Lo sentimos por los futuros colonos, pero no podemos terraformar Marte

An image acquired by the High Resolution Imaging Science Experiment (HiRISE) camera aboard NASA's Mars Reconnaissance Orbiter on April 18, 2017, shows a rugged cliff edge. Image released June 22, 2017.

Image: NASA/JPL/University of Arizona/Handout via REUTERS

Javier Jiménez
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Con el cambio climático mirándonos por encima del hombro, la idea de terraformar Marte a base de lanzar cantidades obscenas de CO2 a su atmósfera lleva años encima de la mesa. Con una atmósfera más densa y, sobre todo, con la capacidad del dióxido de carbono para subir la temperatura de la situación, científicos y escritores de ciencia ficción han venido esta solución para convertir el secadal marciano en algo (un poco) más parecido a la Tierra.

Pese a que llevar el CO2 terrícola sería un win-win para todos, esa operación tiene problemas, digamos, logísticos. Por lo que los proyectos serios se han planteado soluciones para liberar el dióxido (o el vapor de agua) que permanece atrapado en la superficie. Si lo consiguiéramos, los astronautas podrían explorar el planeta rojo sin necesidad de soporte vital y todo (todo) sería más sencillo. Pues bien, la NASA tiene malas noticias.

Malas noticias para los colonos

Me apresuro a decir que la idea no es mala. “El dióxido de carbono (CO2) y el vapor de agua (H2O) son los únicos gases de efecto invernadero que podrían estar presentes en Marte en abundancia suficiente como para proporcionar un calentamiento significativo”, explicaba Bruce Jakosky de la Universidad de Colorado Boulder, autor principal del estudio que acaba de publicar Nature Astronomy.

Para ello, los investigadores aprovecharon más de 20 años de observaciones del planeta vecino y, gracias a ellas, han podido hacer una historia de esos dos compuestos. Las conclusiones son que con la tecnología actual no podríamos usar esos materiales para terraformar Marte. No a tiempo.

Fundamentalmente, porque no hay CO2 disponible para usar. La mayor parte de él no es accesible o no se puede movilizar fácilmente. Eso impide iniciar el proceso porque el vapor de agua no puede impulsar el calentamiento por sí solo. El resto de gases que podrían contribuir al cambio climático marciano presentan problemas logísticos y productivos que descartan su viabilidad (por el momento).

El equipo revisa en el estudio otras opciones (como introducir material vía meteoritos y asteroides), pero todas las opciones quedan muy lejos de nuestras capacidades. En el mejor de los escenarios y con la tecnología actual, duplicar la atmósfera actual de planeta llevaría alrededor de 10 millones de años. La colonización de un Marte terraformado se aleja mucho más de lo que pensábamos.

Image: ¿Terraformando la atmósfera marciana?/ Nature Astronomy
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