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Cerrar la brecha de productividad de las MiPyMEs puede crear enorme valor para las economías

Un jefe habla con un empleado en una fábrica.

La productividad de las pequeñas empresas va a la zaga de la de las grandes empresas en muchos países. Image: Getty Images

Olivia White
Director, McKinsey Global Institute, Senior Partner, McKinsey & Company
Anu Madgavkar
Partner, McKinsey & Company
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  • Las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs) representan el 90% de todas las empresas y desempeñan un papel vital pero poco reconocido en la economía mundial.
  • En términos de productividad, las MiPyMEs van a la zaga de las grandes empresas, a pesar de su contribución al crecimiento económico.
  • Un reciente estudio del instituto McKinsey Global destaca las implicaciones de mejorar nuestro enfoque en la productividad de las MiPyMEs.

Las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs) desempeñan un papel vital pero subestimado en la economía mundial.

Representan el 90% de todas las empresas, la mitad del valor añadido y más de dos tercios del empleo empresarial. En Indonesia, por ejemplo, representan casi el 90% del empleo y dos tercios del valor añadido. Las pequeñas empresas también inyectan dinamismo a las economías.

Muchas grandes empresas de hoy eran MiPyMEs no hace mucho. Alrededor de una de cada cinco de las grandes empresas actuales -definidas como aquellas con una capitalización bursátil superior a 10 000 millones de dólares en Estados Unidos y valores equivalentes en otras economías- eran MiPyMEs en algún momento después del año 2000 y desde entonces han impulsado su camino hasta convertirse en grandes empresas.

Sin embargo, en términos de productividad, las pequeñas empresas van a la zaga de las grandes empresas. Aumentar la productividad de las MiPyMEs es desde hace tiempo un objetivo de gobiernos que reconocen su papel central en el crecimiento económico y el empleo.

Beneficios de reducir la brecha de productividad de las MiPyMEs

El reciente informe del instituto McKinsey Global, A microscope on small businesses: Spotting opportunities to boost productivity (Un microscopio en las pequeñas empresas: Detectar oportunidades para aumentar la productividad), analizó las MiPyMEs de 16 economías y concluyó que reducir la brecha de productividad podría representar un valor equivalente al 5% del producto interior bruto en las economías avanzadas y 10% en las emergentes. La cuestión es cómo captar mejor ese valor.

La productividad global de las MiPyMEs es solo la mitad de la de las grandes empresas, y menos en las economías emergentes. En India e Indonesia, por ejemplo, la productividad de las pequeñas empresas es solo una cuarta parte de las grandes.

La productividad de las MiPyMEs va a la zaga de la de las grandes empresas en todos los países, con una diferencia mayor en las economías emergentes.
La productividad de las MiPyMEs va a la zaga de la de las grandes empresas en todos los países, con una diferencia mayor en las economías emergentes. Image: McKinsey Global Institute

Pero se trata en gran medida de una media. En realidad, los resultados de productividad varían enormemente entre las MiPyMEs en función del país, el sector e incluso el subsector en que operan.

En la India, por ejemplo, las MiPyMEs del sector manufacturero alcanzan el 14% de la productividad de las grandes empresas, mientras que en los servicios administrativos su productividad es de 32%. A la inversa, en Indonesia, las pequeñas empresas del sector manufacturero alcanzan un 40% de la productividad de sus homólogas grandes, pero sólo un 10% en los servicios administrativos.

La forma en que las MiPyMEs hacen negocios también es importante. Las MiPyMEs B2B, que interactúan estrechamente con otras empresas, a menudo más grandes, tienen una brecha de productividad un 40% menor que las MiPyMEs de empresa a consumidor (B2C), que venden principalmente a particulares, en cinco sectores que ofrecen el mayor valor potencial.

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De hecho, formar parte de una red empresarial es un factor importante en la productividad de las MiPyMEs, pero también de las grandes empresas de esas redes. En todo el mundo, en dos tercios de los subsectores, la suerte de las MiPyMEs y la de las grandes empresas están correlacionadas y van de la mano: todos salen ganando.

Tomemos como ejemplo el sector del comercio en Japón. En el comercio de automóviles, las MiPyMEs japonesas están más integradas verticalmente con los grandes fabricantes que en muchas otras economías avanzadas, incluso Estados Unidos. Esto les permite disponer de una logística más eficiente, siguiendo los principios just-in-time (JIT) y respondiendo eficazmente a las fluctuaciones del mercado. De forma que su productividad se sitúa en el cuartil superior.

En contraste, en el comercio minorista y mayorista -excluido el comercio de automóviles- la integración vertical parece ser más débil. Esas MiPyMEs se sitúan así en los dos cuartiles inferiores de rendimiento relativo.

Cómo abordar el problema de la productividad de las MiPyMEs

Estas conclusiones tienen tres implicaciones importantes para el abordaje del problema de la productividad de las MiPyMEs:

1. Crear el tejido económico adecuado

Dada la evidencia de que las MiPyMEs y las grandes empresas tienden a prosperar más cuando están interconectadas, es muy posible que las partes interesadas -responsables políticos, organismos reguladores, alianzas empresariales y grandes empresas- necesiten fomentar las condiciones propicias adecuadas para el crecimiento y la prosperidad de todas las empresas. Eso significa ir más allá de las políticas convencionales centradas en las MiPyMEs, como la facilitación del acceso al crédito y la formación.

Puede ser preferible aspirar a una "productividad colectiva", tomando medidas para reforzar las redes y las interacciones entre grandes y pequeñas empresas en los sectores donde las grandes empresas lideran la productividad y las pequeñas se quedan atrás. En los casos en que las pequeñas empresas obtienen mejores resultados que las grandes, sería beneficioso permitir que esas pequeñas empresas evolucionasen hasta convertirse en grandes o se fusionasen con las grandes para promover el dinamismo empresarial.

Cuando tanto las grandes como las pequeñas empresas van a la zaga de sus homólogas, puede ser necesario adoptar medidas más fundamentales para mejorar el tejido económico en su conjunto; por ejemplo, invertir en infraestructuras físicas y digitales, establecer marcos normativos transparentes y justos que impulsen la competencia, reducir las barreras comerciales y garantizar la igualdad de acceso al capital financiero.

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2. Establecer prioridades

Las partes interesadas deben decidir en qué ámbitos económicos centrarse antes de actuar para mejorar la productividad de las MiPyMEs. Es notable, por ejemplo, que en prácticamente todos los países estudiados, 8 de 24 subsectores impulsan más del 60% del potencial de valor en la industria manufacturera, aunque el orden de los primeros varía según el país.

Por ejemplo, si comparamos Indonesia y Australia, hay diferencias importantes. La manufactura de metales básicos, productos químicos, cauchos y plásticos, y productos alimentarios son importantes fuentes de valor en ambas economías.

Pero en Indonesia, el subsector de la confección parece ofrecer un valor significativo, mientras que en Australia el subsector textil constituye una oportunidad. En Indonesia, el material eléctrico y la fabricación de automóviles serían más prioritarios, pero en Australia los subsectores comparables serían la maquinaria y equipo, y la fabricación de metales.

Puede tener sentido dar prioridad a esos subsectores en primer lugar. No dar prioridad a las oportunidades puede diluir los esfuerzos y suponer una carga para los recursos, a menudo limitados, de que se dispone. Algunos países han seleccionado y apoyado sectores "campeones nacionales", como ha ocurrido con la fabricación de bebidas en Italia, la fabricación de automóviles en Japón y la investigación y el desarrollo en Israel.

Esta priorización requiere una identificación meticulosa de las ventajas competitivas del país y un buen ojo para las tendencias de demanda, así como la asignación de recursos a la innovación, la facilitación de acceso al capital y el fomento a las redes de apoyo.

3. Un enfoque granular y adaptado

Las medidas para ayudar a las MiPyMEs a mejorar su rendimiento tienden a ser generales y se aplican a todos los sectores y empresas. Pero la lente detallada de la investigación del instituto McKinsey Global revela que la dinámica y las necesidades difieren mucho según el subsector. Por lo tanto, las partes interesadas pueden necesitar diseñar un menú de medidas a medida, basado en un enfoque microscópico.

En un mundo marcado por incertidumbre, tensiones geopolíticas y cambios en la huella manufacturera y de servicios, es prioritario elevar el nivel de las MiPyMEs en todo el mundo. El potencial es grande, pero sólo se puede aprovechar con un conocimiento detallado de la productividad de las MiPyMEs y un conjunto de medidas específicas que puedan beneficiar a todas las empresas, pequeñas y grandes.

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