Sustainable Development

Esto sucedió cuando una ciudad guatemalteca le declaró la guerra a los residuos plásticos

All of the non-recyclable or non-compostable plastic waste generated over five years by Lauren Singer, is displayed in Brooklyn, New York, U.S, May 30, 2018. Singer is the founder and owner of Package Free Shop, a business that sells products with a mission to create a positive environmental impact with little to zero plastic waste, and is also the founder and creator of the environmental educational blog Trash is for Tossers. Over 5 years ago, Singer, wanting to align her lifestyle with her values of environmental sustainability, embarked on a path to reduce her personal waste and as a result, all of the non-recyclable or non-compostable waste she generated over that period fitted into a 16 ounce mason jar. REUTERS/Mike Segar - RC1C2F8F57B0

Image: REUTERS/Mike Segar

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Mauricio Méndez, alcalde de un pequeño pueblo maya en el suroeste de Guatemala, encabeza una revuelta contra la contaminación plástica.

En 2016, inició la prohibición de la venta y distribución de plásticos de un solo uso en San Pedro La Laguna, lo que ha llevado a otras comunidades de todo el país a tomar medidas similares.

La ciudad se encuentra a orillas del lago Atitlán y alberga a la comunidad maya tz’utujil que lucha por preservar su estilo de vida tradicional. Hoy en día, el agua del lago está libre de residuos plásticos, pero no siempre fue así.

Antes de que entrara en vigor la prohibición, San Pedro La Laguna había sido inundado con plásticos de un solo uso. Bolsas desechables, envases de alimentos y bandejas de espuma de poliestireno habían saturado el vertedero municipal y gran parte de los desechos terminaron en el lago, dañando su delicado ecosistema.

Al principio, la prohibición encontró resistencia, en especial de los residentes acostumbrados a la conveniencia de los plásticos de un solo uso y que no podían costear alternativas biodegradables.

El gobierno municipal intervino para eliminar de circulación los plásticos de un solo uso y reemplazarlos con alternativas reutilizables o biodegradables. Mientras tanto, los funcionarios fueron de casa en casa educando a los residentes sobre la gestión de los residuos.

El papel tradicional hecho a mano, las canastas hechas de hojas de palma y los alimentos envueltos en hojas de plátano se convirtieron en un lugar común cuando los residentes aceptaron la idea de combatir la contaminación por plástico y proteger el medio ambiente local. Cualquiera que se descubra contraviniendo la prohibición debe pagar una multa considerable.

Hablando con el Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente, Méndez dijo: “El 80% de los habitantes de nuestra ciudad han dejado de usar plásticos. Eso para nosotros es un verdadero éxito”.

El efecto dominó

Desde que San Pedro La Laguna implementó su prohibición en octubre de 2016, 10 municipios han introducido restricciones a los plásticos de un solo uso y muchos otros están discutiendo planes para regularlos.

Estas son iniciativas impulsadas principalmente por las comunidades mayas que intentan preservar su entorno local, en lugar de una campaña coordinada de las ONG. Hasta ahora, el gobierno federal no se ha comprometido a tomar medidas nacionales para regular los plásticos de un solo uso en Guatemala.

Sin embargo, el éxito del movimiento ha llamado la atención de la industria del plástico que ha respondido con demandas y ataques en los medios de comunicación, según el sitio de noticias OZY.

Naciones que abordan la contaminación por plástico

En la guerra contra los residuos plásticos, los gobiernos nacionales tienen varias armas a su disposición, incluidas prohibiciones, impuestos y acuerdos sobre formas de reducir su uso.

Las prohibiciones totales o parciales de las bolsas de plástico de un solo uso se aplican ahora en docenas de países, mientras que otros, como Irlanda y Portugal, han implementado un impuesto para disuadir a los compradores a usarlas.

En algunos casos, cuando los gobiernos se han mostrado reacios o lentos para tomar medidas, los estados y los municipios han instigado sus propias iniciativas.

Penzance en Cornwall, Gran Bretaña, es la primera ciudad libre de plástico, un estatus que le confiere la organización nacional de conservación marítima Surfers Against Sewage (SAS). El grupo trabajó con la comunidad local para librar a la ciudad de plásticos de un solo uso, como pajillas, botellas, recipientes de alimentos e hisopos de algodón.

Bengaluru en la India prohibió los plásticos de un solo uso en 2015 y está adoptando un método de alta tecnología para controlar su prohibición. Los funcionarios de la ciudad recibirán dispositivos de mano para fotografiar a las personas que utilizan plásticos prohibidos, registrar el lugar del delito y luego generar una multa en el mismo sitio.

San Francisco prohibió las bolsas de plástico en 2007, pero las autoridades de la ciudad han llevado su lucha contra los residuos a un nuevo nivel. Los compradores que solicitan una bolsa de papel compostable o reciclada de un solo uso en la caja del supermercado ahora deben pagar un impuesto adicional de 10 centavos por cada bolsa.

La nueva economía del plástico

Los envases de plástico aportan ventajas; por ejemplo, seguridad e higiene a los alimentos. Pero como lo destaca un informe de 2017 del Foro Económico Mundial, el sistema genera grandes perjuicios.

La Nueva economía del plástico: Catalización de la acción describe un plan para enfrentar el problema: diseñar mejores envases, aumentar los porcentajes de reciclaje e introducir nuevos modelos.

El problema es complejo y, si bien las prohibiciones forman parte de la solución, el sistema en su conjunto debería hacer un cambio.

Johnny Wood, escritor sénior, Contenido formativo

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