Las mujeres son clave para el futuro de América Latina

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De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) uno de los principales obstáculos para la consolidación de las sociedades es la crisis científica y tecnológica presente en ciertas regiones del mundo.

Latinoamérica es una de esas regiones en crisis; una región que se enfrenta al reto de impulsar su desarrollo a través de políticas públicas y privadas que fomenten la innovación para aumentar la competitividad regional. Al mismo tiempo, la región tiene que hacer frente a desigualdades sociales, especialmente en relación con la diferencia de género.

Estos dos temas no parecen estar conectados, pero en realidad lo están. Profundizar en el análisis de género nos permite comprender mejor las desigualdades entre los hombres y las mujeres dentro de las áreas de la educación, el trabajo y los ingresos. Esto, a su vez, nos lleva a vincular tales desigualdades a una falta de competitividad regional.

Varios análisis regionales indican que la reducción de la desigualdad de género puede impulsar la competitividad. Entre otras cosas, esto es debido a que hay muchas mujeres en la región y tienen una influencia indudable como protagonistas en el mundo del trabajo y capital humano. Las mujeres ofrecen potencial para ser aprovechado, así como puntos débiles a los que hay que poner atención.

En México, por ejemplo, las mujeres han demostrado un mejor rendimiento que los hombres en la universidad. Sin embargo, están menos interesadas en carreras de tecnología e ingeniería, las cuales son cruciales para la innovación. Además, sabemos que el 57,6% de las mujeres altamente cualificadas de México no se unen a la fuerza de trabajo (CEPAL, 2002). Esto representa un uso ineficaz  del capital humano que podría impactar de forma negativa no sólo a la competitividad de México, sino también a su desarrollo humano.

Por otro lado, el concepto erróneo entre las empresas sobre las supuestas diferencias entre hombres y mujeres, especialmente sobre la productividad y los gastos, afecta en gran medida el acceso a puestos de trabajo, así como las condiciones de trabajo, para ambos géneros por igual. Son las mujeres, sin embargo, las que tienen más desventajas. Esta falta de criterio tiene sus raíces en el papel histórico de la mujer como madre y ama de casa. Es una percepción que prevalece y lleva a las mujeres a ser vistas como empleados costosos, debido a sus “permisiones” y falta de disponibilidad; algo que impacta de forma negativa sus posibilidades de ser contratadas y la cantidad que se les paga.

Sin embargo, existen cifras que contrastan con esta percepción de ineficiencia y gastos de las mujeres. Los estudios han medido el rendimiento de los hombres y las mujeres en los puestos de trabajo y encuentran que las mujeres tienen un rendimiento un poco mejor, especialmente en términos de su capacidad para adaptarse y aprender nuevos procedimientos. (No creo que estos estudios sean absolutos o apunten a la única verdad, de la misma manera que las percepciones corporativas puedan no ser siempre ciertas.)

Cualquier persona que trabaje junto a mujeres se da cuenta enseguida de su gran sentido de responsabilidad, su nivel de compromiso y dedicación, así como su efectividad y su excelente capacidad de dirección. Es por eso que pienso que las discusiones en Latinoamérica deberían centrarse en nuestro capital humano – hombres y mujeres por igual, que necesitan formación para ser más efectivos. Necesitamos un esfuerzo organizado para favorecer una nueva generación educada y trabajadora, que pueda tomar decisiones – con innovación y eficiencia, y sin diferencias de género – en las áreas más exigentes de la sociedad: la ciencia y la tecnología. Sólo entonces podremos competir dentro del mercado laboral global, el cual está mejor equipado hoy en día que nosotros.

Nuestro objetivo en esta grande región de Latinoamérica debe ser buscar la justicia e igualdad para cada hombre y cada mujer. Esto traerá crecimiento, innovación y competitividad.

Autor: Angélica Fuentes es Director General de Grupo Omnilife-Chivas y es miembro del Consejo de la Agenda Global para el Empoderamiento de la Mujer.

Imagen: REUTERS

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