Envejecimiento saludable: ¿Vamos por buen camino?

El mundo está envejeciendo a un ritmo sin precedentes.

El cambio en la demografía mundial provocado por el envejecimiento de la población ha sido un fenómeno notable en los últimos tiempos. Se prevé que la población mundial de personas mayores de 60 años aumente de 1100 millones en 2023 a 1400 millones en 2030.

Además, el ritmo de envejecimiento de la población ha sido significativamente más rápido que en el pasado: se estima que la proporción de personas mayores en la población mundial aumentará del 12% en 2015 al 22% en 2050.

Entre 1974 y 2024, la proporción mundial de personas mayores de 65 años casi se ha duplicado. Según el informe Perspectivas de la población mundial 2024, de la ONU, se prevé que estas tendencias alcancen su pico con una población mundial de 10 300 millones de personas a mediados de la década de 2080, lo que pone de relieve la complejidad de la situación y la necesidad de actuar con urgencia.

Si bien existe una tendencia mundial de envejecimiento de la población que afecta a todas las partes del mundo, el desafío es mucho más grave en los países de ingreso bajo y mediano, donde se estima que residirá el 80% de todas las personas mayores del mundo en 2030.

En estos países, las personas mayores son particularmente vulnerables debido a la pobreza, las condiciones socioeconómicas, la falta de alfabetización, la doble carga de morbilidad y las carencias de servicios de atención sanitaria.

Los avances médicos han permitido prolongar la vida y, como resultado, la esperanza de vida media ha aumentado en todo el mundo. Sin embargo, lograr una vida más saludable a lo largo de toda la vida sigue siendo un desafío, especialmente en los países de ingreso bajo y mediano y en las zonas rurales, donde las personas mayores suelen enfrentarse a dificultades importantes y a una grave escasez de recursos.

Las mujeres mayores que viven en esos entornos se ven especialmente afectadas por la discriminación de género y las barreras sociales.

El Informe mundial sobre el envejecimiento y la salud, publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2015, hace hincapié en la necesidad de adoptar medidas holísticas de salud pública que aborden el envejecimiento de la población.

Teniendo en cuenta las nuevas necesidades y a la luz de los avances desiguales en todo el mundo, se ha concebido el Década de las Naciones Unidas para el Envejecimiento Saludable, que abarca de 2021 a 2030 y fue aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2020.

Se trata de una iniciativa de colaboración mundial que coincide con los últimos 10 años de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para mejorar la vida de las personas mayores, sus familias y sus comunidades. Encabezada por la OMS, la década se centra en cuatro áreas de acción clave, que incluyen la creación de entornos adaptados a las personas mayores, la lucha contra la discriminación por motivos de edad (edadismo), la asistencia integrada y los cuidados de largo plazo. La idea general es añadir vida a los años.

Además, se prevé que la década promueva cuatro factores clave fundamentales para un envejecimiento saludable y el bienestar en la vejez: garantizar la plena participación de las personas mayores, desarrollar el liderazgo y las capacidades, conectar a las partes interesadas y reforzar el trabajo en materia de datos, investigación e innovación.

La década está casi a mitad de camino y se acerca a su punto medio a finales de 2025. ¿Qué se ha hecho hasta ahora? Para empezar, en 2021 se completó una evaluación de la situación y la OMS publicó el Informe de referencia sobre la Década del Envejecimiento Saludable.

Además, se creó una colaboración para el envejecimiento saludable con una plataforma digital para reunir a las partes interesadas y servir como repositorio de conocimientos. Asimismo, se han realizado y se siguen realizando esfuerzos para informar a las distintas partes interesadas sobre la década, facilitar el desarrollo de alianzas sólidas y apoyar las intervenciones a nivel de cada país.

La sociedad civil es, sin duda, una parte interesada importante en la década y sus intervenciones. Diversas organizaciones de la sociedad civil en todo el mundo cuentan con la conectividad y la credibilidad necesarias para apoyar las políticas y los programas nacionales aportando observaciones constructivas junto con las comunidades locales.

Redes como Help Age International, Global Alliance for the Rights of Older People, International Federation on Ageing y Alliance for Longevity in the Asia Pacific, junto con sus integrantes y socios, podrían contribuir a la acción colectiva.

Las organizaciones que trabajan sobre el terreno en los países también juegan un papel clave. GRAVIS, una organización no gubernamental con sede en India, colabora con Help Age International y otras entidades para promover el envejecimiento saludable en comunidades rurales y económicamente desfavorecidas con un enfoque integral.

Sus intervenciones buscan movilizar a las comunidades para sensibilizar y generar conocimientos, fortalecer los vínculos intergeneracionales y ofrecer servicios médicos y sanitarios a las personas mayores de zonas remotas a través de un programa comunitario de cuidados a largo plazo.

Más de 300 000 personas mayores se benefician de las intervenciones de GRAVIS. Hay otros ejemplos de organizaciones locales de la sociedad civil en todo el mundo que contribuyen a los objetivos de la década.

A medida que la década avanza y se acerca a su fecha límite en 2030, surgen varios retos y preocupaciones. En primer lugar, la concientización sobre la década sigue siendo bastante baja en todas partes del mundo, especialmente en los países de ingreso bajo y mediano, donde la necesidad de actuar es mayor.

En segundo lugar, los avances son limitados en lo que respecta a la creación de alianzas, la diversidad de socios y la garantía de una representación equitativa en diversos criterios.

En tercer lugar, sigue existiendo una importante desconexión entre los diversos programas e intervenciones que contribuyen al envejecimiento saludable y el bienestar realizados por la Organización Mundial de la Salud, los gobiernos y la sociedad civil.

En cuarto y último lugar, no se reconoce plenamente el enfoque del ciclo vital para el envejecimiento saludable y la importancia de los vínculos intergeneracionales, y no se tienen debidamente en cuenta en diversas intervenciones.

Para ser más eficaces en el poco tiempo que queda de la década, la atención podría centrarse en algunos aspectos prioritarios clave. Para crear conciencia sobre la década, será fundamental mejorar la comunicación con las partes interesadas y las comunidades.

Reforzar las alianzas multisectoriales, en particular con la sociedad civil, será crucial para multiplicar el impacto y llegar hasta las personas que más necesitan apoyo. También puede ser útil examinar las mejores prácticas a nivel de base en ámbitos como los grupos comunitarios, el aprendizaje y los vínculos intergeneracionales y los servicios de atención basados en la comunidad, a fin de facilitar su documentación y ampliación.

Además, será importante lograr una mayor integración y convergencia de los programas relacionados con la década.

La Década de las Naciones Unidas para el Envejecimiento Saludable ha tenido un excelente comienzo con un marco sólido. Sin embargo, es esencial actuar con rapidez; debemos acelerar el ritmo de las medidas. El 1 de octubre, el Día Internacional de las Personas de Edad 2025 será una fecha importante para considerar nuevos esfuerzos y medidas.