Migrantes con discapacidad: 5 claves para comprender un problema ‘invisible’

La incorporación al mercado laboral es una cuestión central en las trayectorias de las personas migrantes. En 2020, había más de 280 millones de migrantes internacionales en busca de mejores oportunidades en todo el mundo. Sin embargo, las distintas poblaciones se enfrentan a diversos obstáculos para acceder a los mercados de trabajo de destino. Mucho se ha estudiado sobre la intersección entre inclusión y género, raza, nacionalidad, edad y nivel educativo, entre otros factores. Sin embargo, se conoce menos sobre la forma en que la discapacidad influye en la inclusión de las personas migrantes en el mercado laboral.

Aunque el 16% de la población mundial vive con una discapacidad importante, según la OMS, no existen datos fiables a escala mundial sobre la intersección entre migración y discapacidad. Las personas que abandonan sus lugares de origen suelen enfrentarse a desafíos económicos, legales, culturales y físicos significativos. Para quienes viven con una discapacidad, estos retos pueden verse amplificados. ¿Cómo influye la discapacidad en la migración y viceversa? ¿Las personas con discapacidad migran más o menos que las personas sin discapacidad? ¿La migración provoca discapacidades, las agrava o las alivia? Una vez que llegan a sus lugares de destino, ¿cómo se integran las personas migrantes con discapacidad en las sociedades de acogida?

El informe "Discapacidad y Migración: Procesos de inclusión laboral de personas migrantes venezolanas con discapacidad — en Chile y Argentina", elaborado por Isabel Gil Everaert y desarrollado por Incluyeme.com con el apoyo de BID Lab, el brazo de innovación y capital de riesgo del Grupo Banco Interamericano de Desarrollo, y el Ministerio de Asuntos Globales de Canadá, tiene como objetivo recabar datos sobre una población que ha sido invisibilizada y analizar los procesos de inclusión sociolaboral desde una perspectiva interseccional. A través de entrevistas en profundidad, este informe recoge 31 testimonios de migrantes venezolanos con discapacidad en Argentina y Chile, arrojando luz sobre la compleja relación entre discapacidad y migración, que se manifiesta de diversas formas a lo largo de la trayectoria migratoria.

Si bien las percepciones y experiencias compartidas por los participantes proporcionan información cualitativa valiosa, el alcance de la muestra y la metodología no permiten una afirmación estadística para aplicar las conclusiones a una población más amplia de personas migrantes venezolanas con discapacidad en estos países o en otros. El objetivo del estudio es destacar experiencias individuales y poner de relieve cuestiones que merecen más investigación y atención.

A continuación se presentan algunas de las principales conclusiones del informe:

Quizá la constatación más reveladora del estudio es que la discapacidad constituye una razón clave para emigrar para la mayoría de los que participaron en el estudio.

Esto se refleja en el alto nivel de planificación previo a la salida de su país de origen. El 87% de los entrevistados afirmaron que, durante el proceso de toma de decisiones, consideraron tanto las redes familiares y de apoyo preexistentes en los posibles destinos, como factores culturales y oportunidades de inclusión en las sociedades de acogida. Para la mayoría, la planificación implicó un proceso de preparación intenso, incluyendo vender bienes muebles e inmuebles, ahorrar y reunir la documentación necesaria. Alrededor del 68% se prepararon específicamente para los procesos legales y burocráticos, incluyendo procesos como apostillar y legalizar documentos como títulos universitarios.

Para algunos participantes, las dificultades de la trayectoria migratoria se asocian a la exacerbación de su discapacidad previa. Yolanda, citada en el informe, reflexiona sobre cómo su dolor y dificultad para moverse aumentaron tras emigrar. En parte, por la imposibilidad de acceder a la atención médica debido a la falta de "papeles" (estatus migratorio regular). Yolanda no es una excepción, ya que el 34% de los entrevistados declararon que las dificultades de la migración agravaron su discapacidad preexistente o desencadenaron nuevos tipos de discapacidades debido al estrés o a las condiciones de desplazamiento.

Para la mayoría de los migrantes del mundo, obtener estatus migratorio regular, visas, permisos de trabajo y residencia, entre otros documentos, requiere un esfuerzo constante. Sin embargo, para los que viven con discapacidad, parece haber un obstáculo adicional en este proceso burocrático: obtener el reconocimiento oficial de su discapacidad para acceder al tratamiento médico adecuado.

Estos procesos se vivencian de manera diferente en los dos países incluidos en el estudio. De las 31 personas entrevistadas, nueve de diez habían conseguido regularizar su situación en Argentina y se les había otorgado un Documento Nacional de Identidad (DNI) que les permite acceder a servicios básicos y tener un empleo formal. En Chile, el 57% había conseguido regularizar su situación. Además, el 53% experimentaba inseguridad sobre su estatus, lo que afectaba a su bienestar emocional y físico.

Si bien el 84% de los entrevistados en el estudio cuentan con formación profesional sólida y experiencia laboral previa, el 68% tuvo dificultades para encontrar empleo. Los migrantes con discapacidad se enfrentaron a obstáculos a la inclusión laboral, como discriminación, falta de redes de contactos y necesidad de demostrar experiencia laboral previa en su país de acogida. Los trabajadores con discapacidad también se enfrentaron a barreras adicionales, como la falta de lugares de trabajo accesibles (señalada por el 76%) y de tecnología asistiva (mencionada por el 64%) para realizar tareas cotidianas.

Se percibe una perspectiva ambivalente sobre las leyes dirigidas a favorecer el empleo de personas con discapacidad. Para algunos de los entrevistados, sobre todo en Chile, estas políticas han resultado útiles, pues afirman que han facilitado el acceso al empleo formal y alentado cambios en las empresas y en las plataformas de empleo. Para la mayoría (79%), sin embargo, las leyes y políticas de inclusión son percibidas más como obligaciones legales que los empleadores buscan cumplir superficialmente y no como prácticas efectivas en el lugar de trabajo que se traduzcan en cambios sustantivos en las dinámicas de contratación y laboral.

En este sentido, el teletrabajo fue destacado como un factor crítico para la inclusión, con un 85% prefiriéndolo por reducir los problemas de accesibilidad física y los gastos de transporte. Se considera que también posibilita entornos de trabajo personalizados que se adaptan mejor a las necesidades individuales. Un 68% afirma que el teletrabajo influye positivamente en su rendimiento porque permite superar las barreras tradicionales del lugar de trabajo.

Nueve de cada diez participantes subrayaron la falta de datos sistemáticos sobre las personas migrantes con discapacidad, lo que dificulta el desarrollo de políticas públicas inclusivas. El informe destaca la diversidad dentro de esta población, a partir de diferentes experiencias, recursos y trayectorias profesionales, y recomienda más investigación para comprender las barreras y promover la inclusión de un grupo muy diverso.

En resumen, la investigación pone de relieve las complejidades que enfrentan las personas migrantes con discapacidad y subraya la importancia de contar con datos, intervenciones y políticas públicas adecuadas para mejorar su inclusión sociolaboral. Discapacidad y migración con frecuencia se entrecruzan, agravando problemas como el aislamiento, la falta de redes de apoyo, dificultades para encontrar empleo y otros obstáculos que no permiten a las personas realizar plenamente sus proyectos de vida.