relevantes del gobierno de Estados Unidos.

Las reacciones de los ambientalistas estadounidenses

Kelly Stone, analista de políticas de ActionAid, dijo: “El cambio climático ya está teniendo impactos importantes en la vida de millones de personas en los Estados Unidos y en todo el mundo. Las sequías, las inundaciones y otros tipos de fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más fuertes y más frecuentes, y Estados Unidos no está inmune. Se trata de una crisis mundial que el presidente electo Trump tendrá que abordar. Estados Unidos se ha unido al Acuerdo de París y debe seguir cumpliendo con sus obligaciones climáticas. Abandonar este importante acuerdo internacional dañará nuestra credibilidad ante importantes socios extranjeros y sería un gran revés en la lucha contra el cambio climático”.

Tina Johnson, Directora de Políticas de la Red de Acción por el Clima de Estados Unidos, dijo: “Trump como presidente electo tiene la oportunidad de catalizar nuevas medidas sobre el clima, enviando una señal clara a los inversionistas para mantener una transición hacia una economía renovable. China, India y otros competidores económicos están disputándose su lugar para convertirse en la superpotencia mundial de energía limpia, y los EE.UU. no querrá quedarse atrás”.

Carroll Muffett, Presidente del Centro de Derecho Ambiental Internacional, dijo: “El Acuerdo de París fue firmado y ratificado no por un Presidente, sino por los mismísimos Estados Unidos. Como una cuestión del derecho internacional, y una cuestión de supervivencia humana, las naciones del mundo pueden, deben y tendrán que sostener a los Estados Unidos en sus compromisos climáticos”.

Michael Brune, Director Ejecutivo del Sierra Club, dijo: “Trump debe elegir si será un Presidente recordado por poner a Estados Unidos y al mundo en el camino hacia el desastre climático, o por escuchar al público americano y mantenernos en el camino hacia el progreso climático”.

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