Las mentes bilingües pueden cambiar de un idioma a otro sin esfuerzo

James Devitt
Deputy Director of Media Relations , New York University
Comparte:
A hand holding a looking glass by a lake
Innovación mediante crowdsourcing
Involúcrate con nuestra plataforma digital de crowdsourcing para lograr un impacto a escala

Para las personas bilingües, cambiar de idioma solo les representa un esfuerzo; es decir, deben ejercer un control ejecutivo para manejar las funciones cognitivas, cuando están obligadas o se les solicita hacer este cambio, sugiere una nueva investigación.

La nueva investigación encuentra que cambiar de idioma cuando se habla con otra persona bilingüe; o sea, cuando el cambio es voluntario, no requiere más control de las funciones ejecutivas que cuando se continúa hablando en el mismo idioma.

"Para un ser humano bilingüe, cada verbalización requiere una elección sobre qué idioma usar", observa Liina Pylkken, profesora de los departamentos de lingüística y psicología de la Universidad de Nueva York. "Nuestros hallazgos muestran que las circunstancias influyen en la actividad cerebral de los hablantes bilingües cuando cambian de idioma".

"El bilingüismo es un fenómeno intrínsecamente social, y es la naturaleza de nuestras interacciones la que determina la elección del idioma", añade la autora principal y candidata doctoral Esti Blanco-Elorrieta. "Estos resultados ponen de manifiesto que, a pesar de que podemos cambiar entre los idiomas que hablamos con fluidez, nuestros cerebros responden de manera diferente, dependiendo de lo que estimula esos cambios".

Históricamente, la investigación sobre la neurociencia del bilingüismo ha pedido a las personas que asocien los idiomas con una señal que no tenga ninguna relación natural con el idioma, como un color, y que luego nombren las imágenes en el idioma indicado por la señal de color.

Sin embargo, este tipo de experimento no captura la experiencia de la vida real de una persona bilingüe, ya que tiene parámetros experimentales, y pide o fuerza a la persona a hablar un idioma en particular de manera artificial. Por el contrario, en las interacciones diarias, la elección del idioma se determina sobre la base de las señales sociales o la facilidad de acceso a determinados elementos del vocabulario en un idioma en comparación con el otro.

Esta diferencia plantea la posibilidad de que nuestros cerebros no tienen que trabajar tanto para cambiar de un idioma a otro en entornos más naturales.

En un esfuerzo por comprender la actividad neuronal de los hablantes bilingües en ambas circunstancias, los investigadores utilizaron la magnetoencefalografía (MEG), una técnica que mapea la actividad neuronal mediante el registro de campos magnéticos generados por las corrientes eléctricas que se producen en el cerebro.

Se estudió a personas bilingües que dominaban el árabe y el inglés en una variedad de situaciones diferentes, que iban desde escenarios completamente artificiales, como en los experimentos anteriores, hasta conversaciones completamente naturales. Estas fueron conversaciones reales entre estudiantes que habían acordado usar un micrófono durante parte de su día en el campus.

Los resultados mostraron una marcada diferencia entre los ambientes artificiales y los naturales.

Específicamente, las áreas cerebrales para el control ejecutivo o cognitivo, el cíngulo anterior y la corteza prefrontal, estaban menos implicadas durante los cambios de idioma en un entorno natural que en un entorno artificial. De hecho, cuando los sujetos del estudio eran libres de cambiar de idioma cuando querían, estas áreas del cerebro no estaban involucradas en absoluto.

Además, cuando se trataba solo de escuchar, los cambios de idioma en el entorno artificial requerían un amplio aprovechamiento de las áreas de control ejecutivo del cerebro; sin embargo, el cambio de idioma mientras se escuchaba una conversación natural solo involucraba a las áreas corticales auditivas.

En otras palabras, el esfuerzo neuronal para cambiar de idioma era mucho menor durante una conversación en la que los hablantes elegían qué idioma hablar, que cuando el idioma estaba dictado por señales artificiales.

"Este trabajo nos acerca a entender el proceso de selección de idioma en el cerebro de las personas bilingües en oposición al cambio de idioma en las pruebas artificiales que se realizan en un laboratorio", observa Pylkkänen.

El estudio muestra que el papel de control ejecutivo en el cambio de idioma puede ser mucho menor de lo que se pensaba anteriormente.

Esto es importante, señalan los investigadores, para las teorías sobre la "ventaja bilingüe", que sostienen que las personas bilingües tienen un mayor control ejecutivo porque cambian de idioma frecuentemente.

Estos últimos resultados sugieren que la ventaja solo puede desarrollarse en las personas bilingües que necesitan controlar sus idiomas de acuerdo con restricciones externas (como la persona con la que están hablando) y no ocurrirían en virtud de una experiencia de vida en una comunidad bilingüe donde el cambio es totalmente libre.

No te pierdas ninguna actualización sobre este tema

Crea una cuenta gratuita y accede a tu colección personalizada de contenidos con nuestras últimas publicaciones y análisis.

Inscríbete de forma gratuita

Licencia y republicación

Los artículos del Foro Económico Mundial pueden volver a publicarse de acuerdo con la Licencia Pública Internacional Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0, y de acuerdo con nuestras condiciones de uso.

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no del Foro Económico Mundial.

Comparte:
World Economic Forum logo
Agenda Global

La Agenda Semanal

Una actualización semanal de los temas más importantes de la agenda global

Suscríbete hoy

Puedes anular tu suscripción en cualquier momento utilizando el enlace que figura en nuestros correos electrónicos. Para obtener más información, consulta nuestro Política de privacidad.

Sobre nosostros

Eventos

Medios

Socios y Miembros

  • Únete

Ediciones en otros idiomas

Política de privacidad y normas de uso

© 2024 Foro Económico Mundial