¿Por qué Latinoamérica debe invertir en las habilidades y la tecnología?

La educación y la tecnología están profundamente relacionadas con el establecimiento del ritmo en el que un país puede generar ventajas competitivas importantes. La capacidad de un país para mejorar la productividad se basa en tener una gran reserva de recursos humanos capacitados, y la tecnología que pueda utilizar.

La educación permite a las personas adaptarse y transformarse. El uso de la tecnología disponible a través de varios sectores ayuda a la gente a conectarse a una base de clientes global. Al comienzo de la crisis financiera, los países prósperos serán aquellos que consigan crear “centros” alrededor de capacidades de exportación para generar puestos de trabajo, mejorar la productividad, estimular el consumo interno, aumentar el comercio, mejorar la recaudación de impuestos, reducir los déficits de cuentas corrientes y cargas de deuda y continuar el estímulo del crecimiento económico.

El gran desafío de la inversión en educación es que la medida de la rentabilidad del dinero gastado sólo se puede hacer de medio a largo plazo. Es fundamental que los responsables políticos tengan un plan bien desarrollado para diseñar las capacidades de un país a largo plazo. Por ejemplo, si un país decide convertirse en un centro importante de fabricación, la necesidad de conseguir ingenieros sería la prioridad. El desarrollo de una estrategia enfocada en la política educativa puede producir mejores resultados, ya que los estudiantes son más propensos a usar nuevas tecnologías y a adaptar las existentes.

Existen un montón de ejemplos de países que deciden (a través de sus gobiernos) aumentar el estatus regional al convertirse en productores de una nueva tecnología importante. El uso de presupuestos de educación para enseñar a jóvenes las aptitudes que necesita un país o que quiere desarrollar, ayuda a impulsar una mayor diferenciación entre los grupos de países en el mundo.

Corea, por ejemplo, ha decidido convertirse en un actor importante dentro del mundo de los semiconductores y la tecnología relacionada. Igualmente, Canadá, EE.UU. y México han decidido fortalecer sus ventajas de producción asegurando las fuentes de energía más baratas. La infraestructura de la educación de cada uno de estos países es muy variable, pero en todos los casos la inversión en capital humano debidamente planificada puede llegar a ser una ventaja real a largo plazo.

Sin embargo, mientras los países planifican sus estrategias educativas, la tecnología evoluciona incluso más rápido. Una visión pesimista sería que ningún plan educativo pueda mantenerse a la par que el desarrollo de nueva tecnología. Pero yo diría que si basamos las políticas educativas en industrias que pueden beneficiarse de e incluso desarrollarse alrededor de tecnologías específicas, podemos determinar qué componentes educacionales se requieren. Por el contrario, la inversión en tecnología que mejorará y apoyará programas educativos específicos puede crear una base sólida y sostenible para el desarrollo.

Ahora más que nunca, la tecnología puede ser usada para adaptar y cambiar condiciones existentes, permitiendo a las personas hacer mejor uso de los recursos educativos disponibles y recompensar la inversión de su país. Para los países de Latinoamérica, tener una visión clara de las competencias básicas que les gustaría tener, y el diseño de programas educativos en torno a las mismas, puede resultar en una fuerza laboral altamente competitiva y una plataforma para el crecimiento sostenible.

Autor: Alfredo Capote, director general y Jefe de Inversión Bancaria, Ciudad de México, México

Imagen: REUTERS/Andres Stapff