En Haití, un proyecto educativo audaz está dando resultados

Nací en Haití y vine a Estados Unidos cuando tenía 11 años. Haití es un país precioso, y mi infancia, en muchos sentidos, fue estupenda. Sin embargo, también he visto de primera mano los retos a los que se enfrenta el sistema educativo haitiano, como la baja tasa de matrícula, los bajos índices de alfabetización y la escasez de maestros formados.

Aunque el derecho a la educación está consagrado en la Constitución de Haití y es muy valorado por los haitianos, las escuelas siguen reflejando su pasado colonial. La norma sigue siendo la enseñanza tradicional, basada en exposiciones con poca interacción, impartidas en francés en lugar del criollo nativo de los estudiantes, y con un plan de estudios que subraya el déficit en lugar de promover la afirmación cultural.

Es más, debido a las numerosas disrupciones causadas por la COVID-19, las catástrofes naturales y los continuos disturbios políticos, la mayoría de los haitianos carecen de dispositivos y de acceso a Internet que les permitan hacer la transición al aprendizaje remoto o híbrido. Dados estos retos y la volatilidad, muchos financiadores han estado reticentes a invertir en el sistema educativo haitiano, que en gran parte no es público.

Pero, en medio de estas duras realidades a las que se enfrenta Haití, ¿qué pasaría si dotáramos a los estudiantes, educadores y comunidades haitianas de las herramientas necesarias para garantizar una educación continua y de alta calidad?

Digital Promise unió fuerzas con una alianza de organizaciones, entre las que se encuentran Anseye Pou Ayiti (APA), Blue Butterfly, Model School Network (MSN) y Summits Education, para responder a esta pregunta.

¿El resultado? Introducir en 12 escuelas primarias rurales un proyecto piloto de aprendizaje combinado, que utiliza métodos de enseñanza digital y presencial.

El proyecto funciona así.

Desde septiembre de 2022, estas organizaciones han adoptado un triple enfoque con el objetivo de capacitar a los educadores haitianos para impartir un aprendizaje de alta calidad utilizando tecnología y herramientas, hacer más accesibles los contenidos digitales culturalmente relevantes, y mejorar el acceso de las escuelas a la electricidad y la conectividad. Esto ha incluido la introducción de energía solar, dispositivos y altavoces en las aulas para ayudar a los profesores a impartir un aprendizaje científico activo en la lengua materna de los estudiantes, el criollo haitiano.

A lo largo del proyecto hemos aprendido algunas lecciones importantes, muchas de las cuales tienen amplias aplicaciones para el aprendizaje digital en otros contextos remotos:

Dado que la infraestructura y la tecnología pueden resultar prohibitivamente caras, es importante no iniciar un trabajo que no pueda mantenerse. Por ejemplo, estamos probando la plataforma Kolibri de Learning Equality, de código abierto y offline, como una herramienta rentable y escalable que puede ser utilizada por administradores, profesores y estudiantes en todo Haití, incluso en escuelas sin acceso a Internet.

Adoptar un enfoque hiperlocal que aproveche los conocimientos de la comunidad y sus reservas de talento. En Haití, esto se ha traducido en la contratación de personal en las zonas rurales donde se encuentran las escuelas y el desarrollo de la capacidad de los educadores en torno a las tecnologías que hemos implantado.

Recurrir a las redes y los activos existentes en las comunidades locales en lugar de construir algo totalmente nuevo. Hemos aprendido el valor de involucrar a las comunidades piloto a lo largo del proceso de planificación, ejecución y mejora, con el fin de establecer expectativas realistas y ubicar a los miembros de la comunidad a la cabeza de la toma de decisiones.

El crecimiento no es una cuestión de números; se trata de ampliar el impacto a través de la colaboración con la comunidad. Anseye Pou Ayiti define la ampliación del impacto como mirar hacia dentro y "profundizar", aprovechando el potencial y los conocimientos de las comunidades, conectando fuertemente en las aulas y a través de la historia y la cultura, y desarrollando sistemáticamente una red diversa de aliados.

El primer año del proyecto piloto demuestra que este enfoque de aprendizaje combinado es prometedor. Hemos constatado mejoras en los conocimientos y habilidades de los educadores en materia de aprendizaje combinado, una amplia satisfacción con las herramientas digitales de aprendizaje y un impacto positivo en el compromiso y el aprendizaje de los estudiantes. El uso del plan de estudios Eksploratoryòm también ha dado lugar a mejoras de aprendizaje estadísticamente significativas, especialmente en el caso de los estudiantes cuyos conocimientos iniciales eran más bajos.

Aunque una de nuestras principales prioridades ha sido la ampliación de escala en las comunidades, también sabemos que este trabajo tiene el potencial de crear un impacto más amplio. Redes como la Alianza EDISON desempeñan un papel fundamental para ayudarnos a comunicar y codificar nuestro trabajo. También hemos tenido la oportunidad de aprender de iniciativas similares en otros países, crear alianzas de apoyo y garantizar que otros puedan basarse en nuestro trabajo. En última instancia, nuestra esperanza es que este proyecto piloto sirva de base para el trabajo en pro de la educación en Haití y proporcione lecciones para contextos similares en todo el mundo.

A lo largo de décadas de trabajo en educación, he aprendido que la tecnología, cuando se utiliza estratégicamente, tiene el poder de circunvalar las desigualdades y desmantelar las brechas de oportunidades. Nuestro trabajo en Haití es un testimonio de esta visión. En medio de lo que algunos pueden considerar desafíos insuperables, hemos visto cómo el aprendizaje combinado puede ayudarnos a resolver retos educativos de larga data.

En Haití y en todo el mundo, este enfoque nos acerca a un futuro en el que la transformación digital ofrece oportunidades y resultados equitativos para esta generación y las siguientes.