La reputación online en la era digital: apuntes para la innovación social

Men pause to look at their phones in front of the Samsung network stand at the Mobile World Congress in Barcelona, Spain, February 28, 2017. REUTERS/Paul Hanna - RTS10TPF

Image: REUTERS/Paul Hanna - RTS10TPF

Liliana Arroyo
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Muchas acciones cotidianas se basan en la confianza en los demás. Desde qué compramos y dónde, a cómo nos relacionamos y con quién. La disrupción tecnológica, especialmente gracias a Internet, impulsa la economía digital. A medida que se digitalizan los intercambios monetarios y los modelos de negocio, se necesitan nuevas formas de generar y demostrar confianza en el terreno virtual. Lejos de ser un proceso espontáneo, analizar qué necesitamos como usuarios para confiar en los demás habitantes de la red nos muestra un sofisticado sistema de fabricación de la confianza. Comentarios, valoraciones, estrellas o pulgares son semáforos metafóricos que nos condicionan para elegir restaurante, alquilar un coche o contratar al próximo empleado.

Esta especie de boca-oreja digital da paso a la economía de la reputación. Nuestro comportamiento, tanto el virtual como el presencial, puede tener una traducción directa en una huella digital. Esta rastro digital se construye a cada acción pero también con las opiniones de los demás sobre nuestros comportamientos. Por ello hablamos de reputación online, porque activa mecanismos de control social y da mucha importancia a la opinión colectiva sobre algo o alguien. Y es justamente su existencia digital la que facilita que se convierta en un activo, una forma de capital acumulable para uno mismo y accesible para los demás. Se llegamos al punto de agregarlo y generar una puntuación en base a las informaciones dispersas de la huella digital, estamos a un paso de convertirlo en una credencial o pasaporte de reputación. Lo más relevante en términos de innovación social es la posibilidad de usar eso como moneda de cambio y como muestra de identidad para acceder a recursos o servicios que hasta ahora estaban sometidos a una prueba de solvencia económica (como han desarrollado en Traity).

Además, la confianza digital es crucial como premisa pero también como consecuencia. Es decir, para que la economía digital funcione y se siga desarrollando, hace falta superar la desconfianza y fomentar la participación en el entorno digital. Lo interesante es que en la medida que ésta nueva economía prospere, seamos capaces de ver cómo se generan nuevos niveles de confianza online y offline a partir de las interacciones facilitadas por las plataformas digitales. Todo ello pasa por importantes debates sociales que den forma a este nuevo paradigma de socialización, porque cómo diseñemos las plataformas virtuales va a tener implicaciones en qué tipo de comportamientos generamos. Es importante establecer un nuevo consenso social acerca del valor de la reputación online, calibrando qué valor tiene lo que reflejamos sobre nosotros mismos en internet versus lo que otros (probablemente desconocidos) piensan y publican sobre nosotros.

En definitiva, estamos ante un escenario inédito para diseñar un ecosistema de economía digital que contribuya a generar un impacto social positivo en ámbitos como la cohesión social y la inclusión económica. Así, disponer de un smartphone y participar en la economía digital, puede suplir la falta de historial bancario. Las grandes oportunidades que la economía digital ofrece en el plano de la confianza, acarrean sin duda grandes riesgos. Medir la confiabilidad es óptimo y deseable si la finalidad es razonable y alineada con impactos sociales positivos. Clasificar, medir y etiquetar son procesos potencialmente peligrosos, si contribuyen a señalar individuos concretos o colectivos determinados. Para poder decidir hacia qué futuro queremos avanzar, vale la pena pararnos a comprender cómo nos comportamos en digital para ser y parecer confiados y confiables. Porque la reputación online depende en gran medida de la responsabilidad colectiva y de los buenos usos que se hagan. De la misma forma que está en el interés común orientar las iniciativas de innovación social hacia una fabricación de la confianza socialmente responsable, deseable y aceptable.

Puedes acceder y descargarte gratuitamente la publicación Antena de Innovación Social: Confiados y confiables. La fabricación de la confianza en la era digital.” en el siguiente link.

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