Esta estrategia de donación podría desbloquear millones y potenciar la riqueza de las mujeres

Empezaré con una gran afirmación:

Las donaciones empresariales estratégicas, con un enfoque implacable en el retorno de la inversión (ROI), pueden transformar drásticamente el panorama económico de las mujeres en todo el mundo.

¿Ambicioso? Sí. ¿Imposible? No.

Primero debemos abordar y cerrar una enorme brecha. Casi mil millones de personas en todo el mundo viven con menos de 2,15 dólares al día. Cada año, solo se dispone de 200 000 millones de dólares en ayuda. Se estima que se necesitan más de 4 billones de dólares en capital adicional en los países de renta baja y media para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. Es decir, 20 veces más que los 200 000 millones de dólares de presupuesto anual global de ayuda.

Este déficit de recursos no sería un problema si cada dólar de filantropía catalizara 20 dólares de riqueza comunitaria. Sin embargo, la mayoría de las intervenciones solo suelen generar el doble de retorno de la inversión (ROI). Así que el déficit de recursos es un problema a menos que cada dólar de filantropía catalice 20 dólares de riqueza comunitaria, como ROI estándar.

Pero hay buenas noticias: el potencial para crear riqueza para las mujeres a través de donaciones estratégicas sigue estando en gran medida sin explotar. Creemos que es posible multiplicar por 20 el rendimiento de la inversión, diez veces más que el ROI medio actual de dos veces. Hemos visto programas que utilizan enfoques basados en el mercado que multiplican por cuatro, diez e incluso 29 veces cada dólar recibido de donación.

¿Por dónde empezar? ¿Cómo se puede invertir en programas que ofrezcan un retorno de la inversión mucho mayor que el actual y que actúen en las áreas de impacto más importantes para los objetivos de la empresa?

Esta misma pregunta me la hice hace diez años, cuando dirigía el programa de responsabilidad social corporativa de un importante minorista estadounidense. Entonces no tenía respuesta, pero tras seis años dirigiendo el programa de Justicia Económica para las Mujeres de CARE, creo que las mujeres de los países a los que queremos servir tienen la respuesta. Primero, hay que centrarse en su riqueza. Segundo, hacerlo eficazmente (con un alto rendimiento de la inversión).

Empoderar a las mujeres para que gestionen sus finanzas aborda directamente las disparidades de género sistémicas. La diferencia entre los ingresos previstos a lo largo de la vida de hombres y mujeres en todo el mundo es de 172 billones de dólares. Para contextualizar, todo el PIB mundial en 2023 era de 105 billones de dólares. Si no has incorporado la perspectiva de género en tu estrategia de donaciones, es probable que tu filantropía beneficie desproporcionadamente a los hombres y pierdas la oportunidad de impulsar un crecimiento económico inclusivo.

Debes empezar preguntándote cuánto dinero adicional las mujeres tienen en sus manos -donde pueden tomar las decisiones- gracias a tu programa. Es una pregunta inicial sencilla, pero que muchos de nosotros no medimos. Al fin y al cabo, lo que importa es el impacto económico para la mujer: los ingresos, ahorros e inversiones que ella controla, su dinero.

El acceso y el control de las finanzas no sólo reducirán la brecha salarial entre hombres y mujeres e impulsarán el PIB, sino que es lo que quieren las mujeres. En nuestra investigación, las mujeres priorizan sistemáticamente los medios de subsistencia y los ingresos como una de las principales áreas en las que desean atención y apoyo, incluso en medio de una crisis.

Para mejorar verdaderamente la eficacia de las donaciones, las empresas donantes deben asociarse con las organizaciones receptoras para medir e informar sobre el retorno de la inversión de sus programas. En pocas palabras, ¿cuánto dinero más tiene la mujer en sus manos por cada dólar filantrópico que le das? Este enfoque ayuda a identificar y escalar las iniciativas más eficaces.

Varias organizaciones destacan por su eficaz uso de donaciones provenientes del sector privado para generar importantes beneficios económicos para las mujeres. Entre ellas figuran:

Mediante alianzas con empresas y comunidades locales, esta organización ha conseguido que las mujeres aumenten sus ingresos en 4 dólares por cada dólar recibido, centrándose en prácticas agrícolas sostenibles.

Dentro de los sistemas de mercado y cadenas de suministro agrícolas, One Acre Fund ofrece un ROI cuatro veces superior y utiliza el Retorno Social de la Inversión (SROI) como métrica para ayudar a determinar la asignación de recursos.

Este grupo muestra un rendimiento de 5 dólares por cada dólar invertido en cadenas de valor de cultivos comerciales, lo que subraya el potencial de las intervenciones agrícolas especializadas.

Este programa, un enfoque innovador de la inclusión financiera, rediseña los productos bancarios para satisfacer las necesidades específicas de las mujeres, por ejemplo eliminando el requisito de tener avalistas masculinos en los préstamos, permitiendo formas alternativas de garantía, como joyas de oro, separando el historial crediticio de una mujer de la carga de la deuda de su marido, o acortando los plazos de los préstamos para adaptarlos a la estacionalidad de sus negocios. Esto se tradujo en más de 155 millones de dólares en nuevos préstamos, un multiplicador de 29 veces.

La inmensa mayoría de los equipos de responsabilidad social corporativa no miden este tipo de rendimiento. La mayoría de las empresas miden su impacto social en "alcance", es decir, el número de personas que reciben algún beneficio o servicio. El alcance es útil como indicador inicial, pero sólo significa que "hemos trabajado con esta cantidad de gente".

Si ya mides el impacto de tus donaciones, vas por delante. Pero el impacto por sí solo no nos dice cuánto cambio se ha producido ni cuán efectivo ha sido ese cambio. Dicho de otro modo, contar el impacto no nos dice si una mujer ganó 10 dólares de ingresos o 100 dólares de ingresos. Además, aunque el resultado fueran 100 dólares de ingresos adicionales, no nos dice cuánto gastamos en el programa para que se produjera ese cambio. Incluso con programas de alto rendimiento, es difícil saber si las mujeres se beneficiaron tanto como los hombres o si el programa de hecho aumentó la brecha de género.

Cuando las mujeres no obtienen los mismos beneficios, el mundo desperdicia su potencial. Se calcula que lograr la igualdad de género en todo el mundo aumentaría el PIB mundial hasta en 28 billones de dólares, es decir, más del 30%.

La filantropía estratégica dirigida a iniciativas de alto rendimiento para empoderar económicamente a las mujeres no sólo beneficia a las economías, sino que las transforma. Invertir en programas que aumenten los ingresos y los ahorros de las mujeres -y mejoren el control de las mujeres sobre sus finanzas- promueve directamente la igualdad económica.

Con un objetivo de retorno de la inversión 20 veces superior, las empresas pueden desempeñar un papel crucial en la reducción de las brechas económicas a las que se enfrentan las mujeres en las regiones en desarrollo. Más que una simple ayuda, esta estrategia fomenta la independencia económica sostenible, convirtiendo las donaciones en motores de creación de riqueza a largo plazo.

La oportunidad de lograr un cambio impactante es inmensa. Para ayudar a todos a alcanzar los ODS, ha llegado el momento de actuar. Necesitamos intervenciones que las mujeres hayan validado para que funcionen para ellas, que ofrezcan una mayor retorno y que beneficien a las mujeres al menos por igual, si no de forma desproporcionada.